A veces, pensar en una expareja parece inevitable. No porque aún exista amor, sino porque estamos enganchados a una historia que ya no está. Esa es la tesis que defiende el psicólogo Ale Álvarez en uno de sus vídeos de TikTok (@alealvarezpsi): “Si no puedes olvidar a una persona, necesitas ver esto”, comienza diciendo.
Álvarez invita a dejar de romantizar esa melancolía crónica que muchas personas arrastran tras una ruptura. “Cada vez que piensas y fantaseas en ese viaje que nunca hicieron o en los proyectos que tenían juntos, tu cerebro activa la zona de recompensa y te da esperanza”, explica. Y añade un símil impactante: “Es como apostar en un juego sin fin en el que siempre pierdes”.
La nostalgia como adicción
Cuando el recuerdo se convierte en dependencia emocional
Para Ale Álvarez, esa esperanza no es inocente: es una trampa neurológica que genera dependencia. “Le das de comer al monstruo de la nostalgia, que se alimenta de las fantasías de lo que pudo ser y no fue. Y mientras más le das, más te pide”, advierte.
Lejos de quedarse en la reflexión, el psicólogo propone un ejercicio práctico en tres pasos para enfrentar esa dinámica adictiva. Lo primero, dice, es elegir una fantasía o recuerdo al que estés apegado: un viaje que nunca se hizo, un proyecto en común, una escena que vuelve una y otra vez.
Después, invita a desmontar el recuerdo: “¿Qué me gustaba a mí de ese plan, más allá de hacerlo con esa persona? ¿La aventura? ¿La libertad? ¿Descubrir nuevas culturas?” La clave está en reenfocar la atención, no en la figura del otro, sino en lo que ese recuerdo revelaba de ti mismo.
Una vez identificados esos ingredientes emocionales, el paso siguiente es tan sencillo como poderoso: volver a incorporarlos a tu vida. “Si lo que te gustaba era la novedad o la aventura, planifica un viaje a un lugar que aún no hayas conocido”, sugiere. Es una manera de recordar que todo eso que proyectábamos en el otro también habitaba en nosotros.
“Reenfocarte en tus propios deseos y gustos, y no en esa persona, te ayuda a conocerte y a saber quién eres más allá de esa historia”, asegura Álvarez. Porque no se trata de borrar lo vivido, sino de dejar atrás lo que ya no se puede cambiar para construir una vida desde el presente.