“Hay que planificarse bien, ahorrar, trabajar lo necesario y valorar todas las alternativas antes de firmar. No es imposible, solo requiere más estrategia que antes”, destaca Violeta García. Nacida en Zaragoza, lleva tres años viviendo en Madrid. Se graduó en Derecho por la Universidad de Zaragoza e hizo el máster de Abogacía en la UNED. En una entrevista con La Vanguardia, reflexiona sobre las dificultades que enfrentan los jóvenes para independizarse, incluida ella misma, así como sobre las consecuencias de un mercado donde tener una vivienda propia se ha convertido en un lujo y compartir hogar entre generaciones es una realidad cada vez más común.
Desde su experiencia en el sector, considera que cada vez es más complicado que los jóvenes puedan acceder a una vivienda. “El primer factor es la escasez de oferta asequible y la elevada demanda”, explica. Además, comenta que los precios, tanto de venta como de alquiler, han subido mucho y que los criterios hipotecarios son bastante estrictos, sobre todo para la gente joven. “No solo es complicado pagar la hipoteca mes a mes, sino reunir la entrada, que es muy alta”, añade.
Otro de los factores que señala la experta son los salarios bajos y la precariedad laboral. En resumen: hay muy poca oferta, mucha demanda y sueldos que no han subido al ritmo del coste de vida. “Incluso para alquilar, muchas veces se necesitan avales”, aclara. Desde su perspectiva, el principal problema del mercado del alquiler está precisamente en esa combinación. También considera que: “Sería útil proteger un poco más a los propietarios. Muchos pisos están vacíos porque los dueños temen alquilarlos por posibles problemas con los inquilinos”, explica.
García también comparte su experiencia personal sobre la relación entre precios y sueldos, y afirma que está completamente desequilibrada. “Yo pago 1.300 euros por un piso de una habitación fuera del centro, y eso equivale al salario mínimo. En Madrid, por ejemplo, encontrar un piso por menos de 1.000 o 1.200 euros es casi imposible”, confiesa. Añade que “los pisos turísticos y la compra por parte de inversores extranjeros también presionan al alza los precios, dejando menos vivienda disponible para quienes quieren vivir en la ciudad”.
La cultura de compartir piso: ¿deseo o necesidad?
La cultura de compartir piso entre adultos, que en muchos casos nace de una necesidad o de un objetivo concreto, está cada vez más arraigada y normalizada. “Compartir piso tiene sentido cuando eres estudiante, pero que alguien de 30 años tenga que vivir con sus padres o con otros adultos, ya no lo es. Esto incluso afecta a la natalidad y a la posibilidad de formar una familia”, destaca firmemente García.
Desde su punto de vista como experta en derecho inmobiliario, los gastos del día a día, como la luz, el transporte o la alimentación, también influyen mucho en la decisión de independizarse. “No solo suben los alquileres, sino todos los gastos de vida: electricidad, gas, transporte, gasolina, alimentación. Esto hace que mucha gente prefiera quedarse con sus padres para ahorrar o simplemente sobrevivir, porque independizarse resulta demasiado caro”, explica.
Desde su posición, la experta manifiesta que no hay suficiente información ni transparencia en los contratos de alquiler. “Falta educación jurídica básica, no solo en contratos de alquiler, sino en cualquier tipo de contrato: luz, banco, etc. Muchos contratos son abusivos y la gente no sabe cómo defenderse”, añade.
La cultura del ahorro y los jóvenes: ¿tienen ellos la culpa?
La respuesta de García es rotunda: “Se nos tacha de irresponsables, pero la realidad es que enfrentamos un mercado mucho más difícil. La mayoría tiene estudios avanzados y está preparada, pero las condiciones laborales son malas y los salarios bajos. No es falta de cultura del ahorro, es que las circunstancias actuales complican todo”. Considera que la cultura del ahorro es fundamental, pero que la falta de empleo y de estabilidad limita muchísimo las opciones de independizarse.
“Políticas que fomenten el empleo estable y la educación financiera para jóvenes podrían mejorar las oportunidades y también impactar positivamente en el mercado de alquiler y compra”, propone. García lanza un mensaje a todos los jóvenes: “Debemos informarnos y tomar decisiones activas. Aunque sea más difícil, hay gente que lo consigue. Hay que planificarse bien, ahorrar, trabajar lo necesario y valorar todas las alternativas antes de firmar. No es imposible, solo requiere más estrategia que antes.”


