Juanma García, experto en comunicación no verbal: “Hay gestos y actitudes corporales naturales que pueden hacer que de primeras no caigas bien a la gente”

Pocas cosas existen tan dolorosas como sentir que no le gustas a nadie. Un sentimiento que la mayoría vive en algún momento en su vida, pero que de ser más bien permanente puede afectar gravemente a la salud mental, haciendo disminuir enormemente la autoestima y la confianza en uno mismo.

Frases como “no gusto a nadie”, “no sé qué hago mal” o “no sé por qué no caigo bien” provocan que llegue un momento que la propia persona termine por aislarse, llevado por pensamientos negativos, inseguridades o experiencias pasadas de rechazo. Muchas veces todo esto es infundado, pero en otras ocasiones puede venir por la percepción externa de detalles en los que la persona en cuestión ni tan siquiera se había fijado; incluso si son actitudes o gestos que lleva haciendo durante años.

Esto es lo que afirma Juanma García, experto en comunicación no verbal y formando en la FBI en el arte de la negociación, que charla con Alex Boisset y Adrià Cruz sobre la importancia precisamente de estos gestos imperceptibles que perciben los demás y que pueden ser clave para estas primeras impresiones que determinarán si una relación funcionará o no con éxito.

“Los perfiles altos, como los de altivez, prepotencia, superioridad, jerarquía,... Eso, de inicio, cae fatal”, asegura García, que recomienda trabajar bien el escaneo previo. “También cualquier tipo de gesto que genere rechazo o que podamos interpretar como rechazo, que en ocasiones no es real”.

Como ejemplo, Juanma García cuenta cómo uno de esos microgestos casi imperceptibles determinó su relación con una persona. “En uno de los pueblos de mi niñez había un camarero que me caía mal. Yo no sabía por qué, porque era un gran profesional; una persona muy amable, muy atenta”, cuenta el experto.

Sin embargo, había algo de él que le generaba mucho rechazo. No fue hasta muchos años después, cuando se formó en comunicación no verbal, que se dio cuenta de lo que era. “Esta persona, su manera natural, estaba con las cejas elevadas y los párpados caídos. Es como si estuvieras rechazando y despreciando a la otra persona”.

García entendió el por qué no le caía bien el camarero, pero también que esa persona probablemente estaría preguntándose en su casa ese “por qué no caigo bien a nadie”. “Este tipo de actitudes corporales basales pueden ser innumerables”, asegura el experto. “Puede ser desde una persona que se le ve mucho la barbilla, a personas que sonríen muy poco...”

El experto va más allá, hablando también de otro factor que califica de “súper injusto”, pero que no se puede negar. “El ‘efecto halo’, que es un sexual cognitivo que hace que tú por ser más alto generarías más confianza que yo, que mido 1,70m; o que las personas guapas tengan penas judiciales menores que las personas feas, y hay evidencia científica de ello”, explica.

A pesar de que existen factores que no se pueden controlar, García insiste en que hay otros que sí se pueden trabajar. “Es responsabilidad controlarlos”, dice.