Una juez prestigiosa gobernará Nepal como primera ministra interina

Revuelta juvenil

Los partidos y el colegio de abogados consideran ilegal la disolución del Parlamento

Newly sworn-in Nepalâ#{emoji}128;#{emoji}153;s interim Prime Minister, Sushila Karki, arrives at a hospital to meet the victims of Mondayâ#{emoji}128;#{emoji}153;s deadly anti-corruption protests, in Kathmandu, Nepal, September 13, 2025. REUTERS/Adnan Abidi TPX IMAGES OF THE DAY

La exjueza Sushila Patel, de 73 años, salió a la calle para apoyar la protestas de los jóvenes

Adnan Abidi / Reuters

Tras una semana al filo del abismo, el futuro inmediato de Nepal ha quedado en manos de una jueza íntegra y respetada por todos. Esa es la parte positiva. Todo lo demás son malas noticias para la democracia nepalí, empezando por el mismo procedimiento de elección como primera ministra interina de Sushila Karki, expresidenta del chamuscado Tribunal Supremo, de 73 años.

Su primera decisión, pactada con el jefe de las Fuerzas Armadas, Ashok Raj Sigdel, fue proponer la disolución del Parlamento al presidente, Ramchandra Paudel. Esta era una de las exigencias de la juventud que el lunes se manifestó contra la ostentación de la clase política, galvanizada por el veto a varias redes sociales y apps.

La expresidenta del Supremo tiene el difícil encargo de preparar elecciones para el 5 de marzo

El presidente naturalmente accedió, traumatizado por la quema de su casa por la turba y a merced de los militares. La misión de Karki, la primera mujer que alcanza la jefatura de gobierno en Nepal, es preparar elecciones para el 5 de marzo.

Pero cumplir el plazo sin oposición será la primera dificultad. No solo porque el Parlamento también fuera pasto de las llamas. El colegio de abogados de Nepal ya ha advertido de que “se están debilitando las conquistas democráticas que tanto costaron” y que la legislatura se ha disuelto “de forma inconstitucional”.

También se han rebelado los grandes partidos, que sumaban 223 de los 275 escaños. Las dos fuerzas que no lo han hecho es porque creen salir beneficiadas.

Una es la minoría a favor de la restauración de la monarquía hindú, con acceso a las moquetas de Nueva Delhi. Su satisfacción es paradójica, teniendo en cuenta el perfil de la exjueza. No digamos el de su marido, que en 1973 secuestró un avión de Royal Air Nepal para financiar al Partido del Congreso, que el rey Mahendra había ilegalizado, como todos.

En segundo lugar, una fuerza cuyo líder, Rabi Lamichhane, fue uno de los 13.500 presos comunes excarcelados al calor de la revuelta. Su partido aspira a incorporar al alcalde de Katmandú como candidato, un rapero budista que alentó las protestas en redes, sin bajar a la calle. A diferencia de la citada Karki, que puso el grito en el cielo por la matanza de 19 manifestantes, el lunes, y que volvió a desfilar a su lado, el martes.

Estos jóvenes, que hace una semana no sabían quién era, habrían legitimado su elección al votar mayoritariamente por ella en Discord, una aplicación originalmente para jugadores de videojuegos. Aunque ni siquiera se sabe quién negoció en nombre de esta generación. Más allá de Sudan Gurung, que ya no es joven, pero sí dueño de un club y de una ONG, Hanim Nepal, apoyada por la asociación neoyorquina Estudiantes por un Tíbet Libre.

Salta a la vista que el acercamiento del Nepal a China, en detrimento de India y EE.UU., será el gran dilema del futuro gobierno, habiendo podido contribuir a la caída del anterior. Precisamente, los embajadores de estos tres países son los que dieron un marchamo de reconocimiento a la toma de posesión, anteanoche, de Sushila Karki. Hoy el transporte público vuelve a circular y se levantan persianas, pero aún huele a chamusquina.

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