Quo vadis, Europa

Quo vadis, Europa
Editorial Team

Entre los choques que está experimentando la UE, el de mayor alcance es sin duda el de la radical redefinición de las relaciones con EE.UU. Que, en este 2025, se han tensado a límites difíciles de imaginar. Primero, diatriba antieuropea del vicepresidente Vance en la Conferencia sobre Seguridad de Munich (14 de febrero); segundo, de­sigual acuerdo arancelario, al que hay que añadir obligaciones de inversión y de compras militares, energía o chips; tercero, humillante reunión (18 de agosto) de Trump y los principales representantes europeos (Von der Leyen, Macron, Merz, Starmer, Meloni, Stubb y Rutte) intentando frenar el acuerdo Putin-Trump sobre Ucrania diseñado en Alaska. Finalmente, agudización de estas tensiones con la publicación de la nueva estrategia de seguridad americana ( National Security Strategy of the United States of America, November 2025 ), que postula una inevitable decadencia de la UE, tanto por insuficiente gasto militar y estancamiento económico como por problemas de mayor enjundia. Así, se acusa a la Unión de reducción de las libertades y de fomento de una política inmigratoria que la están debilitando y que, de no revertirse, la harían irreconocible en un par de décadas o menos. No extraña que la nueva estrategia americana apunte a la necesidad de ayudar a los grupos (se entiende de extrema derecha) con posiciones antiinmigratorias y defensoras de valores tradicionales, religiosos o morales. Ante este nuevo posicionamiento americano, la Comisión Europea, o los jefes de Estado de los principales países de la UE, ha dado la callada por respuesta.

Ese choque no es nuevo. Ha estado ahí, dormido desde la llegada del primer Trump. Lo visto entonces debería haber reforzado nuestra unidad política y actuar más independientemente de EE.UU., en la línea de Merkel de mayo del 2018; una valiente posición de la canciller alemana capturada en la foto, que dio la vuelta al mundo, discutiendo de forma irritada con Trump. Poco hemos avanzado desde entonces, y hoy EE.UU., con su actual posición, nos coloca en una situación particularmente difícil.

La guerra ha echado a Rusia en brazos de China, y EE.UU. Desearía revertirlo

Por si lo anterior no fuera suficiente, la estrategia americana apuesta por el cese de hostilidades en Ucrania, una posición que la UE no comparte. De hecho, se afirma que la falta de solución del conflicto de Ucrania no ha hecho más que ahondar la dependencia exterior de Europa (se entiende que de China): el documento llega a afirmar que “(…) empresas químicas alemanas están construyendo una de las más importantes plantas del mundo en China, usando gas ruso que no pueden obtener en casa” (pág. 26).

Quizás ahí está el quid de la cuestión, o de gran parte de ella: la guerra ha echado a Rusia en brazos de China, y EE.UU., lógicamente, desearía revertir esta situación. Nada que objetar a los intereses americanos. Pero ¿dónde están los nuestros? ¿Quo vadis, Europa?

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