La “Fase Cero”, ¿el paso previo a un posible conflicto entre Rusia y la OTAN?

Guerra en Europa

Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, las recientes operaciones de inteligencia rusas forman parte de una campaña informativa y psicológica para crear las condiciones previas a un posible conflicto

FILE - Russian President Vladimir Putin, left, meets with Russian Transport Minister Roman Starovoyt at the Kremlin in Moscow, Russia, Thursday, Jan. 30, 2025. (Gavriil Grigorov, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP, File)

El presidente ruso, Vladímir Putin, durante una reunión en el Kremlin, Moscú 

Gavriil Grigorov / Ap-LaPresse

Además de la estrategia militar, la ofensiva rusa en Ucrania ha incluido operaciones de inteligencia y sabotaje destinadas a socavar el apoyo de sus aliados, en particular de los países de la Unión Europea. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), estas acciones están vinculadas a la llamada “Fase Cero” de Rusia: una campaña de preparación informativa y psicológica para crear las condiciones previas a un posible conflicto entre la OTAN y Rusia en el futuro.

Entre el periodo que comprende entre el 9 de septiembre y el 21 de octubre del 2025, los países europeos —miembros o no de la OTAN— han sufrido distintos ataques híbridos, intentos de sabotaje, violaciones del espacio aéreo o operaciones de espionaje. En concreto, se han detectado hasta 34 episodios de violaciones del espacio aéreo por cazas o drones, en una docena de países diferentes. 

Entre el 9 de septiembre y el 21 de octubre

Se han detectado hasta 34 episodios de violaciones del espacio aéreo por cazas o drones, en una docena de países diferentes

El primero de ellos ocurrió el pasado 10 de septiembre, cuando un enjambre de drones rusos ingresó al espacio aéreo de Polonia, obligando a los aviones de la OTAN a interceptar y derribar algunos de los dispositivos. Apenas unos días después, aviones de la OTAN escoltaron a tres aeronaves de guerra rusas fuera del espacio aéreo de Estonia, lo que descartaba la incursión en Polonia como un hecho aislado. 

Desde entonces, los vuelos de drones se han producido cerca de aeropuertos, instalaciones militares e infraestructuras críticas, entre otros lugares, lo que llevó a los ministros de Defensa europeos a acordar desarrollar un “muro de drones” a lo largo de sus fronteras para detectar, rastrear e interceptar drones que violen el espacio aéreo europeo.

En Alemania, el aeropuerto de Múnich fue cerrado dos veces a principios de este mes debido a avistamientos de drones, mientras que en Dinamarca, también un enjambre de drones sobrevoló el aeropuerto de Copenhague el 22 de septiembre, causando graves interrupciones del tráfico aéreo en el mayor aeropuerto de los países nórdicos.

La primera ministra, Mette Frederiksen, indicó que no se podía descartar la participación rusa, calificándolo como “el ataque más grave a la infraestructura crítica danesa hasta la fecha”. Esa misma noche se reportó un avistamiento de drones en el aeropuerto de Oslo, Noruega, obligando a concentrar todo el tráfico en una sola pista.

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En esta misma línea, entre el 24 y 25 de septiembre, drones también sobrevolaron cuatro aeropuertos daneses más, incluyendo dos que funcionan como bases militares. El ministro de Defensa, Troels Lund Poulsen, afirmó que un actor “profesional” estaba probablemente detrás de los “vuelos sistemáticos”. En paralelo, Alemania investigaba el mismo día 25, el avistamiento de múltiples drones sobre una planta eléctrica en Kiel, así como cerca de un hospital universitario y un astillero en el puerto, según un reporte de Der Spiegel.

Más tarde, se observó una formación combinada de drones sobre el hospital universitario y la planta eléctrica, y otros avistamientos sobre edificios gubernamentales y la refinería Heide. Se reportó también el avistamiento de drones sospechosos sobre una base militar en Sanitz, en el estado de Mecklenburg-Pomerania Occidental.

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El mes pasado, Estonia convocó a un diplomático ruso para protestar después de que tres cazas rusos ingresaran a su espacio aéreo sin permiso, permaneciendo allí durante 12 minutos. También en los bálticos, este mismo jueves las fuerzas armadas lituanas informaron de la incursión al espacio aéreo lituano de dos aviones militares rusos. Dos cazas españoles, que realizaban misiones de policía aérea de la OTAN, fueron enviados al área. El Ministerio de Defensa ruso, por su parte, rechazó la afirmación lituana, señalando que los SU-30 realizaron vuelos de entrenamiento sobre Kaliningrado “cumpliendo estrictamente las reglas”.

BERLIN, GERMANY - OCTOBER 08: A sign near the Reichstag reads:

Cartel cerca del Reichstag donde se indica la prohibición de los vuelos de drones, en Berlín 

Sean Gallup / Getty

Respecto a incidentes anteriores, Rusia también ha sido señalada como responsable, aunque niega cualquier participación deliberada y acusa a la OTAN de escalar las tensiones. Por su parte, las autoridades europeas no han hecho públicos todos los detalles sobre estos eventos, en algunos casos sin reconocer públicamente los sobrevuelos hasta días después de que sucedieran. Otras veces, las autoridades no pudieron confirmar la veracidad de los avistamientos, ya que en casos como Dinamarca, recibieron hasta 500 reportes de avistamientos en 24 horas, la mayoría siendo falsas alarmas.

Ataques de falsa bandera

Polonia y Rumania interceptaron este mes dos intentos de sabotaje rusos

Por lo que respecta a operaciones terrestres, la Fiscalía Nacional de Polonia anunció el 21 de octubre que las autoridades detuvieron a un ciudadano ucraniano por enviar paquetes con explosivos hacia Ucrania por encargo de la inteligencia militar rusa, con el objetivo de debilitar el respaldo europeo a Kyiv.

 En esta misma línea de investigación, el Servicio de Inteligencia de Rumanía informó el mismo día de la detención de dos ciudadanos ucranianos más vinculadas con el caso, que pretendían incendiar la sede de la empresa de mensajería ucraniana Nova Post en Bucarest mediante el mismo sistema de paquetes incendiarios. Según el ISW, este suceso es “muy probablemente” una continuación de la operación rusa de envío de paquetes incendiarios reportada por las autoridades lituanas en septiembre de este mismo año.

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