Las pieles con tendencia a imperfecciones sabrán la cantidad de cuidados que se requieren para poder conseguir mantenerla libre de espinillas y granitos. El primer paso de una rutina eficaz para su cuidado consiste en tener un limpiador adecuado que elimine la grasa y las células muertas, pero que a su vez consiga mantener los poros abiertos y que no lleguen a obstruirse.
En el mercado hay multitud de productos disponibles: jabones, limpiadores, exfoliantes, cremas hidratantes… pero no hay nada como los trucos naturales y los remedios de la abuela. Seguro que muchos han escuchado eso de “los granos se secan al sol” y han salido al vistazo del primer rayo, con la esperanza de volver a casa con una piel limpia y tersa. Sin embargo, nada más lejos, pues resulta ser todo un mito.

¿Has oído que el sol mejora el acné? Cuidado, es un mito muy extendido.
El sol puede parecer beneficioso para el acné a corto plazo, ya que su efecto secante y antiinflamatorio puede reducir el enrojecimiento y secar las lesiones. Además, verse más bronceado puede dar la sensación de que se tienen menos granitos.
Sin embargo, a largo plazo, la exposición solar puede empeorar el acné. Almudena Nuño, dermatóloga, explica precisamente este mito tan extendido en una de sus últimas publicaciones en sus redes sociales.
“Cuidado, es un mito muy extendido. Puede parecer que mejora al principio, pero luego… ¡efecto rebote!”, advierte la especialista, que llama la atención sobre cómo los rayos del sol producen más sebo sobre la piel, que a su vez provoca más obstrucción en los poros y, en consecuencia, más granitos. “Y a largo plazo: manchas, arrugas y mayor riesgo de cáncer de piel”.
Tal y como explica Nuño, el sol puede secar temporalmente los granos, pero a largo plazo empeora el acné al aumentar la producción de grasa, produciendo inflamación. Eso, sin contar la pérdida de colágeno y la aparición de manchas en la piel
Por qué el sol no es tan beneficioso para la piel acnéica 1Aumento de la producción de sebo: La radiación ultravioleta (UV) deshidrata la piel, lo que lleva a una mayor producción de grasa como mecanismo de defensa. Esto puede obstruir los poros y provocar brotes de acné.
2Engrosamiento de la piel: La exposición al sol estimula la producción de queratina, lo que puede obstruir los folículos pilosos y favorecer la formación de espinillas y puntos negros.
3Inflamación y daño celular: La radiación UV genera estrés oxidativo y daño en la piel, lo que puede agravar la inflamación y dificultar la cicatrización del acné
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Manchas y cicatrices: La exposición al sol aumenta la producción de melanina, lo que puede causar manchas oscuras (hiperpigmentación) en las áreas con acné o cicatrices.
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Riesgo con ciertos tratamientos: Muchos tratamientos para el acné, como los retinoides y el peróxido de benzoilo, aumentan la sensibilidad al sol, lo que eleva el riesgo de quemaduras y daño cutáneo.
6Deshidratación: El sol puede deshidratar la piel, lo que puede provocar que las glándulas sebáceas produzcan más sebo, lo que a su vez puede empeorar el acné.
Para proteger a la piel del sol, lo mejor es crear una buena rutina antes de salir al exterior que incluya una buena hidratación y, sobre todo, la aplicación de protector solar, siempre con FPS 50 o superior, incluso en días nublados.
La especialista lo tiene claro: “Tu pie no necesita sol, necesita cuidados”. Además, recuerda: los dermatólogos aconsejan no tocar las imperfecciones de la piel, pues esto podría empeorar las inflamaciones y agravar el acné y las marcas.