Nick Kyrgios lo ha vuelto a hacer. Provocador, directo y sin filtros, el australiano ha reabierto uno de los enfrentamientos más tensos del tenis moderno con unas declaraciones que no han pasado desapercibidas. En el pódcast Nothing Major, el tenista de Canberra ha confesado que sentía desprecio personal y deportivo por Rafael Nadal, una figura que, según él, siempre fue idolatrada en exceso.
“Todos lo idolatraban y decían: ‘es muy trabajador, es esto y lo otro’. Y yo pensaba: ‘no soporto a este tipo’”, reconoció. “Le odiaba, no podía ni verle andar por la pista.”

Kyrgios reconoce que su relación con el español estuvo marcada por la tensión, el desprecio y una competitividad extrema
Más allá del desencuentro, Kyrgios detalló qué era exactamente lo que le generaba ese rechazo: los gestos y rituales previos al saque que Nadal repetía entre punto y punto. “Me daban asco sus gestos”, sentenció. “Tenía enfermedades tenísticas”. Su crítica no es nueva, pero en esta ocasión ha ido un paso más allá al definir ese tipo de comportamientos como su “tennis ick”, un término coloquial para referirse a todo lo que, simplemente, le resulta insoportable en la pista.
“Contra Rafa jugaba con rabia, con fuego”
Kyrgios afirma que el rechazo que sentía por Nadal lo empujaba a rendir al máximo cada vez que se enfrentaban
Lejos de paralizarle, esa repulsión hacia Nadal se transformaba en combustible emocional. Kyrgios admite que cuando jugaba contra el español alcanzaba su máximo nivel: “Me esforzaba al máximo. Contra él jugaba con rabia, con fuego”.
El contraste con otras leyendas del circuito es evidente. “Con Federer o Djokovic no sentía eso. Con Rafa sí. Había una tensión diferente”, dijo. Para el australiano, Nadal simbolizaba todo lo que él no quería representar dentro del deporte: disciplina extrema, seriedad, perfeccionismo. Kyrgios, en cambio, defiende la diversión, la espontaneidad y el talento libre de rigidez. “Quería demostrar que se puede ganar divirtiéndose y estando tranquilo”, explicó.
Quería demostrar que se puede ganar divirtiéndose y estando tranquilo”
Aunque sus palabras suenen tajantes, Kyrgios también reconoció, entre líneas, el legado de Nadal. “Fue uno de los rivales más duros que tuve”, admitió. Un matiz que no borra la contundencia de su crítica, pero que deja ver que, tras la fachada irreverente, existe cierta admiración por el estilo competitivo del español, ya retirado del circuito profesional.
Las palabras de Kyrgios, difundidas también por Tennis 365 y TNT Sports, vuelven a situarlo en el centro de la polémica, un lugar en el que se mueve con soltura. Actualmente fuera del circuito por lesión y relegado al puesto 640 del ranking ATP, el australiano sigue siendo protagonista más por sus declaraciones que por su tenis.
Mientras Nadal guarda silencio ante estos nuevos ataques, Kyrgios refuerza su papel como antihéroe del tenis contemporáneo. Un jugador que, más allá de la raqueta, nunca ha querido —ni ha sabido— encajar en el molde.