Nos pasamos la vida esperando que los demás actúen como nosotros lo haríamos: que llamen, que se disculpen, que valoren, que respondan. Pero en esa espera, muchas veces nos desgastamos, nos frustramos y perdemos el control sobre lo único que realmente podemos manejar: nosotros mismos.
La reconocida coach y autora Mel Robbins, experta en transformación personal, ha compartido una reflexión en uno de sus últimos vídeos en redes sociales, para reflejar uno de los pensamientos que más han cambiado su vida y guían todas sus acciones y relaciones: “Déjalos” y “Déjame a mí”. Estas dos frases, afirma, son el límite más claro, sano y liberador que podemos establecer.
“Este es el mejor límite del mundo: simplemente deja que los demás hagan lo que van a hacer”, explica Robbins. La coach señala que en lugar de desgastarnos emocionalmente tratando de controlar las acciones, pensamientos o decisiones de los demás, la propuesta es radical: aceptar que no tenemos ese poder. “No gastes ni desperdicies tiempo ni energía intentando controlar algo que, de todos modos, no puedes controlar”, insiste.

La coach señala que en lugar de desgastarnos emocionalmente tratando de controlar las acciones, pensamientos o decisiones de los demás, la propuesta es radical: aceptar que no tenemos ese poder
Robbins comparte que esta forma de ver la vida ha cambiado a millones de personas. De hecho, como ella misma bromea, “por eso tanta gente se lo tatúa por todo el cuerpo”. La frase también da nombre a su último libro, Déjalos. La razón es simple: las personas, a diario, nos decepcionan, nos frustran, nos ignoran o simplemente no actúan como esperamos. Frente a eso, repetir “déjalos” funciona como un recordatorio emocional de que no necesitamos reaccionar ni perder el equilibrio por lo que está fuera de nuestro control.
No gastes ni desperdicies tiempo ni energía intentando controlar algo que, de todos modos, no puedes controlar
Sin embargo, Robbins va más allá de esta primera capa. Porque, cuando uno comienza a aplicar este límite, también aparece una verdad incómoda: que muchas relaciones se sostienen únicamente por nuestro esfuerzo. “En cuanto dejas de hacer planes con tus amigos, te das cuenta de que nadie te invita a nada. O dejas de llamar a tu hermana y ves que ella nunca llama de vuelta”, explica. Y esa revelación puede ser dolorosa, incluso generar el sentimiento de soledad.
Por ello, la coach explica que allí entra la segunda parte de su propuesta: “Déjame a mí”. Según Robbins, esta frase es aún más transformadora porque pone el foco en la verdadera fuente de cambio: uno mismo. “Déjame preguntarme: ¿qué tipo de relación quiero tener? ¿Qué valores tengo? ¿Qué vida quiero construir?”, propone. En otras palabras, si algo te falta, no siempre es responsabilidad de los demás llenarlo. Es tu deber actuar en consecuencia y luchar por aquello que deseas.
El hecho de que tú seas quien siempre se comunica es justo lo que otra persona necesita como salvavidas
”¿De quién es la responsabilidad de crear lo que quieres en tu vida? Es tuya”, afirma con contundencia. Si no tienes una vida social satisfactoria, crea una. Si una relación familiar te frustra, comunica cómo te sientes y pide lo que necesitas. Y si aun así no hay reciprocidad, entonces vuelves a decir “déjalos”... y eliges cómo quieres actuar tú.
Para Robbins, este enfoque no se trata de resignación ni frialdad, sino de empoderamiento emocional. “En lugar de estar molesto con mi hermana, elijo ser yo quien lo haga. Porque a veces, tu regalo es que tú eres la persona proactiva y a veces, el hecho de que tú seas quien siempre se comunica es justo lo que otra persona necesita como salvavidas”, señala. Entender esto, sostiene, cambia la forma en que vivimos, nos relacionamos y afrontamos los desafíos del día a día.