No hay nada más agotador que quedarse en medio: ni avanzar, ni retroceder, solo esperar. Esperar a que cambie. A que se dé cuenta. A que vuelva. A que por fin ame como tú amas. En uno de sus vídeos de TikTok (@sarahalzugaray), la coach emocional Sarah Alzugaray retrata con precisión ese lugar estancado donde habitan tantas personas que no saben si seguir luchando por alguien… o soltarse del todo.
“Esperar por alguien, duele; olvidarlo, también. Pero lo que realmente desgasta es no saber qué hacer: si seguir esperando o soltar de una vez”, afirma. Su tono no es de reproche, sino de comprensión. Porque sabe que dar ese paso duele. Y que el mayor reto no es aceptar la ausencia del otro, sino reconocer que el amor, por sí solo, no basta.
Aceptar que no te quieren como mereces “requiere mucho amor propio y toneladas de humildad”, dice Alzugaray. Porque no es fácil soltar cuando has dado tanto. Porque hay una parte de ti que sigue esperando que el otro despierte, que entienda, que cambie. Pero como bien señala la coach, eso es precisamente lo que te impide avanzar: “No puedes cambiar a nadie por mucho que lo ames”.
Esa frase, dura pero honesta, desmonta uno de los mitos más dañinos del amor romántico: la idea de que si amas lo suficiente, todo es posible. Que si insistes, si esperas, si luchas... el otro acabará por corresponderte. Pero, como advierte Alzugaray, a veces lo que parece esperanza es solo autoengaño, y nos mantiene atados a relaciones que solo nos llenan de dudas e inseguridades.
No es esperanza, es autoengaño: cómo distinguirlo
Esperar no es amar: es posponerte
“Tu amor no cambiará a quien no quiere cambiar y seguir esperando solo te robará energía y paz”, insiste. El mensaje puede doler, pero es liberador. Porque cuando alguien te quiere de verdad —explica— no hay que andar descifrando señales ni vivir en la incertidumbre. “Cuando te quieren de verdad no hay confusión ni incertidumbre. Solo hay amor, claro y sin condiciones”.
Lo que necesitas no es que alguien cambie por ti, sino priorizarte tú”
En otras palabras: el amor real no se sufre, se siente. No te apaga, te da luz. Y si lo único que recibes es ansiedad, espera, contradicciones y silencios... no es amor, es una herida abierta.
El camino que propone Sarah Alzugaray no es fácil, pero sí profundo: dejar de esperar lo que no llega y empezar a cuidarte tú. Poner el foco donde siempre debió estar: en ti. No para cerrar el corazón, sino para dejar de entregarlo a quien no sabe sostenerlo.
“Lo que necesitas no es que alguien cambie por ti, sino priorizarte tú”, resume. Y ese es el núcleo de su trabajo como coach: acompañar a quienes están dispuestos a reconstruirse desde las ruinas emocionales, a dejar de mendigar migajas y a entender que el amor propio no se dice: se practica, se sostiene y se defiende.
Porque a veces, lo más valiente no es seguir esperando… sino saber cuándo es hora de irse.