El Canario de la Garriga fue un restaurante pintoresco
El álbum
Andreu Mestres se avino a contarme detalles y anécdotas del popular restaurante El Canario de La Garriga, fundado por su padre en 1890, en la calle Roger de Llúria, 23.
Lo bautizó así por ser un enamorado de esos pájaros cantores y en recuerdo de donde nació su madre.
Triunfaron la labia de Andreu Mestres y el arte de Lola, su madre, al pie de los fogones
Vivían en el entresuelo y allí nació él en 1903. Estaba predestinado a destacar, y lo demostró prontísimo. Enfrente había el teatro Calvo y Vico.
Allí se estrenó una comedia de Shakespeare en cuyo primer acto aparecía un niño en la cuna. Un día no les llegó a tiempo y el director de escena imploró a su madre que le dejara su bebé de cuatro meses. No se hizo de rogar. Su actuación resultó insuperable: antes de subir el telón ya rompió a llorar y el papel le salió bordado… Hipólito Lázaro le cantaba nanas. Los actores aprovechaban los entreactos para salir a tomar un tentempié en El Canario.
El vecino hotel Ritz no le supuso competencia, sino aportación de clientela
Su padre murió de repente. Andreu Mestres quería estudiar. Obtuvo dos peritajes y comenzó a trabajar. Dado que ninguno de sus hermanos había querido ayudarla en el restaurante, su madre le conminó: “Si tu no véns, el Canari se’n va a fer punyetes”. De inmediato se confirmó como un divertido conversador que desbordaba simpatía.
Heredaron los bohemios de 4 Gats: Casas, Rusiñol, Nonell, Utrillo. Y la Monyos. Se añadieron Llimona, Canals o el triunfante Anglada Camarasa, a quien su madre le pidió que pintara un mural. No se negó, pero evitó ponerse a trabajar. No importó, pues llenaron las paredes con dibujos de aquellos artistas, lo que resultaba el mejor reclamo. Picasso estampó en el álbum esta dedicatoria ilustrada: “Al Canario y la canaria chica”.
Cuando se inauguró en 1919 el vecino Ritz, la madre temió perder clientela, pero Rusiñol la animó: “ Dormiran a l’hotel, però menjaran al Canari”. Y se cumplió: fue un referente de la cocina catalana y una tentación para los viajeros foráneos.
Un Alfonso XIII alojado en el Ritz se sentó a su mesa. El desfile de famosos era variado: Companys o Cambó; Raquel Meller o García Lorca. Pau Casals llegó a interpretar su Cant . Rusiñol propuso en el Arca de Noé el ingreso del “Canari Andreu Mestres”.
Se retiró en 1977. El Canario de la Garriga sin él no podía seguir siendo, como era lógico, el mismo, y cerró.
CUADERNO BARCELONÉS
Joyería Tinell
Lo expuesto en el Tinell merece no solo ser visitado, sino con el tiempo suficiente para deleitarse contemplando tantas joyas de los archivos municipales reunidas. La selección la debemos al historiador y museólogo Daniel Venteo. Quiero destacar el Llibre verd por su excepcional magia miniaturista; el observador lamentará no poder admirar más páginas. Celebro que se use la denominación Ciutat Antiga, que no la aberrante y reciente de Ciutat Vella. Quiero hacer hincapié en la artística, original e impactante volumetría que enseñorea dos encuadernaciones: la del Gremi de Sabaters, con la plantilla metálica y los cuatro tornillos, así como la colosal documentación confidencial atesorada por primer banco público (1401) de Europa, cuyo grosor la convierte en una verdadera escultura con su llave original en la cerradura. El pintor Tàpies, gran bibliófilo, me confesó haber escogido libros por su encuadernación escultórica. Y dediquen todo el tiempo necesario para escrutar el señalamiento de los objetivos alcanzados por los bombardeos aéreos fascistas durante la guerra incivil.