Kast llega a la presidencia de Chile prometiendo seguridad, orden e impulso económico

Elecciones

​El ultraderechista se convierte en el candidato más votado de la historia del país

Jose Antonio Kast se dirige a sus votantes tras ganar en las elecciones de Chile

Jose Antonio Kast se dirige a sus votantes tras ganar en las elecciones de Chile

REUTERS/Juan Gonzalez

El líder del Partido Republicano, José Antonio Kast,  se posicionó como el mandatario más votado en la historia de Chile, en una elección que estrenó el voto obligatorio

“Hemos derrotado al comunismo”, era la frase que se repetía entre las miles de personas que se volcaron a las calles en Chile para celebrar el triunfo de Kast en la segunda vuelta presidencial. Con el 58,1% de los votos, el representante de la ultraderecha chilena se convirtió en el presidente más votado en toda la historia del país sudamericano, superando a la candidata de la izquierda, la comunista Jeannette Jara, quien obtuvo el 41,8% de las preferencias. De un padrón electoral de más de 15 millones de personas, siete millones optaron por el abogado conservador de 59 años, en una elección marcada por el inédito voto obligatorio para todos los chilenos mayores de 18 años.

Kast promete ser el presidente “de todos”

Entre un mar de banderas chilenas, el ahora mandatario electo entregó un extenso primer discurso, que duró casi una hora, ante un multitudinario público. Después de recibir las felicitaciones tanto de Jeannette Jara como del actual presidente, Gabriel Boric (2022-2026), el republicano se subió al escenario acompañado de la nueva primera dama, María Pía Adriasola, con la promesa de convertirse en el “Presidente de todos”. “Me siento honrado de que hayan confiado en mí. Y le pido a Dios que yo no me aparte nunca de esta tarea. Devolverle a Chile la tranquilidad, el orden y el progreso”, dijo en su alocución.

Bajo la premisa de un “gobierno de emergencia”-y en su tercera incursión presidencial-, Kast estará en el poder hasta el 2030 con una agenda basada en tres ejes: seguridad, orden en la inmigración y el impulso a la economía. Los dos primeros puntos fueron el núcleo de su estrategia electoral, en una sociedad altamente atemorizada: casi dos de cada tres chilenos asegura que el crimen y la violencia son los temas que más le preocupan, según un sondeo de Ipsos en octubre de este año. En marzo de 2024, Chile fue el país más preocupado en todo el mundo de esta realidad, según la misma firma, pese a que la tasa de homicidios continúa siendo de las más bajas en la región. “Sin seguridad no hay paz, sin paz no hay democracia, sin democracia no hay libertad”, enfatizó.

José Antonio Kast, pronuncia un discurso junto a su esposa, María Pía Adriasola

José Antonio Kast, pronuncia un discurso junto a su esposa, María Pía Adriasola

EFE/ Elvis González

En un contexto de creciente preocupación por la inseguridad pública y la instalación del crimen organizado transnacional, Kast ha logrado un amplio respaldo al prometer la expulsión de los inmigrantes en situación irregular. En Chile residen cerca de 336.000 personas sin documentos, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). No obstante, la propuesta ha sido cuestionada por la falta de detalles sobre cómo se ejecutarían las expulsiones y cómo se garantizaría el retorno de los migrantes a sus países de origen, especialmente considerando que la mayoría provienen de Venezuela y que Chile rompió las relaciones diplomáticas con ese país.

La economía y los recortes fiscales también son de sus principales lineamientos. Una de sus medidas más controvertidas es la reducción de 6.000 millones de dólares del gasto público. Una propuesta criticada por Jeannette Jara y el presidente Boric, quienes aseguraron que el plan implicaría la reducción de beneficios sociales. De hecho, en septiembre pasado, el actual mandatario se involucró directamente en la campaña cuando criticó la iniciativa, durante una cadena nacional emitida en horario de máxima audiencia para la presentación del Presupuesto 2026. Aún así, Kast ha procurado asegurar -sobre todo en el último mes de campaña- que no van a “quitar ningún derecho adquirido”.

Un mandatario pinochetista

La llegada de Kast a la presidencia marca, por primera vez desde el regreso a la democracia en 1990, la elección de un mandatario abiertamente identificado con el pinochetismo. Sus orígenes políticos se remontan a la Unión Demócrata Independiente (UDI) -partido de la derecha tradicional chilena-, respaldó con su voto por el Sí en el plebiscito de 1988 la permanencia de Augusto Pinochet (1973-1990) en el poder, y aseguró en 2017 que de estar vivo el dictador, éste votaría por él.

Aunque en esta última campaña Kast ha intentado tomar distancia de una “agenda valórica” vinculada a la dictadura, el tema continúa gravitando en el debate político. Su trayectoria vuelve a poner bajo escrutinio cuál será su postura frente a los condenados por delitos de lesa humanidad, en particular en relación con los indultos. El debate se intensificó tras el reciente cambio de estatus a “penal común” de Punta Peuco -una cárcel creada en 1995 para condenados por crímenes en dictadura- y abre interrogantes sobre el enfoque que adoptará su gobierno en políticas de memoria, justicia y derechos humanos.

Los votantes de Kast celebraron el triunfo electoral inundando las calles con la bandera de Chile

Los votantes de Kast celebraron el triunfo electoral inundando las calles con la bandera de Chile

Cristobal Olivares/Bloomberg

Después de imponerse con amplia ventaja en las 16 regiones en las que se divide el territorio chileno, el ahora mandatario electo sucederá a Gabriel Boric -representante de una nueva corriente izquierdista- en la presidencia de la república. A ello se sumó el respaldo de sectores del centro político que en la elección de 2021 apoyaron a Boric, así como la captación de parte del electorado del populista liberal Franco Parisi, quien obtuvo la tercera mayoría en la primera vuelta y llamó a votar nulo o blanco en el balotaje. Este lunes, Kast sostendrá una reunión con Boric en el palacio de La Moneda, sede del poder Ejecutivo, con miras a coordinar el traspaso del poder el 11 de marzo de 2026.

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