Laura, 24 años, residente en Barcelona: “O tienes un piso heredado, o es muy complicado comprar uno. A nuestra generación ni se nos pasa por la cabeza ser propietarios”

Vivienda

La precariedad laboral, los contratos temporales y la falta de alternativas asequibles han provocado que alquilar una habitación sea, para muchos, la única opción posible

Laura

Laura, 24 años, residente en Barcelona

Encontrar vivienda en España se ha convertido en un desafío cada vez más inalcanzable para los jóvenes. Los precios del alquiler continúan al alza: en ciudades como Barcelona o Madrid ya superan los 20 euros por metro cuadrado, mientras que el precio de compra se sitúa en torno a los 5.000 euros por metro cuadrado en estas mismas ciudades.

Ante este escenario, alquilar una habitación se ha convertido en la única opción para muchas personas que desean independizarse. Aun así, la competencia es feroz y las condiciones, a menudo, desalentadoras: se exigen nóminas elevadas, avales difíciles de conseguir y garantías que pocos jóvenes pueden asumir.

FOTO ALEX GARCIA JOVENES BUSCAN PISO EN LOS ANUNCIOS DE UNA INMOBILIARIA. ACCESO A LA VIVIENDA 2025/05/30

Jóvenes buscando piso

Àlex Garcia / Propias

En este contexto, casos como el de Laura, una joven de 24 años que consiguió alquilar un piso compartido en Sant Gervasi —uno de los barrios más caros de Barcelona— por un precio razonable, son una excepción poco común.

Laura estudió Turismo y Dirección Hotelera, y su trabajo actual tiene horarios complicados: empieza muy temprano y termina muy tarde. Por eso, vivir cerca del trabajo era casi una necesidad. “Cuando estudiaba, iba a la universidad en coche todos los días desde mi pueblo, pero se volvió insostenible”. Por ello, decidió mudarse a Barcelona por comodidad y para poder disfrutar de su propio espacio. Paga entre 400 y 500 euros al mes, con agua, luz e internet incluidos. Su historia refleja tanto la dificultad de acceder a una vivienda como el factor suerte que, hoy en día, puede marcar la diferencia entre que un joven pueda o no empezar una vida independiente.

Visité un piso en persona y hablé con varias personas, pero todos me decían lo mismo: ‘ya está alquilado’ o ‘ya hemos encontrado a alguien’

Laura,residente en Barcelona

“Encontré el piso muy rápido”, explica a este diario. “Me contrataron en el trabajo y, en menos de dos semanas, ya tenía dónde vivir”. Encontró una habitación gracias a una publicación en redes sociales de una compañera de la universidad, donde anunciaba que buscaba compañera de piso. Antes de eso, también había buscado en portales como Habitaclia o Idealista, aunque reconoce que tuvo suerte de que el proceso fuera breve, ya que encontrar ofertas disponibles a través de estas plataformas es cada vez más complicado. “Solo llegué a visitar un piso y hablé con varias personas, pero casi todos me decían lo mismo: ‘ya está alquilado’ o ‘ya hemos encontrado a alguien’”, recuerda.

Laura

Laura, 24 años, residente en Barcelona

Consciente de que su caso es excepcional, Laura admite ser una mala representación de la realidad que viven las personas que la rodean. “La mayoría de mis amigos lo están pasando fatal para encontrar piso. Algunos llevan meses buscando sin éxito o les piden precios desorbitados por habitaciones minúsculas, o simplemente no les alquilan por el hecho de ser jóvenes”.

Mucha gente que conozco sigue viviendo con sus padres porque emanciparse es imposible

Laura,residente en Barcelona

Sobre la posibilidad de convertirse algún día en propietaria, es tajante: “O tienes un piso heredado o es muy complicado comprar uno. Nuestra generación, por ahora, ni nos lo planteamos porque no nos entra en la cabeza poder hacerlo. Si alquilar ya es difícil, comprar es impensable”. Para Laura, la independencia de los jóvenes es cada vez más limitada, y uno de los principales motivos es tener que destinar gran parte del sueldo a pagar la vivienda. “Los salarios no suben al mismo ritmo que los precios”, explica. “Mucha gente que conozco sigue viviendo con sus padres porque emanciparse es imposible. Y los que vienen de fuera de Barcelona lo tienen aún peor: todo se les va en el alquiler y les resulta muy difícil ahorrar”.

A pesar de todo, Laura se considera afortunada. “Lo mío es un caso aparte. Tengo amigos que llevan un año buscando piso o que viven en pareja compartiendo con otros. Yo, dentro de todo, estoy bien. Pero sé que es raro. Lo normal hoy es encontrar precios imposibles, contratos cortos y mucha incertidumbre”.

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Mientras reflexiona sobre su futuro, lo tiene claro: antes de vivir sola, le gustaría vivir fuera de España. “Por mi trabajo, me gustaría probar de instalarme durante una temporada en otro país. Pero si aquí los precios siguen subiendo, será cada vez más difícil quedarse. Vivir en la ciudad se está volviendo insostenible”, concluye la joven. 

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