Lejos ya de Austin, la capital de Texas, la legisladora estatal Jolanda Jones recordó una cosa que le decía su abuela: “Si te permites ser una alfombra, la gente te pisoteará”.
Jones es una más de las decenas de congresistas demócratas del estado de la estrella solitaria que desde el domingo han dejado su territorio para frenar la manipulación de los distritos electorales en curso.
“No estamos huyendo, estamos luchando”, sostuvo este lunes en Nueva York en una comparecencia junto a la gobernadora Kathy Hochul.
El viaje de los legisladores demócratas texanos, con destino a Nueva York, Illinois o Boston, tiene el claró objetivo de impedir el quorum en la cámara baja e impedir la aprobación de un rediseño del mapa electoral inspirado por el presidente Donald Trump. “Podemos ganar otros cinco escaños (en Washington) con ese nuevo mapa”, subrayó Trump.
El nuevo mapa supondría recolar zonas en las que hay predominancia azul o demócrata e incorporarlas a distritos de apabullante mayoría roja o republicana. La estrategia dejará sin valor el voto de muchos ciudadanos de las comunidades negras y latinas.
La cámara texana cuenta con 150 escaños, de los que 92 corresponden a demócratas. De estos, más de medio centenar se han ido de Texas.
La sesión del lunes se tuvo que cancelar. En el hemiciclo había 92 legisladores, cuando se requieren dos tercios, en este caso son 100 miembros.
La cita se volvió a convocar para este martes y se corrió la misma suerte. Los demócratas continuaron ausentes para bloquear a los conservadores.
Frente a esta situación, el speaker (presidente) la presidencia de la cámara baja texana, el conservador Dustinn Burrows, firmó una orden de arresto civil para los demócratas viajeros.
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El gobernador Gregg Abbott, trumpista radical, emitió una orden de arresto, tras considerar que la desaparición de los demócrata es “un escándalo monumental”.
Etas iniciativas reclamando el arresto, según expertos legales, son prácticamente imposible de ejecutar fuera de las fronteras de Texas.
Abbott amenazó, además, con declarar los escaños como abandonados, cosa que provocó la burla de los demócratas.
El propio fiscal general del estado, el también ultraderechista Ken Paxton reconoció que no sería una tarea fácil puesto que implicaría un largo proceso judicial que nunca ha sido experimentado.
“No estamos seguros de que esto funcione”, sostuvo Paxton. El fiscal añadió que era poco probable que los legisladores ausentes pudieran ser forzados a regresar a Austin, a pesar de las amenazas.
En todo caso, pronosticó que regresarán porque en Texas tienen sus hogares y sus familias. Esta circunstancia podría prolongarse varias semanas. Los demócratas aseguraron que estarán fuera hasta que concluyan los 30 días de la legislatura especial que se convocó para este asunto del redibujo del mapa electoral, que empezó el 21 de julio. “Creo que el gobernador va a estar obligado a convocar varias sesiones especiales”, dijo Paxton.
Los legisladores viajeros no se han escondido. Han estado apareciendo en ruedas de prensa desde el lunes. Entre ellos existe una idea clara. Si Trump alienta esta manipulación electoral, la única razón es que ven peligrar la mayoría republicana en el Congreso.
El margen en la actualidad es de escasamente tres escaños. Expertos como Nate Cohn, en The New York Times , remarcó este martes que existe la coincidencia entre los analistas de que los demócratas ganarán la Cámara Baja (House) federal.
Matizó, sin embargo, que ni siquiera con el nuevo mapa en Texas se garantizaría que los republicano mantuvieran su dominio en esa estancia.
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Los demócratas, por su parte, están dispuestos a tratar de compensar esas pérdidas en Texas, modelo que los republicanos quieren copiar en otras jurisdicciones, haciendo lo propio en estados como Nueva York, California o Illinois, de predominancia azul.
“Esto es una guerra, estamos en guerra y por eso me quito los guantes y digo ¡adelante!”, remarcó la gobernadora Hochul. El californiano Gavin Newson secundó esa llamada.