El Consorci d'Aigües de Tarragona (CAT) finaliza esta semana el proceso de renovación del carbón activo de los filtros instalados en 2008 en la planta potabilizadora de L'Ampolla, en el Baix Ebre.
La operación, con un coste de 2,78 millones de euros, ha supuesto la adquisición y sustitución de 2.240 metros cúbicos de carbón activo granular de origen mineral procedente de una explotación de China.
La sustitución se inició en diciembre de 2022 y llega después de sucesivas reactivaciones térmicas llevadas a cabo, que han terminado agotando la capacidad de absorción y adsorción del material.
Según el CAT, los filtros son claves para garantizar la calidad del agua reteniendo compuestos orgánicos y hasta un 85% del mercurio que puede descender por el Ebro.
Los filtros de carbón activo actúan como una “barrera física” en las últimas fases del proceso de tratamiento y potabilización del agua captada de los canales del Ebro, según ha subrayado el director gerente del ente, Josep Xavier Pujol.
Su estructura altamente porosa -un puñado llegar a suponer una superficie específica de 10.000 metros cuadrados lo que les convierte en mucho más eficientes que los filtros de arena- les permite retener y absorber partículas de pesticidas, herbicidas, metales pesados, detergentes y aceites, entre otros compuestos. También son capaces de neutralizar olores y sabores del agua.
Esto resulta de especial interés cuando se va a dar a conocer la elevada contaminación en el embalse de Flix y el anuncio posterior de las labores de extracción de los lodos tóxicos, con una elevada presencia de mercurio y otras sustancias contaminantes. Con este planteamiento se pusieron en marcha los filtros de carbón activo en 2008, con una inversión de 11,7 millones de euros financiados principalmente por los fondos de cohesión europeos. “Nos anticipamos a la descontaminación de Flix, que potencialmente podía ser un peligro aguas abajo: por suerte nunca se detectó nada”, apuntó.

Responsables del CAT muestrando carbón activo.
Así, en la planta de L'Ampolla el CAT tiene instalados catorce filtros, divididos en dos semifiltros, con un lecho de un metro y medio de espesor, que podría ser ampliado hasta tres metros si las condiciones de contaminación del agua del Ebro lo requirieran. Su uso continuado acaba llenando y disminuyendo la capacidad de adsorción -condición por la que un material crea una capa sólida, líqida o gases sobre una superficie sólida. del carbón activo.
Reactivación térmica
Para alargar su vida útil, y ante los resultados de los análisis del índice de yodo que evalúan su eficacia, en los últimos años se ha sometido el carbón activo a diversos tratamientos de reactivación térmica. Aparte del coste económico y ambiental que esto podía suponer, las condiciones del material han empezado a reducirse a partir de los quince años de uso, lo que ha llevado finalmente a completar el proceso de renovación. Según el ente, el 20% del carbón retirado será revalorizado por parte de la empresa New Tech Carbon, de Castellbisbal, permitiendo alargar su vida útil.
“Con este cambio de carbón, que son 2.240 metros cúbicos y, aproximadamente, unas 1.200 toneladas de carbón, pretendemos seguir garantizando la excelencia en el abastecimiento de agua a nuestros consorciados”, ha subrayado el presidente del CAT, Marc Brunet.
La renovación de este material, además, debería permitir dar seguridad al abastecimiento en casos de deterioro de la calidad del agua del Ebro derivados de escenarios extremos, como largas épocas de sequía que contribuyen a elevar la concentración de contaminantes en el río.