El incienso y otros productos aromáticos de uso doméstico pueden ser más dañinos de lo que parecen. La farmacéutica y divulgadora científica Boticaria García ha alertado en Y ahora Sonsoles sobre los riesgos que su uso continuado puede suponer para la salud, especialmente para los pulmones. La experta ha explicado que la combustión de velas, inciensos y ciertos ambientadores libera sustancias tóxicas que pueden causar problemas respiratorios e, incluso, aumentar el riesgo de cáncer de pulmón con el tiempo.
Velas y ambientadores: más tóxicos de lo que parecen
El incienso y su relación con el cáncer de pulmón
El incienso es uno de los elementos más perjudiciales debido a los compuestos químicos que libera al quemarse. “Hay estudios en Asia que han demostrado que en templos donde se usa constantemente hay más casos de cáncer de pulmón”, explicó. Su combustión genera partículas contaminantes, además de metales pesados como mercurio, lo que puede afectar gravemente la calidad del aire en espacios cerrados. “No pasa nada por encender una varita de vez en cuando, pero no hay que tenerlo de forma continuada”, advirtió.

Los productos aromáticos de uso doméstico pueden contener sustancias tóxicas que afectan el sistema respiratorio
Las velas perfumadas también suponen un riesgo si se usan en exceso. “Todas las velas generan hollín al quemarse, y eso acaba en los pulmones”, señaló Boticaria García. Para minimizar el impacto, recomendó optar por velas naturales, como las de cera de abeja o soja, y cortar la mecha a unos cinco milímetros para reducir la emisión de partículas.
Los ambientadores, tanto en spray como eléctricos, tampoco están exentos de peligro. Aunque no generan hollín, sí emiten compuestos volátiles que pueden afectar al sistema respiratorio, sobre todo si se usan en espacios mal ventilados. “No es que nos vayamos a morir por usarlos, pero hay que reducir su uso y ventilar bien”, insistió.
En cuanto a los difusores ultrasónicos, Boticaria García los considera la opción menos perjudicial, ya que no generan combustión. Sin embargo, advirtió que su uso constante puede provocar el llamado “síndrome del edificio enfermo”, un fenómeno asociado a la exposición continua a ciertas sustancias que pueden causar dolor de cabeza y alergias.
La recomendación final de la experta es clara: priorizar la ventilación de los espacios y reducir el uso de estos productos para evitar riesgos innecesarios. “Cuanto menos químicos respiremos, mejor para nuestra salud”, concluyó.