Xi Jinping reunirá a Putin, Modi y Erdogan en su conferencia euroasiática más ambiciosa

Organización de Cooperación de Shanghai

Después de la cita en Tianjin, algunos estadistas acudirán al mayor desfile militar chino de la década en Pekín

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Los mandatarios de India, Rusia y China, Narendra Modi, Vladimir Putin y Xi Jinping, volverán a alinearse este domingo, en Tianjin, junto a una quincena larga de dirigentes asiáticos. En la foto, su cita en la cumbre de los Brics en la ciudad tártara de Kazán, en octubre pasado. 

Alexander Zemlianichenko / Reuters

Este miércoles han entrado en vigor los aranceles del 50% a los productos indios en Estados Unidos. Una puñalada por la espalda a Narendra Modi, por parte de su “amigo” Donald Trump, que de momento ha logrado que el primer ministro indio vuelva a pisar China tras más de siete años. Será este domingo en Tianjin, en la más internacional de las cumbres de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) desde su fundación, en 2001 . Aunque India es miembro de la OCS desde 2017, Modi recibió la invitación personal del presidente Xi Jinping de manos del ministros de Exteriores, Wang Yi, hace una semana en Nueva Delhi

Antes, sin embargo, Narendra Modi viajará este viernes a Tokio, para entrevistarse con su homólogo Shigeru Ishiba, en la cumbre anual India-Japón. El político indio se distingue por saber ponerle una vela a dios y otra al diablo -meses después de ingresar en la OCS también reactivó Quad, otra organización de “seguridad”, junto a EE.UU., Australia y Japón. Pero esta claro que esta táctica no le está sirviendo con Trump, en el segundo mandato de este (para él, el tercero). 

Las reservas en Washington deberán ser muchas, porque Modi no estará solo en Tianjin, sino junto a una veintena de presidentes de países miembros  (como el iraní Masud Pezeshkian) o invitados (como  el turco Recep Tayyip Erdogan). La cita china, sobre todo, permitirá al ruso Vladimir Putin volver a reírse del supuesto aislamiento al que le creía sometido la UE. Todo ello, a los quince días de su caluroso recibimiento en Alaska. De hecho, es EE.UU. quien acaba de lograr la hazaña, esta semana, de aislarse de los servicios postales de multitud de países, entre ellos varios de sus principales aliados, gracias a la incertidumbre generada por el cobro por determinados paquetes de Trump. 

50% de arancel

El castigo de Trump a India acelera el deshielo de los dos gigantes asiáticos

En total, los países representados por su jefe de estado o de gobierno en Tianjin suman 3.500 millones de personas, el 42% de la humanidad. A la ciudad septentrional china acudirá esta vez Asia Central en pleno (incluido Turkmenistán, como invitado) y la mayor parte del sudeste asiático, incluido el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto -que hace unos meses metió a su país en el grupo de los Brics- y el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, en este caso como miembro.

El exgeneral indonesio habría aceptado la invitación al otro gran acontecimiento chino de la semana, dos días después del cierre del lunes en Tianjin. Tampoco estará solo, en el que será el mayor desfile del Ejército Popular de Liberación desde la década pasada. Por parte asiática, deberían estar también el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, y representantes del más alto nivel de Vietnam, Birmania, Camboya y Laos. Incluso el  norcoreano Kim Jong Un ha confirmado su asistencia este mismo jueves, en lo que supondrá una victoria diplomática para su régimen estalinista.  

Tianjin, la gran ciudad portuaria del norte de China, acogerá la conferencia de la OCS el domingo y el lunes

Tianjin, la gran ciudad portuaria del norte de China, acogerá la conferencia de la OCS el domingo y el lunes

CGTN

A quien seguro que no incomodorá su presencia es a su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko -también confirmado- y al estrecho camarada de ambos, Vladimir Putin, en justa correspondencia por la presencia de Xi Jinping en el desfile del 9 de Mayo en Moscú. Sobre la plaza de Tiananmen, China exhibirá su armamento más novedoso (aviones de última generación, misiles supersónicos y torpedos) con afán disuasorio. El pretexto es una doble celebración: los 80 años de la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial y la liberación del yugo japonés, que se remonta a 1931 en Manchuria y a 1937 en otras partes de China.

La diplomacia nipona habría movido algunos hilos para disuadir a algunos dirigentes de asistir al desfile de Pekín, aduciendo su “sesgo antijaponés”. El gobierno chino, que cuenta con la comprensión del largo número de víctimas asiáticas del imperialismo japonés bajo Hirohito, ya ha pedido explicaciones sobre este presunto boicot a la historia. El gobierno japonés, mientras tanto, ha pedido explicaciones a Pekín por algunos vídeos de ciudadanos chinos en los que se ridiculiza u ofende al difunto emperador. 

Es difícil exagerar el efecto del mazazo de Trump sobre las expectativas de India, país exportador de algodón que en el último año ha multiplicado por seis sus importaciones de algodón estadounidense para congraciarse con Washington. Pero que no parece dispuesto a poner en la picota a sus propios campesinos, cuando sus homólogos estadounidenses “reciben 216 veces más subvenciones”, tal como cita un rotativo indio.

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Preparaciones para el desfile en la pekinesa plaza de Tiananmen, hace dos días 

Florence Lo / Reuters

El 50% de los aranceles a India contrasta de forma sangrante con el 19% para Pakistán. Trump dice querer castigar a India por aprovecharse del petróleo barato ruso, alimentando de forma indirecta la economía de guerra de Moscú en su campaña ucraniana. Se olvida de decir que los derivados del petróleo ruso, que enriquecen a las refinerías del multimillonario indio Mukesh Ambani, luego son adquiridos en gran medida por empresas de EE.UU. (10%) o de la UE y el Reino Unido (30%). 

Le ha respondido, Amitabh Kant, alguien muy respetado en India entre el empresariado y la administración y que también fue el sherpa de la cumbre del G20 en Nueva Delhi: “Seamos claros, esto no tiene nada que ver con el petróleo ruso. Tiene que ver con la seguridad energética de India y con su autonomía estratégica, cosas con las que no se negocia”. 

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En esa línea, su ministro de Exteriores S. Jaishankar, en Moscú hace pocos días, reafirmaba el derecho de India a adquirir petróleo al mejor postor. Aunque en la práctica, sus empresas empezaron a reducir su importación de crudo ruso el mes pasado. Algo reversible. Véase como, nada más anunciarse el “trumpazo” del 50%, el Banco Central Indio ha ordenado a los bancos del país que faciliten la fórmulas para que los bancos rusos puedan mantener cuentas en rublos.

En los últimos años, muchas de las transacciones con petroleras rusas se han hecho en Emiratos Árabes Unidos, en dirhams. Ambas cosas debilitan la demanda de dólares y, en definitiva, al dólar. Avanzar en las transacciones en divisa propia es un tema recurrente en el grupo de los Brics -hasta ahora, con poco entusiasmo indio por la desdolarización- y deberá serlo también en Tianjin. 

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Dos cazas J-16 y un avión cisterna YU-20 vuelan junto al rascacielos más alto de Pekín, la torre China Zun, el pasado domingo, durante los ensayos del desfile miltar del 3 de septiembre. 

Andy Wong / Ap-LaPresse

La cita china puede verse como un desafío al orden salido de la Segunda Gurra Mundial, levantado por EE.UU., o como una constatación de que “el mundo multipolar ya está aquí”, como lleva años diciendo el secretario general de la ONU, António Guterres, que este fin de semana también estará con los países de la OCS.  

Desde la invasión rusa de Ucrania, dicha organización no solo no ha perdido ningún miembro sino que ha pasado de nueve a diez, con la incorporación de Bielorrusia. En seis de ellos, el ruso es por razones históricas su lengua dominante y, en esta edición, además, estarán también los presidentes de Armenia, Azerbaiyán y Turkmenistán. 

Más espectacular es el caso del grupo de los Brics, cuya lista se ha doblado tras la incorporación de Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos, el año pasado, y de Indonesia, este año.  EE.UU. se apuntó un tanto con la marcha atrás de Argentina -tras la victoria de Javier Milei- y más recientemente, de Arabia Saudí. Pero no ha podido evitar que muchos otros países se conviertan en socios -paso previo a ser miembros- incluidos aquellos tradicionalmente en la órbita de Washington, como Tailandia y Malasia. 

Otros dos miembros fundadores de los Brics han sido maltratados por Donald Trump. Sudáfrica, con la encerrona a su presidente en el Despacho Oval -comparable a la que sufrió Volodimir Zelenski- que debió hacer las delicias de los magnates sudafricanos Elon Musk y Peter Thiel, además del encausado en La Haya, Beniamin Netanyahu. Y en el caso de Brasil, con otro arancel del 50%, por el procesamiento por presunto golpismo del expresidente Jair Bolsonaro. Sin olvidar que el actual presidente Lula da Silva fue encarcelado por cargos mucho más livianos y dudosos, sin que a Donald Trump -entonces en su primer mandato- le temblara un tweet. 

En contraste, el “espíritu de Shanghai”, según las declaraciones de la OCS, es de “confianza mutua, igualdad y respeto a la soberanía”. Un vocabulario melifluo y alto en calorías con el que ambiciona ganarse al Sur Global. Y que no esconde que, más allá de las fotos, en la OSC conviven intereses distintos, cuando no contrapuestos. La propia India se negó en junio, en la reunión de ministros de Defensa, a abrazar la condena de la OSC por el ataque de Israel a Irán, uno de sus miembros. De poco le ha servido frente a Trump y ahora lo que está en duda es la celebración de la cumbre anual del grupo Quad, que estaba prevista para finales de año en India.

La realidad se impone. China es ya el principal socio comercial de más de 130 países del globo, cuando hace un cuarto de siglo -antes de ingresar en la Organización Mundial del Comercio (OMC)- apenas eran diez. El mundo se mueve y lo hace, en gran parte, por el empuje de China, que ya no se contenta con ser la fábrica global. Mientras que Rusia va a seguir siendo el país más extenso del orbe e India, ya para siempre, el más poblado. No hay arancel capaz de revertirlo. 

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AP
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