Contemplando en las redes sociales el casoplón que Lamine Yamal ha heredado de Gerard Piqué y Shakira por 10,5 millones de euros (esa es la cantidad que confirman diversas fuentes), me da por pensar en Carlos Alcaraz.
No sé si usted vio la imagen, querido lector.
Carlitos: mejor cómprate un nuevo estante de 15 euros; en el que tienes ya no caben más trofeos
Me refiero a la imagen de Alcaraz siguiendo la final de la Copa Davis.
El otro domingo, mientras España se medía a Italia (a los españoles se les escapó la victoria, mecachis: el fondo de armario de los azzurri acabó mostrándose un punto superior al fondo de armario de la roja), el murciano se retrataba a sí mismo en la casa de la familia en El Palmar.
En la imagen, tomada desde la perspectiva de su sofá, Alcaraz –ausente en esa final por culpa de una lesión en el muslo– mostraba algo así como su propio fondo de armario : al pie, sus zapatillas deportivas se apoyaban en el hule que cubre la mesa del comedor. Y de fondo, aparecía la pantalla del televisor en el que el murciano estaba siguiendo el duelo.
Declarándose fan de los españoles, les mandaba ánimos.
Escribía: “VAMOOOOOOOS!!!!”.
(Este VAMOOOOOOOS!!! Es literal: todo en mayúscula, con siete ‘Os’ y cuatro signos de exclamación).
A partir de esa imagen, los internautas fueron al detalle. ¡Mira que son puñeteros!
Ajustando la mirilla, advirtieron que alrededor del televisor se alzaban varios estantes de Ikea, de esos estantes bien sencillos, blancos, de quince euros, y en ellos reposaban las réplicas de los grandes trofeos de Alcaraz, las de Wimbledon, Roland Garros y el US Open.
(En total, Alcaraz ya suma seis grandes...).
Carlitos: mejor cómprate un nuevo estante de 15 euros; en el que tienes ya no caben más trofeos
¡Qué risas se echaron los internautas!
Qué risas, y qué elogios.
Escribieron:
–Como si tuviese los trofeos de campeón de benjamines de la escuela de tenis de su barrio. Es muy jefe.
–Qué bueno, Charly, solo falta que dentro de las copas tengas cables de los cargadores, recibos y décimos de lotería.
Así, sin verlo ni quererlo, Carlitos Alcaraz nos regalaba el mejor de los retratos, el retrato de sí mismo. Pues mientras unos levantan museos para exhibir sus títulos, o se compran mansiones para exhibir sus ganancias, Alcaraz nos dice que todo eso está muy bien pero tampoco le importa tanto. Lo que cuenta, para él, es el futuro, que no el pasado. Ya habrá tiempo para el recuento, para el autobombo, nos dice: ahora es un crío, y como tal se comporta.
(Eso sí, le recomiendo que se compre un nuevo estante de quince euros. Con el que tiene, apenas le queda espacio para más trofeos...).
