La relación entre nuestra mente y nuestro corazón es algo tan real que, sin ir más lejos, es lo que guía el resto de nuestro organismo a todos los niveles. Ha sido un tema de debate recurrente en el campo de la medicina, pero no se puede negar su interconexión; no solo a nivel emocional, sino también a nivel cognitivo y fisiológico.
A favor de esta conexión tan especial está Nazareth Castellanos, física teórica y doctora en neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid; que en una reciente conferencia para el proyecto Aprendiendo Juntos 2030 de BBVA, afirmaba que se está viviendo una auténtica revolución en la neurociencia que está reconciliando el cerebro con el cuerpo y aceptando que no se puede entender el comportamiento humano sin comprender la influencia que el corazón o la respiración tienen sobre el cerebro.

Nazareth Castellanos es física teórica y doctora en neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid, explica la conexión entre mente y corazón.
En momentos críticos como el estrés, el cerebro tiene un papel muy importante. El estrés puede generar una gran cantidad de pensamientos negativos y preocupaciones, lo que a su vez afecta el estado emocional y físico.
“Respiramos muy mal”, sentencia la científica. “Si respiro de una forma muy regular, mi cerebro sabe cuándo va a llegar la próxima respiración. Como respiramos muy desordenadamente, no es capaz de prever cuándo llegará. Esa falta de predicción es un alarmante para el cerebro. Por tanto, una forma de calmar al cerebro es, simplemente, sentarse 10 minutos a respirar con un ritmo”.

Nazareth Castellanos:“Una forma de calmar al cerebro es sentarse durante diez minutos simplemente a respirar con un ritmo”.
Un sencillo truco que puede calmarnos totalmente. “Tu cerebro no sabe cuándo llegará la próxima respiración, esto explica por qué las técnicas más básicas nos calman”, explica la neurocientífica, que califica de “impresionante” que no haya sido hasta hace unos pocos mese que la ciencia haya descubierto que cada fosa nasal impacte de una manera diferente en el cerebro.
“Hay técnicas y protocolos que están al alcance de todo el mundo, independientemente de su poder adquisitivo. ¿Por qué no nos enseñan un poquito?”, se pregunta. “Es el gran modulador de la dinámica corporal”.
La respiración profunda es una de las mejores maneras de reducir el estrés en el cuerpo. Cuando inspiramos profundamente, el cuerpo envía un mensaje a su cerebro para calmarse y relajarse. A continuación, el cerebro transmite este mensaje al cuerpo, provocando que los síntomas que pueda haber por estrés -aumento de la frecuencia cardíaca, respiración acelerada o presión arterial alta- disminuyan.
Respiración diafragmática
Se basa en el movimiento del diafragma, el músculo de forma cóncava que separa la cavidad torácica de la cavidad abdominal.
Acostado boca arriba y con las manos en el abdomen, expulsamos el aire de los pulmones. Inspiramos profunda y lentamente, hinchando el abdomen. Retenemos el aire hasta sentir la necesidad de exhalar. Soltamos el aire de forma larga, lenta y profunda.
La neurocientífica, además, reitera que estas técnicas no solo son útiles como llave imprescindible para el cerebro, sino que además son “moldeables”. “Es el único que puedo moldear a voluntad. Imaginad lo que se puede hacer solo con practicar”.
En uno de sus últimos estudios, Castellanos y su equipo han colaborado con la profesora Sara Lazar, Universidad de Harvard para analizar la exhalación como predictor que da información muy significativa sobre la salud mental. “Imaginad lo que podríamos hacer solo observando nuestro cuerpo”.