Cómo sobrevivir a un despido o renuncia
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Perder el empleo de forma inesperada sume en una crisis de la que hay formas de escapar si uno sabe cómo
Un trabajador en una oficina
Este texto pertenece a la newsletter Bolsillo, un resumen de las noticias más destacadas de la semana en economía doméstica, consumo y ahorro.
No hay formas de azucarar un despido. Perder el empleo de forma inesperada sume en una crisis, pero hay formas de escapar si uno sabe cómo. Irse del trabajo también puede ser algo que nazca de dentro, con una renuncia, aunque es muy peligroso si se encara de forma errónea.
El tema de la semana
Un trago muy amargo. Tan indeseable como inesperado, un despido puede suponer un trauma para el trabajador. Si por años se ha señalado al empleado por ello, igual toca cambiar la visión. “El despido es un duelo, dejemos de hacer sentir culpable a quien lo sufre”, nos decía esta semana Rosario Santa María, coach ejecutiva y vocacional que consiguió rehacerse de la pérdida de empleo y volver con éxito al mercado laboral (Podcast). Lo cierto es que puede llegar de cualquier forma, incluso si las cosas van bien. “Te van a despedir aunque trabajes bien”, cree la experta en recursos humanos Pilar Llácer. Hay momentos en los que los errores pueden precipitarlo... ¿Te pueden despedir por llegar tarde al trabajo? ¿O por insultar al jefe en un grupo de WhatsApp? Como sea, en el frente legal hay novedades: el Gobierno ha reactivado la reforma de la indemnización por despido improcedente. El choque con la patronal está más que asegurado.
Encarar la salida. En estos tiempos de inteligencia artificial y avances tecnológicos impensables hace unos años, hasta el despido puede quedar en manos de un algoritmo, que decide de forma objetiva (en teoría). El resultado puede ser cruel, sobre todo en edades más avanzadas. “A partir de los 45 años la vida laboral se complica”, alertaba el emprendedor Mathieu Carenzo. “Pero hay alternativa”, planteaba con algo de esperanza en este podcast. Otros quieren tener el destino en su mano y pueden optar por una renuncia. Dar ese paso obliga a ir con cuidado. Al hacerlo, lo mejor es evitar líos con la empresa e irse con buenos términos. Al renunciar hay que recordar que se pueden perder derechos como el paro. Hace falta un colchón o plan B, de ahí que expertos como Meik Wiking nos dijeran en su día que si odias tu trabajo y quieres dejarlo empieces a ahorrar. “Si vivimos de sueldo en sueldo, es difícil tomar esas decisiones, incluso si estamos en una situación muy mala”, advertía.
Ana Escobar
Precios imposibles. Empleo y vivienda son las grandes preocupaciones del ciudadano medio. El precio del inmobiliario está en máximos históricos del boom del ladrillo tras crecer un 10% en el 2025. El metro cuadrado ronda ya los 2.100 euros, presionado por la falta de oferta y un crecimiento de la demanda imparable. En puntos clave como Madrid o Catalunya se está por encima de las cotas de la burbuja. Esta semana el Gobierno lanzaba una medida que busca mejorar la entrada al mercado de los jóvenes. Serán 30.000 euros, pero la letra pequeña apunta que la aplicación será muy reducida. La saturación inmobiliaria está provocando que hasta las casas de lujo se esté viendo un traslado de la demanda a las afueras, como en el caso de Barcelona. La costa es la gran vencedora en las transacciones millonarias.
Y además
Entre ricos y no tan ricos
¿Llega el crecimiento de la economía a todos? El repunte notable del PIB de los últimos años no parece estar trasladándose a los salarios, plantea en este artículo el economista Josep Oliver Alonso. La razón puede estar, efectivamente, del lado del ciudadano en este debate.
Andrea Martínez
En temas de dinero debería estar despreocupado John Elkann, gran fortuna global, heredero de los Agnelli y presidente de Stellantis. Pero no lo está, porque por un lío con la herencia de su abuela podría acabar sirviendo sopa a los pobres como trabajo social para evitar el banquillo por fraude.