Ana Corona, española viviendo en Londres: “La mayoría de los que estamos en el extranjero queremos volver a España en algún momento, pero no estaría donde estoy laboralmente si me hubiese quedado”

Española en Londres

“Beber es casi necesario para socializar, y como el clima limita la interacción en ciertas estaciones, el consumo de alcohol está muy integrado en la sociedad, hasta el punto de que a veces no saben relacionarse de otra manera”, cuenta Corona

Ana Corona, española viviendo en Reino Unido

Ana Corona, española viviendo en Reino Unido

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“Siempre me ha gustado mucho España y ser española. No me fui por no querer estar en mi país, sino porque aquí había más oportunidades para mi carrera, y siempre he sido muy abierta de mente”, cuenta Ana Corona. Esta canaria decidió dejar su tierra en busca de nuevas oportunidades en el extranjero y lleva ya nueve años viviendo fuera, actualmente en Londres. A sus 27 años, trabaja como project manager en Dazed Media, un grupo editorial independiente y marca de cultura juvenil, donde puede dedicarse plenamente a la moda.

Tras casi una década viviendo en Inglaterra, Corona recuerda qué la motivó a marcharse tan joven de su país. Desde pequeña creció en un ambiente internacional y diverso, gracias a su educación en el colegio americano de Las Palmas de Gran Canaria. “En este colegio te animaban a buscar oportunidades tanto en la península como en el extranjero, Inglaterra siendo una de ellas, ya que en aquel entonces era un destino con buenas oportunidades y fácil de emigrar estando en la Unión Europea”, explica.

Corona tenía claro a qué quería dedicarse, algo específico que por aquel entonces no se ofrecía como carrera en España: publicidad y comunicaciones de moda. Tras meditar sus opciones, se decantó por Inglaterra: “Siempre ha estado dos pasos por delante en cuanto a oportunidades y carreras creativas, y aquí encontré muchas universidades que ofrecían esto, así que era el destino más en línea con lo que buscaba. En aquel momento, ni me lo pensé dos veces”.

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La primera experiencia fue en Norwich, una ciudad verde, segura y acogedora. La española recuerda los primeros meses con mucho cariño y en ningún momento se sintió aislada. Pese a ello, sus padres también tuvieron que adaptarse a que su hija se marchara: “Estaban preocupados por si me adaptaría bien o si echaría mucho de menos estar en casa, pero no tuvieron que preocuparse por mí en ningún momento: lo disfruté muchísimo. Todo era nuevo y cada cosa era una experiencia diferente a cualquier otra que hubiera podido vivir”. Mudarse por primera vez a un pueblo más pequeño, en lugar del centro de Londres, le benefició mucho y le permitió adaptarse a vivir en el extranjero y a la nueva cultura de forma progresiva. “Creo que, de haber llegado directamente a la gran ciudad, con su intensidad, rapidez y vida cara, la experiencia hubiera sido mucho más difícil”, cuenta.

Corona despidiéndose de su madre

Corona despidiéndose de su madre

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Los choques culturales a los que tuvo que enfrentarse

Como es habitual al mudarse al extranjero, el choque cultural es común y hay varias cosas que sorprenden. El español promedio, con su actitud abierta, directa e intensa, puede resultar llamativo en otros países. La joven recuerda una anécdota graciosa que le hizo ver lo diferentes que somos: “Una de las primeras veces que me di cuenta de que éramos muy diferentes fue cuando me fui de viaje y decidí mandarle una postal a una amiga inglesa. Al recibirla, su madre le preguntó si yo podía ser lesbiana y estaba enamorada de ella. Me hizo muchísima gracia, porque me di cuenta de que ellos no están acostumbrados a expresar sentimientos o cariño como los españoles, hasta el punto de que ven raro o incómodo recibir una postal diciendo que la echas de menos o que la quieres. Creo que eso ha sido a lo que más me he tenido que acostumbrar: la frialdad (obviamente generalizando) de los ingleses, en contraste con los españoles”, cuenta entre risas.

Otro de los choques culturales que destaca Corona es la forma de socializar en Inglaterra: “Al español promedio de mi edad le gusta beber, por lo que eso forma parte de su vida diaria, mientras que aquí es algo necesario para poder socializar. Supongo que el clima también limita relacionarse de otras formas en ciertas épocas del año, por lo cual el consumo de alcohol está muy integrado en la sociedad, incluso a veces llevándoles a no saber hacerlo de otra manera o sin él”, aclara. Aun así, señala algunas similitudes con España.

También los horarios para comer y dormir son muy diferentes: “Aquí son mucho más tempranos, algo que para mí ha sido fácil de integrar en mi rutina”, cuenta. En cuanto a las relaciones familiares, destaca la proximidad: “En España somos mucho más intensos y cercanos con nuestros padres y hermanos. Compartimos mucho más de nosotros y de nuestro tiempo con ellos, tenemos más necesidad de estar juntos”.

Ana Corona junto a su amiga

Ana Corona junto a su amiga

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Por otro lado, Corona resalta la importancia del trabajo y de independizarse: “Aquí que tus padres te sigan ayudando después de dejar tu casa para ir a la universidad es muy raro. Están mucho más acostumbrados a trabajar desde adolescentes (algunos con su primer trabajo a los 13 o 14 años y manteniéndolo desde entonces para poder pagarse sus gastos). La importancia de tener un trabajo y ganar dinero la tienen desde pequeños, y en un sitio como Londres es una de las razones primordiales por las que vives aquí: crecer en tu carrera, aunque a veces sin compaginarlo bien con la vida social”. También considera que “en España siento que hay un equilibrio más sano entre vida social y trabajo”.

La vida laboral en Inglaterra

“Puede que me equivoque, ya que no lo puedo saber con certeza, pero creo que no estaría donde estoy ahora mismo laboralmente si me hubiese quedado en España. Las oportunidades que he podido vivir aquí y todo lo que he podido probar en la industria de la moda no creo que las hubiese tenido allí”, confiesa. Corona cuenta que en Inglaterra valoran la educación, pero valoran aún más la experiencia. También destaca que a veces se aprovechan un poco de la frase “prácticas no remuneradas”, pero que ofrecen la posibilidad de probar muchas cosas sin experiencia previa para encaminarte y decidir qué es lo adecuado para tu futuro. “Por otro lado, la vida en Londres es cara, así que aunque puedas ganar más que en España, también pagas por la vida que llevas, por lo que es complicado ahorrar”, comenta.

Ana Corona en Liverpool con la familia de su pareja

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Cómo se siente al volver a España, a su país natal: “No crecí teniendo inviernos como tal en Canarias, y aquí son muy largos”

“Me pasa mucho que, al volver a España, me siento en parte inglesa rodeada de españoles, y al estar aquí me siento muy española rodeada de ingleses”, cuenta. Explica que esa es la dualidad, tan bonita como dura, de vivir en otro país: acabas siendo de allí y de aquí, adaptando cosas de ambos a tu personalidad, pero sin sentirte del todo de ninguno, porque siempre te faltan aspectos del otro lado de tu cultura o de tu forma de ser.

Lo que más echa de menos es a su familia. “Creo que es algo a lo que nunca me he acostumbrado ni me acostumbraré. Además, al vivir ellos en las islas, están aún más lejos que si viviesen en la península”, cuenta. Otra de las cosas a las que tampoco se acostumbra es al clima: “No crecí teniendo inviernos como tal en Canarias, y aquí son muy largos. Pero, al mismo tiempo, también te hace valorar todas las estaciones y los cambios que vienen con cada una, y aún más aquello que echas de menos. Nunca doy por hecho ni infravaloro el tiempo en familia, el tiempo en casa o un día bajo el sol”, añade. “También echo muchísimo de menos la comida, en especial la fruta y la verdura, que son mucho más sabrosas en España”.

Ana Corona junto a su pareja

Ana Corona junto a su pareja

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Pese a ello, el pensamiento de regresar a su país natal nunca desaparece. “Me lo he planteado muchas veces y es algo que pienso casi todas las semanas: volver a España. No porque no esté feliz aquí, sino porque soy una persona muy familiar y siempre estoy pensando en dónde podría estar, que me permitiera trabajar en lo que me gusta y en la industria que me apasiona, pero a la vez estar más cerca de mi familia. También lo pienso mucho durante los inviernos, como supongo que es normal”, cuenta. Pese a ello, lleva cuatro años con su pareja, que es de allí, y considera que esta decisión debe ser conjunta, meditada y bien planificada.

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Por qué mudarse a otro país es una oportunidad

Corona considera que poder mudarte al extranjero, sea por el tiempo que sea, es una oportunidad súper enriquecedora, y que quienes pueden hacerlo somos muy afortunados. Por eso, su consejo sería disfrutarlo todo el tiempo que dure. “No porque la vida en España sea peor, de hecho, la mayoría de los que vivimos fuera queremos volver en algún momento, sino porque las oportunidades que vivirás, las culturas que conocerás, las cosas nuevas que experimentarás, el mundo que verás y la gente tan diferente que entrará en tu vida serán algo que cambiará tu perspectiva y a ti como persona para siempre”.

Ana Corona junto a su familia

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A nivel personal, Corona considera: “No creo que sería la persona que soy hoy si no hubiese vivido fuera. Creo que me ha hecho ver y vivir la vida de una forma diferente, más abierta y con otra perspectiva. Aprendes a adaptarte a lo nuevo, a valorar lo que tienes y a no dar por hecho las cosas pequeñas. También creo que me ha hecho más independiente, más valiente y más resiliente, porque cuando te vas fuera tienes que aprender a resolver sola cosas que en tu país darías por sentadas. Vivir rodeada de otras culturas también me ha hecho más tolerante y más curiosa, y me ha dado la oportunidad de conocer realidades muy distintas a la mía, que me han enriquecido muchísimo como persona”, concluye.

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