Del palacio de Versalles a los bloques de viviendas

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Saint-Gobain, multinacional francesa de materiales de construcción, se vuelca en la eficiencia y en reducir emisiones

Fachada acristalada de una de las sedes de Saint-Gobain

Fachada acristaladade la sede de Saint-Gobain 

Saint-Gobain

Siglo XVII. Versalles. El rey Luis XIV ordena fabricar los emblemáticos espejos de la galería del palacio. Lo hace confiando en una factoría de vidrio llamada Saint-Gobain. Hoy esta empresa es una multinacional cotizada especializada en la fabricación de materiales de construcción. Su epicentro de operaciones está en Francia, pero cuenta con una potente presencia en España, un país especialmente interesante por el inmobiliario. Su objetivo es “construir un mundo mejor a través de los materiales con los que se edifica”, explica Jordi Rius, director general de Weber, la división especializada en morteros industriales.

Saint-Gobain lleva operando en España desde mediados del siglo XX. Entró en el país en un principio a través del vidrio. Hoy su catálogo es mucho más amplio: placas de yeso laminado, aislamiento de lana de vidrio, de roca, los morteros de la citada Weber, techos, aislamientos acústicos, fibras de refuerzo, aditivos para cementos y hormigones o cristal del automóvil, entre otros.

Dato 

60 aplicadores se encargan por toda España de garantizar la correcta instalación de los productos de Weber, la división especializada en morteros industriales

La compañía trabaja para el inmobiliario residencial, pero también colabora en la construcción de infraestructuras de gran tamaño, como centros comerciales y hospitales. Sus clientes son los actores del canal especializado, es decir, la propia constructora o una gran superficie del ramo.

La característica principal de los productos de Saint-Gobain se encuentra en el llamado “aplicador”. Jordi Rius, el responsable de la división Weber, lo explica así: “Acompañamos con un aplicador profesional durante la instalación del producto a través, en primer lugar, de la ayuda directa; también hacemos visitas periódicas a la propia obra y una labor de asesoramiento en contacto con arquitectos y promotores para ofrecerles los mejores productos”. Para lograr esta cercanía con el cliente, Rius explica que el departamento comercial, con 60 profesionales repartidos entre la península Ibérica e islas, es de los más importantes.

Saint-Gobain facturó en España un total de 1.500 millones en el 2023, el último año auditado. Ahora la multinacional cuenta en nuestro país con más de 5.000 empleados, 31 fábricas, 60 centros de distribución, 250 talleres de reparación y sustitución de luna de automóvil, y un centro de I+D en Avilés. Precisamente en la localidad asturiana ha cerrado recientemente su división parabrisas de automóvil, algo que mereció la crítica de la vicepresidenta segunda,Yolanda Díaz, como decisión que evitar para frenar las deslocalizaciones de empresas que han recibido ayudas públicas.

Para el grupo, la construcción atraviesa un periodo “bueno” en España, tras lo vivido en la anterior crisis inmobiliaria. Rius apunta que, aunque “la obra nueva crece a ritmo lento”, es “la rehabilitación la que está tirando con fuerza del mercado, especialmente en lo relativo a las exigencias de confort”. En este sentido, España es de los países de la UE con menos viviendas rehabilitadas. En el 2030 cualquier compraventa tendrá que tener una clasificación E y actualmente esta categoría apenas llega al 40% del parque.

Saint-Gobain sigue innovando en busca de esa eficiencia y la reducción de emisiones contaminantes. En Weber, por ejemplo, el compromiso es ser una compañía neutra en la fabricación de morteros en el 2050. “El caballo de batalla es la reducción de emisiones del cemento, que es un gran emisor de CO2”, señala el director general de la compañía. Se trata de encontrar la fórmula para desarrollar materiales con otros aditivos y que consigan las mismas propiedades que los actuales. Otro paso del grupo de origen francés pasa por recuperar los residuos por demolición en la construcción. Es decir, que los escombros no acaben en el vertedero sin ningún tipo de calificación y que, incluso los áridos, se reincorporen al proceso a modo de reciclaje.

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