Emmanuel Macron aceptó ayer dar marcha atrás en la simbólica –y polémica– reforma de las pensiones aprobada en el 2023, que elevó de 62 a 64 años la edad legal de jubilación. Se trata, si se materializa, de una gran concesión a la izquierda y a los sindicatos con el objetivo de apuntalar al frágil Gobierno y, sobre todo, evitar unas elecciones anticipadas que no garantizarían dar estabilidad a una Francia políticamente muy fracturada.
El primer ministro dimisionario, Sébastien Lecornu, muy próximo al jefe de Estado, fue el encargado de negociar el compromiso, contrarreloj, con los socialistas, los ecologistas y los comunistas. En el sistema francés, muy presidencialista, está claro que un acuerdo de esta trascendencia solo puede producirse con el aval de Macron.
La última reforma de las pensiones fue aprobada finalmente por decreto, sin votación en el Parlamento, utilizando el controvertido artículo 49-3 de la Constitución que lo permite. La decisión tomada por la entonces primera ministra, Élisabeth Borne, llegó después de una ola de protestas en la calle, algunas de ellas muy violentas, además de huelgas. Macron no quiso entonces ceder porque pensaba que era un proyecto emblemático de su voluntad de transformar Francia en una economía más liberal y competitiva, además de asegurar la viabilidad financiera futura de las pensiones.
El mandatario habría cedido ante la izquierda a suspender la polémica reforma de las pensiones
En una entrevista durante el telediario de France 2, después de hablar con Macron en el Elíseo, Lecornu dio a entender con claridad que la reforma podrá ser suspendida si lo decide el Parlamento. No entró en los detalles de su negociación con la izquierda y de cómo quedará el sistema, que es muy complejo. Si reconoció –y eso es políticamente importante como gesto a la izquierda- que la aprobación de la reforma sin votación fue “una herida democrática” y es bueno que, para curarla, se reabra el debate y el Parlamento tenga la última palabra.
Según Lecornu, Macron nombrará un nuevo primer ministro en un plazo de 48 horas. Él mismo, que dimitió el lunes solo 14 horas después de haberse anunciado la composición del Gabinete, da por concluida su misión, por lo que excluye ser designado de nuevo por el presidente. Será su sucesor o sucesora quien tendrá que plasmar el acuerdo sobre las pensiones en el Parlamento y, a la vez, hacer aprobar los presupuestos. No será tarea fácil cuando se entre en la letra pequeña. Tampoco se sabe si el nuevo jefe de gobierno será de izquierdas o tendrá un perfil más técnico. Según el premier dimisionario, lo cierto es que existe una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional contraria a nuevas elecciones, por el convencimiento general de que los resultados podrían perpetuar el bloqueo y convertirlo incluso en “definitivo”.
Suspender la reforma de las pensiones puede tener un coste de al menos 3.000 millones de euros en el año 2027, según el cálculo de Lecornu, y de hasta 13.000 millones de aquí al 2035. Está por ver cómo reaccionan los mercados y las agencias de calificación de la deuda a este giro de política que se aleja de la austeridad y que choca con las medidas tomadas por todos los vecinos europeos, que han elevado la edad de jubilación por sostenibilidad financiera.
Ha sido clave la negociación final de un compromiso con socialistas, ecologistas y comunistas
Durante la jornada, el partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN, extrema derecha) insistió en que la única solución para superar el bloqueo institucional es disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas anticipadas. La tres veces candidata al Elíseo consideró que los partidos franceses han ofrecido “un espectáculo desesperante”, por lo que exigió “el final de la broma”. La líder ultraderechista acusó a sus rivales de tener miedo a someterse a las urnas.
La tercera crisis de gobierno en menos de un año ha contribuido a hundir aún más la popularidad de Macron. Según un último sondeo del instituto Elabe para el rotativo económico Les Echos , solo un 14% de los franceses aprueba la gestión del presidente de la República, dos puntos menos que una encuesta de la semana pasada encargada por Figaro Magazine . Se trata del nivel más bajo alcanzado por Macron desde que llegó al Elíseo en mayo del 2016. El socialista François Hollande, en cuyo gobierno Macron fue ministro de Economía y Finanzas, también cayó al 16% en el 2016, en la fase final de su mandato.
