Mbappé, las empresas también regañan con las expectativas

'NEWSLETTER' DINERO

Grifols, Talgo, Tendam o la banca agrandan la brecha entre los deseos y la obstinada realidad

Las claves empresariales de la semana, en tu buzón cada viernes

Horizontal

Mbappé tuvo una de sus peores noches contra el Liverpool 

Jon Super / Ap-LaPresse

Este texto pertenece a 'Dinero', la newsletter con las claves que mueven el mundo empresarial (y sus derivadas políticas, tecnológicas y sociales). Si quieres recibirla en tu buzón, apúntate aquí.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca, el Éxito o Móstoles, cuídate de no despertar demasiadas expectativas, que luego hay que cumplirlas. Las expectativas, que lo sepas, han de juzgarte con mucha más crueldad que ningún otro magistrado de guardia, porque no se trata de lo que hagas, sino de cuán próximas están tus acciones de lo que otros esperan de ti. Mal asunto hallarse en lo alto de esta ola a la que ahora llaman hype, levantada por quienes habrán de sentirse defraudados al verla romper. ¡Catocroc! Cuídate en definitiva de esta tiranía contemporánea que martiriza a comerciales, tenistas, influencers y, por supuesto, empresas cotizadas.

La brecha entre lo que se espera de ciertas empresas y la cruda realidad está alcanzando últimamente niveles desconocidos. Fracasan las salidas a bolsa y también lo hacen algunas grandes operaciones de alcance estratégico, en una extraña falta de entendimiento entre las compañías y el mercado.

Podríamos hablar incluso de un gran momento Mbappé empresarial. Una corriente de decepción ante la cantidad de planes que no acaban de materializarse. No hace falta detenerse en la analogía, que cualquiera entenderá aun sin seguir la actualidad futbolística, casi por ósmosis mediática: fichar a Mbappé ha sido la gran aspiración durante años del Real Madrid, convencido de que le encumbraría a niveles siderales incluso cuando el propio club, sin saber muy bien cómo, aguardaba la llegada del mesías ganando milagrosamente una “shampion” tras otra, por hacer tiempo. Y claro, una vez llegado el ungido, resulta que no hay talento para tanta expectación. Todo lo que no sea meter gol con tirabuzón y triple voltereta mortal a la velocidad de un concorde se antoja cicatero. Abultado aprieto en el que se encuentra nuestro ecce homo, que a ver cómo rellena él ahora la inflamación tan neuróticamente creada a su alrededor. No quisiera uno estar dentro de esa camiseta condenada a ganarlo todo so pena de decepción.

Algunas grandes empresas y sus directivos también se hallan últimamente en guerra con las expectativas. Hagamos un rápido inventario de casos recientes, resueltos hasta ahora de manera infructuosa:

Grifols: lo que el mercado esperaba era una opa. El acercamiento de Brookfield en son de opa ha fracasado pese al empeño con que la familia fundadora y el fondo canadiense han trabajado desde julio para sacar adelante la operación. Los 6.500 millones en los que quedaba valorada la empresa no han resultado suficientes para el consejo de administración y eso a su vez ha deprimido más todavía la acción porque el mercado esperaba otro desenlace. La compañía capitaliza ahora unos 5.300 millones mientras el fondo Gotham City sigue atacando, ahora con el pretexto de que ha faltado una due diligencia en condiciones, informa Gabriel Trindade. La empresa niega falta de transparencia y confía ahora en la buena marcha del negocio para salir adelante en solitario.

Europastry, Bergé y Tendam: lo que ellos esperaban era una salida a bolsa. En estas operaciones de estreno bursátil es donde se cruzan con más dramatismo las expectativas de los vendedores y el veredicto de los compradores. En lo que va de año han sido varias las empresas que han desistido de sus planes de salir a bolsa tras detectar un menor interés entre los inversores al inicialmente previsto. El caso más llamativo fue el del grupo de masas congeladas Europastry, que aspiraba a alcanzar una valoración de más de 1.500 millones y que retiró la operación en la misma semana en la que tenía previsto el toque de campana, como cuenta Maite Gutiérrez. También renunció al proceso Astara, la filial de automoción del grupo logístico Bergé, debido a “las condiciones del mercado”, que es otra forma sutil de informar del escaso entusiasmo reinante. Perseguía una valoración de 2.000 millones. El grupo de moda Tendam, propietario de Cortefiel, ha dejado sin fecha su propia salida a bolsa, una operación en la que se le atribuye un valor de 2.300 millones.

Talgo: lo que Trilantic esperaba era un precio mayor. Aquí también andan las expectativas un tanto defraudadas. Vetada la opa húngaro sobre la empresa, se complica el plan para sustituir al principal accionista, el fondo Trilantic, por otro inversor. El candidato es ahora la empresa vasca Sidenor, propiedad de José Antonio Jainaga, que aspira a hacerse con un 29% del accionariado, justo por debajo del umbral que le obligaría a lanzar una opa por el 100%. En paralelo, la SEPI y el Gobierno vasco aguardan el movimiento para tomar un 10% cada uno. El problema es que, de nuevo, no hay acuerdo sobre lo fundamental, que es el precio. Trilantic ve insuficiente la propuesta de Sidenor, inferior a la del primer aspirante, el consorcio húngaro Ganz-Mavag, lo que paraliza por ahora la operación. Mientras, para demostrarle su apoyo, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha visitado esta semana las instalaciones de Sidenor y se ha fotografiado con Jainaga, informa Pilar Blázquez.

Óscar Puente, ministro de Transportes y José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor

Óscar Puente, ministro de Transportes, y José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor 

Ministerio de Transporte

La banca: lo que esperan es mayor reconocimiento bursátil. Por extraño que parezca tras dos años de resultados récord, los bancos arrastran un problema con el mercado. Su valoración bursátil apenas supera el valor en libros, lo cual es una anomalía y un problema, por un par de motivos. El primero: esta valoración se tiene en cuenta al contabilizar los activos de alta calidad, que son los que exige el BCE para demostrar la solvencia de cada entidad, y de ahí la importancia de que sea lo más elevada posible. El segundo: la valoración también informa de que los inversores no acaban de percibir el potencial de los bancos, quizá por la amenaza de que tarde o temprano caigan las barreras de entrada y algún gigante digital acabe arrebatándoles el negocio. Para salir del paso, la banca se ve obligada a repartir dividendos con generosidad y demostrar así que el negocio va bien.

Es en estas tribulaciones en las que se desenvuelve la opa del BBVA sobre Banc Sabadell, en la que se analiza al milímetro el valor en bolsa de ambos bancos. La misión de ambos contendientes es ahora convencer a los cerca de 200.000 accionistas del banco opado. Por lo pronto, las dos entidades cotizan alineadas con el valor de canje de la oferta y algo castigadas de paso por las amenazas de Trump de poner aranceles a los productos de México, el mayor mercado para el BBVA. Esta semana por cierto ha concluido el periodo de alegaciones ante Competencia, con personaciones en su mayor parte de empresas catalanas.

Stellantis: lo que el consejero delegado no esperaba es que los recortes se volviesen en su contra. Uno puede llamarse Carlos Tavares y ser considerado un “psicópata del rendimiento”, como cuenta aquí Noemi Navas, pero cuando tu obsesión por el recorte de costes se topa con los gobiernos de Francia e Italia, no hay más opción que dimitir. La salida del penúltimo de los grandes popes de la automoción se produce en un momento de desesperada lucha de la industria europea por resolver el gran cambio de paradigma en el mercado, caracterizado por la electrificación y la emergente hegemonía de China, como cuenta aquí Luis Florio. Stellantis tiene en Vigo y Figueruelas dos de sus plantas más competitivas, a las que Tavares ha defendido frente a los intentos relocalizadores de París y Roma.

Las expectativas andan también disparadas estos días en torno a la futura Administración Trump. En uno y otro sentido. Las bolsas se sienten ganadoras, confiadas en un viento propicio para la desregulación. Sin embargo, hay matices porque el prometido aislacionismo basado en aranceles, sumado a los recortes de impuestos, tienen un componente inflacionario que mantiene en guardia a muchos economistas. Arcelor, ACS, Ferrovial o Iberdrola, con negocio local, pueden sacar provecho de sus esfuerzos por implantarse en el país, aunque la última de ellas lo hace con la incógnita en torno a la retirada de incentivos a las renovables. Peor pronóstico tienen las empresas exportadoras si se materializan las amenazas arancelarias.

En fin, que cada uno gestione las expectativas ajenas como buenamente pueda. Y que deposite las propias con moderado entusiasmo. Si el popular filósofo Byung Chul Hang leyese por error este artículo, quedaría sin duda decepcionado con las cabriolas futbolísticas con que la prensa económica española intenta mendigar la atención de los lectores. Una de sus tesis más populares es la de que el peor de los jueces somos en realidad nosotros mismos, lo que invalida todo lo aquí escrito. Vivimos autoexplotados, dice el filósofo, convertidos en empresarios de nuestra sufrida conciencia, coaccionados por un espejismo de libertad inagotable. Ante tanta desazón y tanta evaluación continua, propia o ajena, solo se nos ocurre una forma de romper el hechizo: una buena excusa. Y qué mejor excusa que la incertidumbre regulatoria para justificar una falta, un retraso, una opa fallida, un mal resultado. Al fin y al cabo, hasta el último vendedor de pisos de Tecnocasa puede aludir a la incertidumbre regulatoria para razonar el incumplimiento de los objetivos anuales. ¿No es acaso la incertidumbre regulatoria comezón suficiente para desconcentrar a Mbappé en el momento fatídico de lanzar un penalti?

Otras noticias de la semana

HORMIGONERA CEMENTOS MOLINS El 100 % del cemento utilizado por Molins para fabricar hormigón pertenece a la gama Susterra

Hormigonera de Cementos Molins 

LV

  • Cementos Molins regresa a Catalunya. El grupo cementero ha anunciado esta semana el retorno de la sede social a Catalunya siete años después de su salida por la crisis institucional generada por el referéndum independentista del 1 de octubre del 2017. Por aquel entonces, más de 4.000 empresas se llevaron el domicilio social a otros puntos de España, principalmente a Madrid. La marcha de estas compañías tuvo un fuerte impacto político y económico que todavía resuena en la sociedad catalana, informa Gabriel Trindade.

  • Glovo contratará a sus repartidores. La plataforma de reparto a domicilio cambiará de forma inminente su modelo de negocio, pasando de operar con una flota de mensajeros autónomos a una flota de asalariados, tal y como establece la normativa laboral, explica aquí Blanca Gispert. El anuncio coincide con la declaración de su fundador, Oscar Pierre, ante un juez de instrucción de Barcelona por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores por vulnerar la ley rider.

  • ACS se lleva el mayor centro de datos de Meta. La matriz de Facebook, Instagram o Whatsapp ha elegido a ACS para levantar en Richland Parish, en Louisiana, un campus de data center de más de 370.000 metros cuadrados, el mayor del gigante tecnológico hasta la fecha. La inversión total prevista por el grupo tecnológico para levantar el complejo asciende a más de 10.000 millones de dólares (unos 9.500 millones de dólares).
Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...