Los aranceles sobre el modelo Cupra Tavascan, fabricado en China, ya pesan en la cuenta de resultados del grupo Seat cuando apenas lleva unos meses en los concesionarios. Los beneficios netos del grupo el año pasado -según la contabilidad española- se redujeron en un 4,7%, hasta los 522 millones de euros. Durante la presentación de los resultados desde la sede del grupo en Martorell, el consejero delegado, Wayne Griffiths, explicó que la rentabilidad el año pasado fue del 4,4%, con lo que no se llegó al 5% previsto como consecuencia de la citada puesta en marcha de los citados aranceles sobre el Tavascan. Esta semana, el grupo Volkswagen -del que forma parte Seat- publicó los beneficios operativos de Seat, que se elevaron a 633 millones, un 1% más.
Griffiths alertó que “el proteccionismo y los aranceles no funcionan”. El problema con el que se encuentra la compañía es que la Unión Europea todavía no ha encontrado la fórmula legal para que el modelo de Cupra que se ensambla en China con un motor fabricado en Europa no pague aranceles.
De no conseguir reconducir la situación, Seat recortará la producción de ese modelo 100% eléctrico. Esa decisión obligará a rebajar también la fabricación de modelos de combustión tradicionales que se ensamblan en Martorell y esa decisión sí que conllevaría la pérdida potencial de empleos. Griffiths ayer se remitió a las cifras ya anunciadas anteriormente sin actualizarlas. La compañía baraja una afectación de alrededor de 1.500 trabajadores directos y otros 10.000 indirectos por los aranceles chinos.
La caída del beneficio neto se dio también porque se están agotando los créditos fiscales derivados de las pérdidas de años anteriores. El vicepresidente financiero, Patrick Mayer, detalló que el grupo tiene unos 130 millones. Esos créditos permiten reducir el pago de impuestos, que según Mayer el año pasado fue equivalente al 15%.
La compañía mantiene sus planes de empezar a producir automóviles en EE.UU.
En el apartado de facturación, la cifra se elevó un 3%, hasta los 14.578 millones de euros. El grupo vendió el año pasado 558.100 vehículos, un 7,5% más. Griffiths destacó el potencial de Cupra, que en solo siete años se ha convertido en el sostén del grupo Seat. Se han vendido 248.100 modelos Cupra por 310.00 Seat, pero los primeros son más rentables.
De cara a este año, el consejero delegado aseguró que no modificarán los planes de entrada en EE.UU. Para producir allí por la guerra comercial que ha arrancado el presidente Donald Trump. “Los aranceles no van a cambiar nuestros planes. Sólo hay que ser flexibles y tener alternativas. El objetivo se mantiene sin cambios”, dijo. Además, aseguró que Seat y el Grupo Volkswagen, al que pertenece, no pueden “apostar” en EE.UU. “Por un solo caballo” en el ámbito de las tecnologías, por lo que no se limitarán a llegar con vehículos eléctricos, sino que se incluirán seguramente los de combustión. “Hay que contrastar escenarios que irán cambiando, no es blanco o negro. Necesitamos alternativas”.
Este año que la compañía cumple 75 años, Seat ha creado su primera fundación, que estará muy centrada en los jóvenes. Los actos de celebración del aniversario se llevarán a cabo en la primera sesión del salón del automóvil de Barcelona en mayo. Griffiths reveló que participaran en Automobile Barcelona por la petición de la Generalitat, pero advirtió que debe renovarse hacia un modelo que implique a toda la ciudad.
Los sindicatos ya han reclamado a la empresa que distribuya una paga extraordinaria entre los trabajadores con motivo del 75 aniversario, como ya hizo en otras ocasiones. Griffiths también añadió que este año, al haber beneficios, se volverá a distribuir una paga lineal para todos que rondará los 1.800 euros por persona.
Sin fecha para el eléctrico marca Seat
Mientras ya se pueden comprar modelos 100% eléctricos de Cupra como el Tavascan y a pocos meses de que en el 2026 empiece la producción de un coche eléctrico en Martorell, los modelos Seat siguen sin fecha para su electrificación. Wayne Griffiths declaró ayer que “todavía no es el momento”. Primero la empresa quiere centrarse en ganar dinero con modelos como el Cupra Raval. “Seat necesita un modelo eléctrico, pero tiene que ser rentable también. No podemos invertir en modelos no rentables. No es el momento aún de electrificar Seat”. Por lo pronto, lo que hará este año es hacer un lavado de cara a los modelos Arona e Ibiza. Será hacia el final de la década cuando se planteará la posibilidad de la electrificación de la enseña española. El grupo ya ha empezado en Martorell a ensamblar las primeras pruebas de unidades de baterías para sus modelos eléctricos. Es el paso previo a la producción en serie del Raval. Seat está invirtiendo unos 300 millones en esta instalación, que producirá 1.400 conjuntos de baterías al día, una cada 39 segundos, que se equiparán en los vehículos eléctricos que se produzcan en la planta. Esta fábrica de baterías dará trabajo a unas 500 personas, 400 de forma directa y 100 de forma indirecta.

