Susana Gómez, diseñadora de moda, sobre las tallas grandes: “Es imposible convertir la morfología humana en una talla única”
Moda
La diseñadora gaditana de 28 años sostiene que la moda actual trata de “meter a todas las mujeres en un único molde”, una visión que, afirma, está muy lejos de reflejar la diversidad real
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Susana Gómez

Ser una mujer curvy puede llegar a ser todo un reto a la hora de visitar un centro comercial. La gran mayoría de tiendas en nuestro país comercializa prendas ajustadas a tallas normativas (de la talla 32 a la 44), dejando atrás un alto porcentaje de la población. No hay una cifra exacta, pero un estudio de Servimedia estima que al menos el 41% de las mujeres tienen dificultades para encontrar su talla de ropa en nuestro país.
Durante años, la industria de la moda ha repetido el mismo mensaje: diversidad, inclusión, cuerpos reales. Sin embargo, a la hora de la verdad el discurso se diluye. Para millones de mujeres en el mundo, encontrar prendas en tendencia que las represente sigue siendo una carrera de fondo. Y no es por falta de demanda: es por falta de voluntad. Así nos lo cuenta Susana Gómez, una joven diseñadora gaditana y dueña de Problue, marca de moda artesanal que ofrende prendas personalizadas.

En pleno 2025, resulta casi absurdo que una parte tan significativa de la población tenga que conformarse con diseños poco favorecedores o prendas que parecen pensadas para personas de mayor edad. La oferta existe, sí, pero no termina de ser realista y no se ajusta a las necesidades de la población femenina actual.
Las tallas que vemos generalmente en tiendas no se ajustan a la diversidad de cuerpos que existen
A menudo, las mujeres de talla grande, consideradas curvy por la propia industria, se ven desplazadas a un rincón en el que se les deja claro que no tienen cabida: “Una de las grandes carencias que veo en la industria de la moda es que intenta meter a todas las mujeres en un mismo molde… como si todos los cuerpos siguieran un único patrón. Y eso simplemente no es real” apunta la diseñadora de 28 años.
Para Susana Gómez, la inclusividad ha sido siempre uno de los objetivos principales de su propia marca: “Las tallas que vemos generalmente en tiendas no se ajustan a la diversidad de cuerpos que existen. Cuando coses a medida, te das cuenta de algo precioso: no hay dos cuerpos iguales” desvela la diseñadora, añadiendo: “Dos mujeres que usan una talla 42 pueden tener cuerpos totalmente distintos. La morfología humana es maravillosa y tan única que es imposible convertirla en medida o una talla general”.
Mientras las pasarelas aplauden la diversidad en campañas puntuales, los armarios cuentan una historia muy distinta. Las mujeres curvy se encuentran con patrones que no se adaptan a su cuerpo, cortes que parecen concebidos sin entender su anatomía y una gama cromática que rara vez sale del negro, el eterno color “adelgazante”.
Las firmas que sí apuestan por la diversidad de cuerpos

Al igual que Susana, muchas diseñadoras independientes llevan años denunciando esta brecha. Ellas sí se preocupan por las necesidades de estas mujeres, trabajan cada día con cuerpos diversos y entienden que la moda es, ante todo, una herramienta de identidad. Y nadie merece ver su identidad borrada.
La industria quiere crear y vender rápido, pero se olvida de escuchar, de mirar a las personas de verdad
“Tengo la suerte de haber creado un vínculo muy cercano con nuestras clientas y son ellas las que nos dan contexto de sus realidades. Diseñamos buscando realzar lo que cada una quiere mostrar y también disimular lo que no le gusta tanto. Siempre con respeto y empatía, relativizando los posibles complejos que traigan consigo para que cuando se vistan sientan que lo bonito de sus cuerpos pesa mucho más” sentencia la diseñadora.
No es solo ropa: es identidad, autoestima y pertenencia

No es de extrañar que en los últimos años la moda artesanal haya ganado terreno. Esta ofrece lo que la gran industria de la moda se niega a dar: prendas hecha con intención y con respeto por cuerpos que no encajan en los cánones de belleza. Al fin y al cabo, las mujeres de talla grande no quieren un apartado escondido al fondo de la tienda. Quieren lo mismo que cualquier otra mujer, ropa que les haga sentir bien.
