A base de trabajo y esfuerzo, Miguel Herrán se ha convertido en uno de los actores españoles más populares. Además de su innegable talento, el malagueño destaca por su versatilidad, que le ha permitido interpretar personajes de todo tipo tanto en la pequeña como en la gran pantalla.
Aunque ya había trabajado en proyectos importantes que le habían hecho destacar, su participación en La casa de papel lo catapultó hasta la primera línea mediática. Posteriormente, fue elegido para formar parte del elenco de la primera temporada de Élite, lo que consolidó su fama internacional.

Miguel Herrán como Río en 'La casa de papel'.
Cabe destacar que, además de contar con el apoyo del público, el andaluz también goza de la aceptación de la crítica y de la Academia. Con solo 29 años, ya ha sido nominado dos veces a los Premios Goya, alzándose con la estatuilla en la primera ocasión como mejor actor revelación por A cambio de nada.
Hace unos meses, el artista se abrió en canal en una entrevista para el medio Eh! Universo y compartió detalles sobre su vida personal, sus inicios en el mundo de la actuación y cómo vivió el comienzo de su camino profesional.
En la entrevista, el intérprete reconoció que el síndrome del impostor lo acompañó durante muchos años de su carrera, ya que creía que no merecía ocupar ese lugar ni contar las historias que encarnaba. Tras participar en la película Modelo 77, consiguió liberarse de esos pensamientos intrusivos y seguir adelante desde la calma y la tranquilidad.
En la conversación con el medio mencionado anteriormente, Herrán confesó que nunca quiso ni buscó ser actor, sino que fue cosa del destino: ''La profesión me encontró; luego me formé y enfrenté muchas batallas internas contra lo que era la industria, porque, claro, a mí me gustaba interpretar, pero no me gustaba la industria''.
Un proceso difícil
El actor confesó que, cuando empezó a moverse por el mundillo y a acudir a los rodajes, se dio cuenta de que no entendía cómo funcionaban muchas cosas: ''Por un lado tienes la interpretación y, por otro, tienes los números, los resultados, las visualizaciones... todo esto. Entonces, me enfadé mucho con todo este tema y no quería ser actor''.
Pese a este desencuentro inicial, finalmente también se enamoró de la industria: ''Poco a poco la fui entendiendo. Entendí que eran compatibles y todo culminó cuando terminé Modelo 77, que dije: 'Ostras, yo creo que ya he estudiado lo suficiente y he madurado lo suficiente como para entender qué es esta profesión con todo lo que conlleva'. Y ahí fue cuando, por primera vez, dije: 'Vale, soy actor'''.