Los perjuicios del consumo de carne roja y de carne procesada no son ninguna novedad, pues desde hace años los expertos han advertido sobre sus consecuencias negativas para la salud. Ahora, un nuevo estudio viene a sumar una losa más sobre la mala fama de este alimento, advirtiendo sobre la asociación de su consumo con un mayor riesgo de demencia senil.
Estos datos son especialmente significativos si tenemos en cuenta que, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España comemos casi 50 kilos de carne por persona al año, aunque estos datos no hacen distinción entre las carnes blancas, rojas y procesadas.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda no tomar más de dos raciones de carne roja a la semana.
Las consecuencias para nuestra salud del consumo de carne roja y carne procesada
Un estudio publicado en enero de este año en la revista Neurology constató que la ingesta de al menos un cuarto de ración diario de carne roja procesada conlleva un 13 % más de riesgo de desarrollar demencia, en comparación con quienes consumen menos de una décima parte de una ración diaria. Cabe señalar que los investigadores definieron una ración como una porción de 85 gramos.
Pero las enfermedades neurodegenerativas no son las únicas que ven incrementado su riesgo ante el consumo de carne roja. Otro estudio dirigido por la Universidad de Harvard, publicado en 2023 en The American Journal of Critical Nutrition, concluyó que un consumo medio de una ración de carne roja al día supone un 53 % más de probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con quienes la consumen con menor frecuencia.

La carne roja está estrechamente relacionada con el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Ya en octubre de 2015, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe alertando sobre la carcinogenicidad del consumo de carne roja y procesada. Es decir, su capacidad para inducir cáncer.
El citado organismo calificó la carne roja como posible cancerígeno, situándola en el Grupo 2A de sus estándares, mientras que la carne roja procesada se cataloga en el Grupo 1, al que corresponden los alimentos considerados como cancerígenos.

La carne procesada incrementa el riesgo de padecer demencia.
En concreto, el informe especifica que la carne roja desemboca en un mayor riesgo de cáncer colorrectal principalmente, aunque también de cáncer de páncreas y de próstata. Por su parte, la carne procesada está principalmente vinculada al riesgo de cáncer colorrectal.
Tomando en cuenta toda esta evidencia científica, conviene resaltar que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, recomienda un consumo de dos a cuatro raciones semanales de carne, de las cuales no más de dos deberían corresponder a carne roja.