¿Fue infiel? ¿Te mintió? ¿Se pasaba el día bebiendo o ignorándote? Puede que sí. Puede que tengas todas las razones emocionales del mundo para no querer volver a verle ni en pintura. Pero si estás pensando en divorciarte en España, todo eso, legalmente, no cuenta.
Lo explica con total claridad la abogada Violeta García, especializada en derecho de familia y conocida por sus vídeos divulgativos en TikTok bajo el nombre @violetis.g: “Que tu ex fuera infiel, mintiera, bebiera o pasara de ti no te da ventaja económica en el divorcio”. Y no es una opinión: es derecho puro y duro.
García desmonta así uno de los mitos más frecuentes del imaginario popular —alimentado por películas estadounidenses y algún que otro juicio mediático, como el de Johnny Depp—: “Aquí no se juzgan los errores ni los trapos sucios. Los divorcios en España no tienen causa”. No hay que demostrar quién fue el malo, porque “buscar culpables es algo extremadamente subjetivo, doloroso y poco útil”.
Custodia y economía: las únicas claves
Lo que sí importa
Entonces, ¿qué se tiene en cuenta a la hora de repartir bienes o decidir la custodia? En palabras de la abogada, dos cosas muy concretas:
- El bienestar de los hijos, si los hay. “Siempre se va a buscar que no cambien de colegio, que mantengan sus rutinas y que su vida cambie lo menos posible”.
- El desequilibrio económico entre las partes. No se trata de emociones ni de reproches, sino de hechos objetivos: “Si una parte ha tenido que dejar su trabajo para cuidar de los hijos o apoyar la carrera del otro, eso sí influye. No si fue más pasota o si engañó durante la relación”.
Según García, lo habitual hoy en día es que ambas partes trabajen y que, en caso de ruptura, se otorgue una custodia compartida y se repartan los bienes comunes de forma equitativa. “Y ya está. No se mira absolutamente nada más porque no tiene ningún sentido”, zanja.
Es una completa locura decidir quién se queda con más dinero por cosas que se reprochan en juicio”
Este enfoque, lejos de ser frío, busca evitar que el proceso de divorcio se convierta en una guerra emocional. “Es muchísimo más doloroso para las partes empezar a sacar todo lo malo que se han hecho y pelear por dinero con base en quién ha hecho más daño. Eso es horrible y no sirve para nada”, subraya la abogada.
Por eso, la ley española evita juzgar las dinámicas privadas de pareja que, aunque moralmente reprobables, no tienen valor jurídico si no se trata de casos de maltrato o delitos. Lo importante no es cómo se rompió la relación, sino cómo se reestructura la vida después.
Así que, si estás pensando en divorciarte, enfócate en lo que realmente importa: los hijos, si los hay; el equilibrio económico, si lo hubo; y tu paz mental, siempre.