Arantxa Simón, española en Países Bajos: “Aquí todo es más gris. Echo de menos la calidez de la gente de España, su humor, la comida y, sobre todo, el clima y el mar de Canarias”
Española en el extranjero
Arantxa Simón, canaria de 24 años y product developer en ECCO, combina ingeniería y creatividad mientras construye su carrera profesional en Países Bajos
Arantxa Simón, española en Países Bajos
Tu historia
Españoles en el extranjero
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Cuando terminó la carrera, sabía que quedarse en España significaba conformarse con la inestabilidad que tantos jóvenes creativos conocen bien: prácticas encadenadas, sueldos bajos y pocas oportunidades reales. Las ofertas laborales para diseñadores recién graduados eran escasas y, casi siempre, mal pagadas. Así que decidió mirar más allá. Holanda, y la presencia de su hermana allí, se convirtieron en la vía hacia una nueva etapa.
Arantxa Simón, una canaria de 24 años, trabaja a día de hoy como product developer en ECCO, una firma internacional de diseño y moda que le ha permitido unir sus dos pasiones: la ingeniería y la creatividad. Desde los Países Bajos, habla con serenidad y convicción sobre lo que implica empezar de cero en otro país, crecer profesionalmente y no renunciar a la vocación.
Arantxa Simón, española en Países Bajos
¿Qué le llevó a decidir mudarse a Holanda al terminar la carrera?
Siempre había tenido la inquietud de vivir una experiencia internacional, y el hecho de que mi hermana ya llevase unos años en Holanda fue el empujón definitivo. Buscaba un entorno con más oportunidades laborales, especialmente en el sector del diseño y la moda, donde pudiera crecer profesionalmente y tener cierta estabilidad. En España veía el panorama más limitado, con pocas salidas reales para perfiles jóvenes, así que decidí lanzarme. Tenía claro que quería trabajar en algo que me motivara de verdad y Holanda me ofrecía ese punto de oportunidad y renovación que necesitaba al terminar la carrera.
Fotografía por Arantxa Simón (reunión del equipo para gestionar proyectos)
¿Qué papel jugó su hermana en esa decisión y en su adaptación?
Fue clave en todo el proceso. Ella llevaba años diciéndome que viniera, que aquí tendría más oportunidades, y tenía razón. Su apoyo fue fundamental para adaptarme y sentirme acompañada. Tener a alguien cercano que te ayuda con los primeros pasos, que te escucha y te entiende, marca una gran diferencia. No sé si habría sido igual de fácil sin ella.
¿Qué fue lo más fácil y lo más difícil del proceso de adaptación?
Lo más fácil fue adaptarme a una rutina nueva y sentir que estaba creciendo. Empezar una vida laboral fuera de casa te obliga a madurar, a organizarte y a ser más independiente, y eso fue algo que disfruté mucho desde el principio. Lo más difícil, en cambio, fue construir un entorno social. Cuando te mudas por trabajo y no por estudios, cuesta un poco más conocer gente y crear amistades sólidas. Pero con el tiempo todo se va asentando y te terminas sintiendo en casa.
¿Cómo es el mercado del alquiler en Holanda?
Diría que es el mayor reto de vivir aquí. Hay una gran crisis de vivienda: la demanda es altísima y la oferta muy limitada, por lo que los precios son elevados. En mi caso tuve la suerte de contar con mi hermana, pero para quien llega desde cero puede ser un proceso largo y estresante. Aun así, muchas empresas internacionales ofrecen ayuda o alojamiento temporal durante la reubicación, lo que facilita mucho los primeros meses.
¿Qué es lo que más echa de menos de España?
España tiene algo muy especial. Echo de menos la calidez de la gente, las conversaciones espontáneas, el sentido del humor, y la comida. Sobre todo siendo canaria, también echo de menos el clima y el mar, que son cosas que llevo muy dentro. Aquí todo es más gris, pero cuando vuelvo a casa lo disfruto con otra mirada, valorando aún más lo que tenemos.
Diseños, ideas, conceptos
Trayectoria profesional y el trabajo en ECCO
¿Cómo fue el proceso hasta encontrar trabajo en ECCO? ¿Le resultó complicado?
Fue más rápido de lo que imaginaba. En apenas un mes ya tenía entrevistas interesantes. Empecé haciendo unas prácticas como diseñadora gráfica en Ámsterdam, pero poco después surgió la oportunidad con ECCO y sentí que era el lugar donde realmente podía aplicar lo que había estudiado. En cuestión de dos meses ya estaba contratada oficialmente. El proceso fue bastante natural, con entrevistas dinámicas y una comunicación muy fluida, lo que me hizo sentir confianza desde el primer momento.
¿Qué sintió al conseguir un puesto que unía sus dos pasiones: el diseño industrial y la moda?
Fue una mezcla de orgullo y gratitud. Sentí que estaba dando mis primeros pasos profesionales en un entorno que unía perfectamente la parte técnica que me apasiona con la creatividad de la moda. Poder aplicar todo lo aprendido en ingeniería para desarrollar productos reales, tangibles y con identidad es algo muy gratificante. No todo el mundo puede decir que su primer trabajo le apasiona, y para mí levantarme cada día para trabajar en algo que me gusta tanto es un auténtico lujo.
¿En qué consiste exactamente su trabajo como product developer?
Mi papel es básicamente ser el puente entre el diseño y la producción. Trabajo mano a mano con los diseñadores para transformar sus ideas en productos reales, en este caso, bolsos de piel. Me encargo de que los prototipos sean viables, de ajustar materiales, costes y procesos de fabricación, y de coordinarme con el equipo de producción para que todo fluya. En resumen, hago que las colecciones se vuelvan realidad, cuidando tanto la parte estética como la técnica. Es un trabajo muy completo, porque combina creatividad, análisis y resolución de problemas, y eso lo hace especialmente interesante.
¿Qué ha aprendido trabajando en una firma internacional como ECCO que quizá no habría aprendido en España?
Sobre todo, una visión global del trabajo. En una empresa internacional aprendes a pensar en conjunto, a entender cómo cada departamento influye en el otro y cómo las decisiones se toman de forma mucho más estratégica. Además, trabajar con personas de distintas culturas te enseña muchísimo. En mi equipo hay italianos, franceses, húngaros, mexicanos, indios… y eso te obliga a adaptarte, a comunicarte mejor y a entender diferentes formas de trabajar. Es un entorno muy enriquecedor que te hace crecer mucho más rápido tanto profesional como personalmente.
Oportunidades, desafíos y aprendizajes del mundo laboral
¿Qué diferencias nota entre las oportunidades laborales en Holanda y en España para alguien joven y recién graduado?
La diferencia es abismal. En España me encontré con muchas ofertas de prácticas o contratos muy precarios, con sueldos bajos y una competencia enorme. Aquí, en cambio, se da más valor a la juventud y al potencial. Hay más equilibrio entre los puestos junior y senior, y más confianza en que alguien joven pueda asumir responsabilidades. Sientes que te dan una oportunidad real de demostrar lo que vales, y eso marca muchísimo la diferencia a la hora de crecer profesionalmente.
Proyecto de moda de Arantxa Simón
¿Cree que en España es difícil abrirse camino en el sector del diseño y la moda sin caer en la precariedad?
Sí, sin duda. Hay talento y creatividad de sobra, pero las condiciones no siempre acompañan. Hay muchas personas formadas compitiendo por muy pocas oportunidades, y los sueldos iniciales suelen ser demasiado bajos. Creo que salir fuera te da aire, experiencia y herramientas para luego volver y posicionarte mejor. No es un camino fácil, pero sí muy enriquecedor.
¿Qué opina de los jóvenes que encadenan prácticas o trabajan por sueldos muy bajos?
Lo entiendo, porque muchas veces es la única manera de empezar, pero creo que hay una línea muy fina entre aprender y ser explotado. Las prácticas deberían ser una etapa de aprendizaje, no una forma de trabajo barato. Yo también hice prácticas no remuneradas y aprendí muchísimo, pero creo que prolongar esa situación durante años es injusto. La relación laboral debe ser un beneficio mutuo, no solo para la empresa.
¿Qué consejo daría a otros jóvenes diseñadores que estén pensando dar el salto al extranjero?
Les diría que se atrevan. Es normal tener miedo, pero el crecimiento solo ocurre fuera de la zona de confort. Mudarte fuera, te pone a prueba, te enseña resiliencia, independencia y te hace descubrir quién eres realmente. No hay que verlo como un salto definitivo, sino como una experiencia que puede abrirte muchas puertas. Si no lo intentas, nunca sabrás lo que podrías haber logrado. Al final, siempre hay tiempo para volver, pero no siempre hay tiempo para intentarlo.