El barrio del Lledoner de Granollers estrenará en un año el primer bloque de vivienda cooperativa

Construcción

La promoción El Cairó tendrá 29 pisos en un solar cedido por el Ayuntamiento para ayudar a “poner freno” a la crisis del sector

Futuros vecinos del edificio El Cairó.

Futuros vecinos del edificio El Cairó.

ACN

El barrio del Lledoner de Granollers estrenará en un año el primer bloque de vivienda cooperativa de la ciudad. Es una salida que cada vez atrae a más gente ante la situación del mercado, con precios de compra no aptos para todos los bolsillos y contratos de alquiler que generan incertidumbres sobre su continuidad.

Los futuros inquilinos del blog El Cairó, que solo ven ventajas. “Saber que no te echarán mujer estabilidad y tranquilidad”, explican. La promoción, actualmente en construcción, cuenta con 29 viviendas que se levantan en un solar cedido por el consistorio a Sostre Cívic. El gobierno municipal ve en esta colaboración una “herramienta” para generar más vivienda asequible y “poner freno” a la crisis del sector.

El modelo de vivienda implica vivir en comunidad, pero cada uno en su casa. El bloque se divide en espacios comunes y privados, y mientras los primeros son para su uso compartido, los segundos son para unidades de convivencia, sean familias u otras fórmulas, y de diferentes tamaños, con menos o más habitaciones, según la necesidad de cada unidad.

Los espacios compartidos, al margen de escaleras y pasillos de acceso a los pisos, son espacios de encuentro y socialización, pero también de uso habitual. Esto implica una sala de máquinas con lavadoras colectivas, pero también una azotea con cocina común, barbacoa y sala común para su uso.

“No sólo es una forma de propiedad colectiva que permite la asequibilidad para aquellas personas que no tienen la capacidad de ahorro para acceder a una compra, sino que además tienen toda una serie de aspectos positivos como compartir espacios y servicios”, detalla Jose Téllez, responsable de comunicación de Sostre Cívic..

José Téllez

José Téllez

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Además, los gastos de servicios bajan: no hay gas, pero sí electricidad, alimentada en parte con placas solares, e incluso se prevé la contratación de internet para uso colectivo, lo que hace rebajar la factura a finales de mes. A cambio, cada miembro de la cooperativa hace una aportación económica como socio, un dinero que si un día decide irse recuperará íntegramente. Paralelamente, asume un importe por la vivienda que tenga asignada, de acuerdo con los tamaños.

Es precisamente este modelo el que cada vez atrae a más adeptos a la hora de buscar vivienda. “He observado durante años el sistema de cooperativas, unos amigos viven en un edificio parecido al mismo, así que miré lo que tenía ahorrado para dar el salto y vivir en comunidad, con gente que respiramos los mismos aires”, explica una de las futuras vecinas del Cairó, Juliane Helch.

Otra de las futuras vecinas, Marie Christine Ahn, asegura haber vivido en varios espacios con modelos de convivencia comunitaria. Sin embargo, ve que esta opción le aporta una estabilidad que no puede encontrar por ahora en otros espacios.

”En nuestro caso, la mensualidad no es tan diferente a lo que pagamos ahora por un alquiler, la ventaja es la estabilidad de saber que podrás vivir en un lugar de forma indefinida”, explica. Por su naturaleza, dice, ella y su pareja nunca se habían planteado tener una propiedad: “Pero sí que me importa mucho esta estabilidad y sentirme tranquila donde vivo”.

Es un factor recurrente entre los futuros inquilinos. Albert Preckler y su esposa, ambos jubilados, también han decidido sumarse a la iniciativa. Tras ser propietarios de una vivienda, ahora viven de alquiler: “El problema es la inseguridad, siempre se acaba, ahora hemos cumplido cinco años en un lugar y nos han prorrogado, pero nunca sabes si el próximo año seguirá, si se casará la hija del dueño y te echará, y, en cambio, aquí se da una seguridad importante”, relata.

En el caso de David Montserrat, además, necesitaban espacio. Él, su mujer y sus cuatro hijos se instalarán a vivir en el edificio en uno de los pisos más grandes que hay, de tres habitaciones, después de vivir una temporada en el extranjero y encontrarse, a su regreso, los precios prohibitivos que existen en el mercado catalán y español. “Ni alquilar podía hacerlo solo, tuve que pedirle el aval a mi hermano”, relata.

Pero Montserrat ya mira al futuro. Sabe que el modelo es flexible, y que cuando los hijos se vayan de casa podrá optar a algún otro modelo de vivienda en el mismo bloque, si hay disponibilidad, con menos espacio. Valora, además, el modelo de convivencia: “He querido huir del bloque de pisos en el que no conoces a tus vecinos, aquí nos conocemos y compartimos cosas y tenemos ganas de hacer cosas en común, de convivir”.

El modelo de vivienda cooperativa abre una nueva ventana a un mercado con precios que en determinados entornos, como el de la metrópolis barcelonesa, no encajan en todos los bolsillos. Ante este hecho, ayuntamientos y entidades supramunicipales ya trabajan para encontrar alternativas para evitar la fuga de las nuevas generaciones por imposibilidad de hacer frente al precio de un piso.

“Ahora que las administraciones se están poniendo las pilas a la hora de construir mucha vivienda pública y que no tienen las herramientas para hacerlo, deben buscar colaboradores privados, y es preferible que siempre que haya capacidad sea un operador privado sin ánimo de lucro”, destaca Téllez. Por este motivo, las cooperativas se dibujan como una alternativa con músculo para hacer frente a la crisis de la vivienda.

En Granollers, el Ayuntamiento valora esta primera promoción como experiencia pionera que puede ser un primer paso para futuras iniciativas similares. Se trata de uno de los ejes de la política de vivienda de Granollers, que también incluye la promoción de vivienda pública a través de colaboraciones con la Generalitat y el Incasòl, dado que cerca hay dos terrenos donde se construirán 57 y 136 viviendas, respectivamente, en suelo público.

“Es una herramienta para poner más vivienda asequible en la ciudad, en los últimos años, y de acuerdo con la redacción que estamos haciendo del protocolo de vivienda, lo que existe en la ciudad de Granollers es una falta de vivienda asequible, eso lo ve todo el mundo, y éste es un instrumento más para ponerle freno”, concluye el concejal de Vivienda de Granoller.

5,2 millones

La nueva promoción de Granollers se valora con un total de 5,2 millones de euros y cuenta con financiación de 900.000 de fondos Next Generation. En total, se ha financiado un 51% de la obra, entre un 20% y un 30% del coste se asumirá con fondos europeos y el resto de la inversión necesaria se obtendrá a través del Institut Català de Finances, quien también financiará los intereses bancarios.

Ésta es la primera promoción de vivienda cooperativa en régimen de cesión de uso que hay en el municipio, después de que el consistorio hiciera público un concurso al que se presentaron dos cooperativas, la Xalana, con el apoyo de la Dinamo Fundación, y Sostre Cívic, quien acabó siendo la adjudicataria, la primavera de 2023. La iniciativa se remonta al año de 2021, cuando se inició el estudio de viabilidad con el apoyo de la Diputació de Barcelona.

La parcela, de 800 metros cuadrados y de titularidad municipal, se consideró óptima por su tamaño, capacidad y viabilidad económica para el modelo cooperativo. “Hicimos un concurso para que se pudieran presentar las cooperativas interesadas, y finalmente, Sostre Cívic fue la adjudicataria de la cesión de uso”, detalla el concejal de Vivienda, Sergi Fernández.

Sin embargo, varios miembros de la Xalana se acabaron integrando en Sostre Cívico una vez concluido el concurso para optar a una vivienda. Ahora, dos años después de resolverse, los terrenos, situados en la calle Rosselló, en el norte del municipio, están en pleno movimiento. Ya se han levantado los tres niveles con los que contará el edificio, que está previsto que esté terminado a mediados del próximo año.

El proyecto ha sido posible gracias a una combinación de recursos públicos y la implicación activa de la cooperativa. En total contará con 29 viviendas, cinco de las cuales todavía están pendientes de asignación y una de ellas se pone a disposición del Ayuntamiento por necesidades sobrevenidas. El proyecto también incluye espacios comunes y propuestas sociales y ambientales, entre ellas un sistema de movilidad compartida con coches y bicicletas eléctricos, de los que también se valora ampliar su uso más allá de la propia comunidad para que el entorno salga beneficiado.

Además, se está en conversaciones con las cooperativas Granollers Pedala y la Granada Vallesana, dedicados al reparto sostenible en bicicleta ya la producción y consumo agroecológico del Vallès Oriental, respectivamente, para que ocupen los bajos del edificio. Sería un buen encaje en lo que se refiere a filosofía y modelo sostenible de consumo.

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