Qué significa que consultemos el móvil constantemente según la psicología

Tecnología cotidiana

Una conducta automatizada se ha instalado en el día a día: mirar el móvil cada dos por tres

Marc Masip, psicólogo: “Estamos enganchados, la realidad es innegable: el móvil nos tiene atrapados, como la droga a un adicto”

Consultar el móvil constantemente ya es un acto reflejo inconsciente

Consultar el móvil constantemente ya es un acto reflejo inconsciente

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¿Cuántas veces tiene uno el móvil en la mano sin saber exactamente por qué? Esta acción aparentemente sin importancia ha llamado la atención de la comunidad psicológica por su frecuencia y automatismo. Según una investigación liderada por el Dr. Maxi Heitmayer, profesor del Departamento de Ciencias Psicológicas y del Comportamiento en la London School of Economics (LSE), “muchas de estas interacciones son conscientes, pero muchas otras son inconscientes y automáticas”.

Un gesto tan común como inconsciente

Cuando los teléfonos tenían cable la humanidad era libre

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El estudio, publicado también en Science Direct, reveló un dato demoledor: el 89% de las veces que se toca el móvil, es el propio usuario quien inicia la acción. Solo un 11% responde a notificaciones reales. Esto pone en duda la afirmación de que el teléfono nos interrumpe constantemente. En realidad, somos nosotros quienes nos interrumpimos. “Todos creen que su teléfono los distrae, pero nuestra investigación muestra que, en realidad, los usuarios se distraen a sí mismos”, señala el propio Heitmayer.

El equipo de Heitmayer empleó una técnica pionera llamada Subjective Evidence-Based Ethnography (SEBE), que consistió en colocar cámaras en gafas para registrar más de 200 horas de interacción real con el teléfono en contextos naturales. Participaron 37 jóvenes entre 21 y 29 años. El hallazgo más sorprendente fue que gran parte de las consultas ocurren sin que la persona sepa por qué lo hace. “Vi los vídeos con los participantes y su sorpresa me impactó: a menudo no tenían idea de por qué estaban levantando el móvil”, confiesa el investigador.

La revisión de esos vídeos confirmó patrones: el móvil se consulta más cuando se cambia de una tarea a otra o durante momentos de estrés o aburrimiento, como al viajar en transporte público. Aquí, el gesto de mirar el teléfono actúa como una especie de microdescanso mental, algo así como un respiro que no se termina de saborear.

Frente a la creencia de que los smartphones son los culpables de nuestra atención fragmentada, la ciencia apunta a otro lado. “Es una falacia creer que la tecnología resolverá este problema por nosotros. Nadie va a poder diseñar un móvil ‘mejor’ si seguimos utilizándolo como lo hacemos ahora; tenemos que desarrollarnos a nosotros mismos y nuestros hábitos”, afirma Heitmayer. La idea, más que alarmista, sugiere un enfoque más introspectivo.

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En lugar de buscar soluciones técnicas (como silenciar notificaciones o usar modos de concentración), este experto propone formar desde la infancia en lo que él llama ‘educación digital’. Su analogía es sencilla pero contundente: “Los coches son muy útiles, pero también peligrosos. Por eso exigimos un carnet de conducir. No digo que necesitemos una licencia para usar móviles, pero sí una formación sobre cómo usarlos y, sobre todo, cómo dejarlos”. Convertir ese gesto inconsciente en una elección deliberada podría ser un primer paso hacia un uso más saludable.

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