La imagen de dos hombres, uno estirado en el suelo bajo una manta, tosiendo sin parar, y otro acomodado en un desvencijado sofá, delante del hospital Clínic, sobrecoge a unos y despierta la indiferencia de otros. Es una escena cotidiana. Ambos forman parte del grupo cada vez más numeroso de personas que duermen a la intemperie en Barcelona. Más de 600 voluntarios convocados por la fundación Arrels salieron a contarlos la noche de ayer miércoles. En el ámbito comprendido entre las calles Muntaner y Urgell y de Diagonal a Aragó, un equipo de tres personas, Aida, Anna y Eva, contabilizó 20 ciudadanos a la intemperie, casi uno por manzana de esta zona del Eixample Esquerra.
Dos personas duermen junto al hospital Clínic
El recuento se realizó en todos los distritos de la ciudad y los resultados, que se compararán con los del 2023, cuando Arrels localizó a 1.384 sintecho, se darán a conocer la semana que viene. La directora de esta fundación, Beatriz Fernández, ya advirtió que con toda seguridad esta cifra quedará pequeña. Los dirigentes municipales, que hasta este 2025 eran reacios a facilitar datos, últimamente hacen públicos los resultados de sus recuentos para concienciar de la dimensión del problema y recabar más apoyo de la Generalitat. Así, en noviembre detectaron a 1.784 hombres y mujeres al raso, un 33% más que en el mismo mes del 2024, además de a 330 en asentamientos y 206 en locales ocupados.
Las voluntarias de Arrels encontraron a los tres primeros en Urgell con Londres, pasadas las diez de la noche. Estaban acabando de cenar y uno de ellos comentó que llevaba poco tiempo en la calle, que trabaja y que busca habitación. Al llegar a Villarroel, junto al Clínic, vieron a los dos hombres con los que iniciábamos esta crónica, en un espacio en el que destacaba una cómoda, una tabla de planchar, bolsas y una mochila isotérmica de una conocida firma de reparto de comida a domicilio. A pocos metros, en Còrsega, otros dos ciudadanos dormitaban, uno en un pequeño portal y otro medio camuflado dentro de un habitáculo con cartones pegados a unas jardineras.
Una tienda junto al mercado del Ninot
Un hombre dormita en la calle Mallorca
“Esta es la primera vez que colaboro con Arrels, soy sensible a esta situación, debemos hacer algo”, comentaba Aida, abogada en un centro de investigación biomédica. Ella era la encargada de controlar el recorrido asignado y sus compañeras de cumplimentar un cuestionario y registrar en una app de Arrels las ubicaciones de todos los sintecho.
Para soportar el frío y la dureza del cemento cada cual se las ingenia como puede. En Mallorca con Villarroel, un hombre intenta conciliar el sueño encima de un colchón tapado con una manta. Pero cuando se mueve asoman sus pies descalzos. A modo de almohada ha colocado sus bambas. Pasada la medianoche, se ven varias tiendas de campaña en un jardín junto al mercado del Ninot y en el tramo en que Aragó conecta con la avenida Roma. Aquí ya no luce la iluminación de estas fiestas, pero en una esquina ocupada por una entidad financiera reposa un hombre bajo la estrella que corona un árbol navideño.




