Nacho Roura, neuropsicólogo: “Dormir con tu hijo no es solo compartir espacio, es construir un vínculo emocional, facilitar la autorregulación y brindar seguridad”

Crianza

Hay quienes defienden dormir con su hijo como un acto de amor y conexión, y quienes lo ven con preocupación, pensando en posibles consecuencias negativas para la autonomía infantil

Nacho Roura, neuropsicólogo

Nacho Roura, neuropsicólogo

Dormir con nuestros hijos sigue siendo uno de los temas más debatidos dentro de la crianza. Hay quienes lo defienden como un acto de amor y conexión, y quienes lo ven con preocupación, pensando en posibles consecuencias negativas para la autonomía infantil. En el pódcast Qué movida madre mía (#QMMM), el neuropsicólogo Nacho Roura lanza una reflexión que va más allá del debate: dormir juntos no es solo una elección de crianza, es una necesidad humana de conexión y regulación emocional.

Desde el inicio del episodio, Roura comparte una vivencia personal que muchos pueden reconocer: “Yo me acuerdo cuando era pequeño, ya durmiendo yo en mi cama, en un momento de pesadilla, me levantaba y le pedía a mi madre que fuera a dormir conmigo. Lo hice hasta los 10 e incluso a los 12 años”.

Colecho

Colecho

Yuri Arcurs YAPR

Lejos de verlo como algo problemático, el neuropsicólogo señala que este tipo de experiencias no solo son normales, sino muy humanas. “Que nadie haga la diferencia de que eso es malo per se, es que se está perdiendo un aspecto de la vinculación entre las personas, que no es otra cosa”.

Que nadie haga la diferencia de que eso es malo per se. Se está perdiendo un aspecto de la vinculación entre las personas

Nacho Roura, neuropsicólogo

Esta mirada se aleja de los discursos que condenan o patologizan el colecho. Roura nos invita a reconsiderar el valor del contacto humano como forma de autorregulación. Cuando un niño, o incluso un adulto, atraviesa un momento de angustia o miedo, el simple hecho de dormir acompañado puede tener un impacto importante. “Durmiendo juntos, se puede acompañar a alguien en un momento en el que esté mal, porque eso es una manera que tenemos de autorregularnos y hacer contacto humano”, añade en el episodio.

En una sociedad donde la independencia se valora a veces por encima de la conexión, estas palabras resuenan con fuerza. Dormir con nuestros hijos no es señal de dependencia ni debilidad, sino una herramienta más en la construcción del vínculo. Especialmente en los primeros años de vida, el contacto físico no solo calma, sino que también forma parte del desarrollo emocional y neurológico de los niños.

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Este enfoque del psicólogo pone el foco en las necesidades del niño. No se trata de seguir modas ni de aplicar recetas universales, sino de comprender que, para muchos bebés y niños, dormir acompañados forma parte de un proceso de crecimiento saludable. Roura concluye que lejos de “malcriar”, el contacto durante la noche puede ayudarles a convertirse en adultos más seguros, empáticos y emocionalmente estables.

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