Vivimos atrapados en la “Cultura de la dieta” que nos ha enseñado a contar calorías, a obsesionarnos con el peso y a vivir juzgando nuestra imagen en el espejo. “Tenemos un ‘problemón’. Cuesta mucho hablar de esto”, asegura Carlos Roca al introducir el tema de la obsesión con el cuerpo en Roca Project y a su invitada, la psicoterapeuta Miriam Salinas Gascón, especialista en psiconutrición y trastornos de la alimentación.
“Soy la última opción de las ‘dietólicas’, mujeres que llevan muchas dietas, que no han conseguido sus objetivos, con un metabolismo que cada vez les va peor y una autoestima cada vez más baja”, explica Salinas, para presentarse. Ella es quien trata a esas personas que aseguran que el agua les “engorda” y ya viven en la desesperación.

Miriam Salinas, terapeura especialista en psiconutrición, con Carlos Roca.
“Son personas que desde muy jóvenes viven presionadas por adelgazar y se restringen mucho. Su organismo quiso sobrevivir y actuó en consecuencia. Toda una vida así se plantan con 50 años y no pueden ni comer lechuga”, cuenta Salinas. “Las mujeres se han acostumbrado a ese ideal de lo que debería ser ese cuerpo y cuánto más lejos están, más insatisfacción hay”.
Miriam Salinas: “Hay mucho miedo a la comida, tras muchos años de control y descontrol. Detrás de eso hay mucha ‘hambre’ de seguridad emocional”
Aunque Salinas admite que hay un problema de insatisfacción corporal crónica en hombres y en mujeres, son ellas quienes reportan la mayoría de los casos. “Las mujeres están a dieta crónica”, asegura. “Los hombres se fijan primero en el cuerpo”, afirma, mientras que explica que las mujeres tienen una visión más global al mirar a un hombre. “El hombre es más visual, la mujer da más contexto”, asegura.

Miriam Salinas, terapeura, se ha encontrado con personas que aseguran que el agua les “engorda”.
Según la psicoterapeuta, se puede comparar a la ‘cultura de la dieta’ con la ‘violencia de género'. La mujer, nuestro cuerpo, transgeneracionalmente ha sido la moneda de cambio en los sistemas familiares”, explica la terapeuta. “Llevamos históricamente más carga -el hombre también lo sufre-, y la cultura de dieta nos vende que si alcanzas ese cuerpo XXS serás amada y perteneciente. ¿Y quién no quiere ser amada? Es un tema de supervivencia”, explica, hablando de la influencia de los medios, la publicidad e incluso de los nuevos añadidos cortesía de la Inteligencia Artificial (IA).
“Hay toda una industria detrás: dietas, operaciones de estética… Hay mucho dinero detrás. Mientras, la mujer está ocupada en su propia “radio miseria”, toda esa energía no la está llevando con fuerza a la vida. Es una manera de someter. Es violencia”, sentencia.

El apoyo familiar es clave en el tratamiento de un paciente de TCA
La propia terapeuta vivió en primera persona este tipo de presión social en su juventud, dándose atracones y compensando con horas sin fin de ejercicio posteriormente. “Estaba en ese mundo, pero no estaba en el corazón. No sabía quién era Miriam”, explica.
Para Salinas, hay que tener mucho cuidado con estas actitudes, pues no dejan de ser una “moda”. La experta recomienda hacer una desconexión de todo aquello que pueda perjudicar nuestra salud mental. Para ello, conviene hacer varias preguntas, como si nos aporta algo positivo o si realmente nos merece la pena seguir ese perfil. “Hay que salir de aquello que te hace daño”, explica. “Pero para poder discernir hay que parar, porque en estos tiempos vamos como pollos sin cabeza”.
Carlos Roca: “Cómo tú miras a los demás habla de cómo tú te miras a ti mismo, y como tú te miras es como te han enseñado”.
Las influencias de las opiniones son uno de los factores más importantes a la hora de tratar un trastorno de la conducta alimentaria. Sobre todo, las modas que vienen y van. “El tiempo del ‘come limpio’ y todo aquello, que hace que nos vinculamos con los alimentos de una forma disfuncional”, explica. “Desde que nacemos, que sí tuvimos una alimentación intuitiva, nos vamos desviando. “Lo importante no es lo que comemos, sino cómo comemos”, afirma. “Hay que quitar el peso al peso. Si la comida no tuviese kilocalorías... ¿Qué haríamos?”.
Salinas también explica cuál es la primera señal de un posible problema en la conducta alimentaria: “La mejor manera es ver cuánto tanto por ciento ocupa la comida y mi cuerpo en mi mente, si dejo o comienzo a hacer cosas a raíz de ello”, explica, dando como ejemplos comenzar a restringir alimentos o iniciar rutinas más exigentes en el gimnasio. “Se normalizan cosas que no son normales. El tema es que ocupe demasiado tiempo. La alimentación ha de ser saludable física y mentalmente”, insiste.