Pedro Catalá, cosmetólogo: “Ningún tratamiento hará desaparecer la ‘cara de cortisol’ de un día para otro; el estrés afecta a todo el organismo, por lo que la estrategia debe ser integral y sostenible”
Belleza
El doctor en Farmacia explica cómo el exceso de esta hormona hace que el rostro acumule grasa, hinchazón y granitos y rojeces
Pedro Catalá es cosmetólogo y fundador de la marca Twelve Beauty
Desde hace unos meses hay un término que se repite mucho en redes sociales: la “cara de cortisol”. Son muchas las personas que comparten los cambios que sufre su rostro por los niveles elevados de cortisol, conocido como la hormona del estrés, que provoca cambios tanto en la salud como en la apariencia.
El estrés crónico es la principal causa del aumento de esta hormona, lo que contribuye a retención de líquidos que generan hinchazón en el rostro, incremento de grasa facial o la aparición de ojeras y un tono mucho más apagado. Además, la mala alimentación y la falta de sueño pueden afectar.
La “cara de cortisol” se produce cuando hay mucho estrés
“Aunque el término suene médico, en realidad la cortisol face es una forma rápida de describir esos cambios visibles en la piel que aparecen cuando la vida resulta abrumadora. Estos efectos del estrés se pueden además intensificar si se ha entrado en perimenopausia o ya se ha alcanzado la etapa de la menopausia”, apunta el cosmetólogo Pedro Catalá.
El doctor en Farmacia y profesor de Química Cosmética en la Universidad de Siena asegura que el estrés no siempre es malo, de hecho, el cortisol es “vital” para la supervivencia y ayuda a despertar el cuerpo y mantenerse en alerta. Pero el problema es cuando los niveles se disparan.
“Cada piel reacciona de forma distinta, pero hay signos comunes que hacen reconocible la cara de estrés”, afirma el fundador de Twelve Beauty, que detalle estos síntomas: hinchazón y retención de líquidos que se aprecia bajo los ojos y zona de las mejillas; brotes de acné persistentes, incluso en adultos; rojeces y sensibilidad, con la piel irritada y los problemas de rosácea mucho más pronunciados; pérdida de luminosidad, con el cutis apagado y sin vida; envejecimiento acelerado, con la aparición de líneas finas y flacidez, y textura frágil, son sensación de tirantez o falta de resistencia.
Cada piel reacciona de forma distinta, pero hay signos comunes que hacen reconocible la cara de estrés”
En muchos casos, los efectos del cortisol se notan mucho más por la llegada de la perimenopausia y la menopausia. “A medida que los niveles de estrógeno descienden, la piel se vuelve más fina, seca y menos elástica. Al mismo tiempo, el cortisol puede elevarse con mayor facilidad, sobre todo si se suma el cansancio, la falta de sueño o los sofocos. ¿El resultado? Un doble impacto: mayor pérdida de colágeno, más deshidratación e inflamación acentuada”, señala el experto.
Usar un sérum hidratante, como el B12 Calm Serum de Twelve Beauty (68 euros), ayuda a recuperar la hidratación de la piel
Hacer desaparecer esta “cara de cortisol” no es tarea fácil, ya que el estrés afecta a todo el organismo. “La estrategia debe ser integral y sostenible”, afirma Catalá, que recomienda una serie de hábitos para ayudar a calmar esta hormona e intentar lucir un rostro mucho más luminoso y revitalizado.
Establecer una rutina del sueño es clave para calmar el cortisol
Los ejercicios de respiración, realizar ejercicio suave como el yoga o dar paseos en la naturaleza o una buena hidratación, tanto beber agua como hidratar bien la piel, son claves. También se debe intentar mantener una rutina del sueño, estableciendo un horario para dormir y conseguir descansar, y seguir una alimentación equilibrada con alimentos antiinflamatorios como el pescado azul, las semillas de lino o las nueces, y limitar la ingesta de azúcares refinados. Las verduras de hoja verde, el aceite de oliva virgen extra y las pipas de calabaza también son buenos aliados de la piel estresada.