La sal ha desempeñado un papel crucial a lo largo de la historia de la humanidad. Antes de la existencia del dinero, se utilizó como moneda de cambio y fue considerada símbolo de riqueza y poder. En la actualidad, continúa presente en las gastronomías de todo el mundo, tanto como condimento para realzar el sabor de los alimentos como conservante esencial en ciertos productos.
A pesar de que su uso histórico se asocia principalmente con las transacciones económicas, los primeros registros de su aplicación culinaria datan de la antigua China, durante el reinado del emperador Huangdi, en el año 2670 a.C. No obstante, en tiempos recientes, la percepción sobre la sal ha cambiado significativamente: de ser la 'reina de los condimentos' ha pasado a convertirse en una posible amenaza para la salud.
La sal es la principal fuente de sodio, un mineral esencial para el funcionamiento adecuado del organismo
Desde una perspectiva nutricional, la sal es la principal fuente de sodio, un mineral esencial para el funcionamiento adecuado del organismo. El sodio participa en la regulación del equilibrio de los líquidos corporales, el control de la presión arterial y el correcto funcionamiento de los nervios, los músculos y otros tejidos. Sin embargo, su consumo excesivo puede tener efectos negativos para la salud, como hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares. Ante esto, surge la pregunta clave: ¿cuál es la cantidad adecuada de consumo para evitar riesgos?
A mayor cantidad de sal añadida y de sodio en la alimentación, mayor es el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares
El cardiólogo José Abellán ha abordado esta cuestión y ha aclarado algunos mitos extendidos sobre el consumo de sal. “A mayor cantidad de sal añadida y de sodio en la alimentación, mayor es el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares”, afirma el experto. Según Abellán, es innegable que la sal aumenta la presión arterial, un efecto medible y evidente. No obstante, subraya que, como en todas las variables biológicas, existe un rango óptimo: consumir muy poco sodio también puede incrementar el riesgo cardiovascular.
Por ello, el especialista critica la postura de ciertos gurús de la alimentación que defienden un consumo elevado de sal bajo la premisa de que tomar poco sodio 'también mata'. “La realidad es que el sodio presente de forma natural en los alimentos suele ser suficiente, por eso no es necesario añadir más sal a la comida”, asegura Abellán. Sin embargo, advierte que quienes abusen de los alimentos ultraprocesados pueden superar fácilmente los niveles recomendados, aumentando así los riesgos para la salud.


