No siempre el cuerpo avisa. En plena ola de calor, el riesgo de deshidratación no se percibe de la misma forma en todas las personas. “Las personas mayores y los bebés tienen disminuida la sensación de sed”, recordó Boticaria García durante su intervención en Y ahora Sonsoles. “Eso puede ocurrir, y más si tienen algún problema de deterioro cognitivo”, añadió.
El problema no es menor. La sensación de frescor del aire acondicionado puede generar una falsa seguridad que enmascara la necesidad urgente de hidratación. “Están fresquitos, y entonces tienen menos sed”, explicó. Por eso insistió: no hay que confiarse, aunque estemos en casa con el aire encendido.
Ventajas e inconvenientes
Ventilador o aire acondicionado
La eterna pregunta del verano: ¿ventilador o aire acondicionado? Según Boticaria García, ambas opciones tienen sus pros y sus contras, y no sirven igual para todas las situaciones ni para todos los públicos.
“El aire acondicionado baja realmente la temperatura del ambiente, pero reseca las mucosas, la garganta y las vías respiratorias”, explicó. Este secado puede desencadenar faringitis y otros problemas, especialmente si no se realiza un mantenimiento adecuado del aparato: “¿Cuánta gente cambia los filtros? ¡Jamás!”.

El descenso de la sensación de sed en mayores y bebés puede provocar deshidratación sin síntomas evidentes
García subrayó la importancia de limpiar los filtros con jabón neutro, al menos una vez al año en casa. En oficinas o lugares públicos, con mayor frecuencia. De no hacerlo, “puede haber polvo, bacterias, incluso legionela”.
El ventilador, por su parte, “solo mueve el aire” y funciona si la persona suda. Pero si la temperatura es demasiado alta, puede ser contraproducente. “Si hace más de 40 grados, no hay que poner el ventilador, porque es como enchufarte un secador”, advirtió.
Temperaturas ideales y errores comunes
Además de las recomendaciones sobre aparatos, la farmacéutica recordó algunas pautas clave para evitar sustos:
- No programar el aire a más de 10 °C por debajo de la temperatura exterior. Si fuera hay 40, no bajarlo de 30.
- No dormir con el aire encendido toda la noche. Mejor usar función ‘fan’ o temporizador.
- Evitar que el aire nos dé directamente en el cuerpo. Puede provocar contracturas musculares.
- Llevar ropa ligera y protegerse del sol. Y, ante todo, hidratarse aunque no se tenga sed.
Boticaria García también alertó del efecto psicológico del ventilador. “Se ha visto que es más psicológico que otra cosa. Si tú no sudas, el ventilador no te baja la temperatura corporal”, explicó. Por eso, en condiciones extremas, puede dar una falsa sensación de alivio sin ser eficaz.
La clave está en adaptar el uso de cada aparato al contexto, mantenerlos limpios y, sobre todo, no descuidar la hidratación. “Que no nos despiste el hecho de estar fresquitos”, insistió. Porque cuando el calor aprieta, el cuerpo no siempre avisa. Y en los más vulnerables, eso puede costar caro.