María José Ortolà, psicóloga: ''La ansiedad no es negativa ni patológica. Es una emoción básica, adaptativa, que nos prepara para responder ante el peligro''

Entrevista

La experta señaló que la ansiedad no solo vive en la mente, sino que también se manifiesta en el cuerpo

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María José Ortolà, psicóloga

María José Ortolà, psicóloga

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María José Ortolà es una de las psicólogas más populares del momento. La terapeuta compagina su labor en consulta con la divulgación en redes sociales, donde, a lo largo de su trayectoria, ha abordado cuestiones relacionadas con la salud mental, el amor propio, los traumas y el crecimiento personal. Aunque es una profesional versátil, centra gran parte de su contenido en su especialidad: los trastornos de ansiedad. 

En una entrevista reciente para La Vanguardia, la experta se ha dejado conocer un poco más y ha reflexionado sobre algunos temas, como la identificación de la ansiedad y el acompañamiento a las personas que sufren esta afección.

María José Ortolà, psicóloga

María José Ortolà, psicóloga

Fuentes propias

¿Cómo empezó su vocación como psicóloga clínica? ¿En qué momento decidió especializarse en ansiedad?

Desde muy pequeña tuve una sensibilidad especial para estar al lado de quien sufría. Lo que no sabía es que, años después, iba a necesitar ese consuelo yo misma. Tenía 16 años cuando empecé a notar que algo dentro de mí se desajustaba: me mareaba sin motivo, sentía el cuerpo extraño, como desconectado, y mi mente parecía volverse contra mí. Y lo más duro: lo viví en silencio.

Fue entonces cuando decidí estudiar Psicología, con la idea de entender qué me pasaba y, tal vez, algún día, poder ayudar a otras personas que se sintieran igual de perdidas. Pero no fue hasta el primer año de carrera cuando acudí por fin a una psicóloga. Y bendito momento. Ahí entendí que la ansiedad no es debilidad, es una llamada. Y que cuando se escucha con humanidad y ciencia, puede transformarse. Desde entonces, ese es mi propósito: acompañar a quienes están al borde, como lo estuve yo, y mostrarles que sí hay salida, que se puede volver a vivir.

Trabaja con pacientes de todo el mundo y ha creado incluso retiros y experiencias. ¿Qué la llevó a combinar la ciencia, el cuerpo y las emociones en su abordaje clínico? ¿Cómo relaciona esto con la ansiedad que sentimos?

Todas las personas con las que trabajo llegan, de algún modo, con un cuerpo agotado, una mente en alerta y una necesidad urgente de sentirse en paz. Desde muy joven comprendí que el enfoque mental no bastaba. A mí me ayudó la meditación, no como algo esporádico, sino como una práctica constante que me fue enseñando a habitarme. Entonces descubrí que no era suficiente entender lo que me pasaba: tenía que sentirlo y procesarlo desde dentro.

La ansiedad no vive solo en la mente, vive en el cuerpo. En la respiración entrecortada, en la mandíbula apretada, en el insomnio, en la piel que reacciona, en el estómago que se cierra. Mi enfoque mezcla ciencia, cuerpo y emoción porque la ansiedad es una experiencia integral: nos afecta en pensamientos, sensaciones, vínculos, rutinas y también en lo que no sabemos nombrar. No se trata solo de calmar la mente, sino de enseñarle al cuerpo que ya no está en peligro.

María José Ortolà, psicóloga

María José Ortolà, psicóloga

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Desde su experiencia, ¿cuáles son los síntomas de ansiedad más frecuentes en la actualidad?

Uno de los mayores desafíos de la ansiedad es que muchas veces no se presenta como 'ansiedad'. No siempre es un ataque evidente. A veces es un mareo que no se va, una presión en el pecho, un pensamiento que se repite sin descanso. El miedo irracional a estar enferma, a morir, a perder el control, a estar 'volviéndose loca'. También son muy frecuentes las desrealizaciones o despersonalizaciones: esa extraña sensación de no estar del todo presente, como si el mundo o una misma fueran irreales.

Lo que muchas personas no saben es que esos síntomas son manifestaciones reales, pero no peligrosas, de un sistema nervioso que lleva demasiado tiempo en alerta. Cuesta creer que un mareo intenso, una opresión en la garganta o una sensación de confusión mental puedan tener que ver con la ansiedad, pero tienen que ver. El cuerpo también somatiza lo que la mente no ha podido sostener.

El cuerpo somatiza lo que la mente no ha podido sostener

María José Ortolà, psicóloga
María José Ortolà

¿Diría que la manera en la que se manifiesta la ansiedad ha cambiado en los últimos años? 

La ansiedad, en su esencia, no ha cambiado: sigue siendo la misma respuesta natural del organismo ante una amenaza, real o percibida. Los mecanismos neurofisiológicos siguen siendo los mismos. Lo que sí ha cambiado es la forma en que se dispara, la frecuencia con la que aparece y la manera en que la sostenemos.

Vivimos en una sociedad acelerada, comparativa y autoexigente. Un entorno donde nunca es suficiente, donde el descanso se culpa, la pausa se castiga y la productividad se idealiza. Y eso está teniendo un precio altísimo en nuestra salud mental. Hoy la ansiedad no se expresa solo como un ataque: a menudo se manifiesta como fatiga sin explicación, sensación de desconexión, irritabilidad constante o una tristeza sorda que no sabemos de dónde viene.

¿Qué diferencia hay entre sentir ansiedad 'normal' y tener un trastorno de ansiedad que necesita intervención?

La ansiedad, en su base, no es negativa ni patológica. Es una emoción básica, adaptativa, que nos prepara para responder ante el peligro. Todos la sentimos en determinados momentos: antes de una decisión importante, al hablar en público, etc. Esa ansiedad 'normal' aparece, cumple su función y se disipa. Pero cuando deja de ser puntual y se convierte en un estado constante o impredecible que interfiere en la vida diaria, en las relaciones, en el descanso o en el rendimiento, estamos ante algo más: un posible trastorno de ansiedad que necesita ser atendido.

También es importante prestar atención a los síntomas físicos y cognitivos que se intensifican: dificultad para respirar sin causa médica, taquicardias, mareos, pensamientos obsesivos, miedo a morir o a perder el control, despersonalización, entre otros. La diferencia, entonces, no está en la intensidad del síntoma, sino en cómo afecta a la vida de la persona, en su frecuencia, duración y en el nivel de malestar que genera.

La ansiedad, en su base, no es negativa ni patológica

María José Ortolà, psicóloga
María José Ortolà, psicóloga

¿Cómo podemos acompañar a un ser querido que sufre ansiedad sin invalidarlo ni empeorar la situación?

Acompañar a alguien que sufre ansiedad puede ser tan doloroso como vivirla. Porque a veces el malestar no se ve, no se entiende del todo o no responde a la lógica. Y eso genera frustración en ambas partes. Necesitamos recordar que acompañar no es salvar, no es tener todas las respuestas. Es estar. Con calma. Sin juicio. Sin exigir que el otro 'se calme' solo porque lo deseamos.

Frases como 'tranquilízate', 'no es para tanto' o 'yo también me pongo nervioso' suelen invalidar más que ayudar. Porque no conectan con la experiencia interna de quien sufre, sino con el deseo de que se pase rápido. Y la ansiedad no se pasa rápido, se atraviesa. Lo que más necesita una persona con ansiedad es saber que no está sola, que lo que siente es legítimo y que hay alguien al lado que no pretende arreglarla, sino sostenerla en ese proceso.

¿Qué mensaje le gustaría dejar a quienes hoy están luchando con su ansiedad y sienten que no avanzan?

A quienes hoy están atravesando la ansiedad y sienten que no pueden más, quiero decirles algo muy importante: se puede vivir de nuevo. No solo sobrevivir. Vivir de verdad. Lo sé porque lo he vivido. En mi piel, en mi cuerpo, en mi mente. Se puede volver. Con ayuda, con trabajo, con cuidado y con paciencia.

No hay fórmulas mágicas, pero sí hay caminos reales. Estoy muy agradecida, como profesional y como alguien que ha estado ahí, de acompañar a cientos de personas en este proceso con el objetivo de recordarles algo que quizás hoy se les ha olvidado: tú no eres tu ansiedad. Tú eres quien puede transformarla, amarla/te y vivir una vida plena.

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