En una sociedad cada vez más obsesionada con lo duradero, Tati Ballesteros, licenciada en Criminología y formada en Psicología Clínica, Psicoterapia y Psicopatología, lanza una reflexión luminosa sobre las personas que llegan a nuestra vida por un tramo... Y se van. A través de su cuenta de TikTok (@tati_ballesteros), donde acumula miles de seguidores con sus mensajes de calado emocional y mirada profesional, Ballesteros desmonta la idea de que todo vínculo valioso deba ser eterno.
El valor de lo breve
Tati Ballesteros desmonta la creencia de que las relaciones duraderas son siempre las más significativas
“No todas las personas de tu vida han llegado para quedarse, y eso está bien”, comienza su mensaje, con la naturalidad de quien ha pensado mucho en ello. “No todo el mundo va a estar en todas las etapas de tu vida, porque hay gente que llega para un tramo. Imagínate lo que decimos siempre, la vida es como un viaje: pues hay gente que llega para un tramo de ese viaje, pero no se quedan en el viaje completo”.
En su vídeo, la criminóloga traza un paralelismo poético entre el paso de ciertas personas y los rayos de sol. “Eso no les resta valor. Que sea breve no quiere decir que sea superficial. Hay personas que de repente entran en tu vida y son como el sol en un día gris: no dura, pero ilumina”. Su reflexión cala por la ternura y la aceptación que transmite: “Y eso está bien, eso está bien”.
Para ilustrar su mensaje, Ballesteros recurre a una pequeña fábula, una metáfora que potencia aún más su idea: un viajero exhausto cruza el desierto hasta encontrar un oasis. Allí, junto a un anciano sabio y otros caminantes, comparte vivencias. Pero, con el tiempo, todos se marchan y él se queda solo. “El anciano le dijo: la vida es como un oasis, pero el oasis no es el destino, es un regalo en el camino. Y las personas también”.
Hay personas que, aunque se van, hay algo que siempre se queda”
Desde esa visión, cada vínculo, aunque efímero, puede ser transformador. “Hay personas que son regalos en el camino aunque no se queden”, explica. “Tienen esa capacidad de empujarte suavemente a esa versión de ti que probablemente sólo esa persona te podría haber empujado”.
Ballesteros, que combina formación académica y sensibilidad narrativa, pone el foco en el agradecimiento como herramienta emocional para digerir las despedidas. “Hay palabras que nos olvidan, hay abrazos que duran siempre y hay personas que, aunque se van, hay algo que siempre se queda”.
Lejos de ver esas presencias pasajeras como fracasos o rupturas, invita a resignificarlas como motores de cambio. “No son pérdida, son un regalo. No son final, son el impulso que necesitabas en ese momento”.
La reflexión cierra con una promesa que, lejos de sonar cursi, resuena con fuerza: “Te prometo que hay personas que, aunque se van y sólo están en un tramo del camino, dejan muchísimo más que personas que a veces están siempre con nosotros. Son como ese rayo de luz que ilumina. No dura, pero ilumina en el momento exacto en el que tiene que iluminar. Aunque se vayan”.

