El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
En este sentido, una de las grandes preguntas que surgen es: ¿cómo funciona la ansiedad y cómo nos llega a afectar tanto? Un asunto que ha querido resolver Pilar Sordo, psicóloga y escritora chilena, autora de libros como Un segundo de coraje, La libertad de ser quien soy o Educar para sentir, sentir para educar. Durante una intervención en Aprendemos Juntos 2030, el ciclo de conferencias de BBVA, la invitada apuntó a las claves principales.
“Lo primero que yo creo que tenemos que tener capacidad es darnos cuenta cómo estamos o qué pensamos frente a ese día a día. Cuando yo visualizo el futuro, siempre mi cuerpo se va a contracturar y se va a apretar, porque generosamente me protege de mi pensamiento. ¿Por qué? Porque mi pensamiento siempre es negativo”, exponía. Según su teoría, el organismo se tensa ante la creación de pensamientos negativos constantes.
“Cuando se aprieta mi cuerpo físico, lo primero que se aprieta es el sistema respiratorio, y al apretar el sistema respiratorio se genera angostura respiratoria, y por eso se llama angustia. Cuando mi aparato respiratorio se aprieta, yo lo que hago automáticamente es empezar a suspirar. ¿Qué genera esa angustia? Es mi pensamiento futurista. ¿Cómo se manifiesta la angustia? Quieta, en absoluta rigidez corporal”, profundizaba.

Ansiedad
Cuerpo encastado
“La otra versión del exceso de futuro es la ansiedad, que se vive absolutamente en forma inversa. Se vive en absoluto movimiento, con mucha inquietud motora, donde se te olvida y se te pierde todo, donde tienes la sensación de un hoyo adentro de la panza que tienes que llenar con algo porque tu cabeza está en el futuro y al perder contacto con el presente, te dispersas. La ansiedad siempre se va a vivir en movimiento, a diferencia de la angustia que se vive en absoluta rigidez corporal”, insistía.
“Para salir de la angustia hay que moverse, porque eso es lo que te hace que el pensamiento negativo o futurista se te desbloquee. Y para salir de la ansiedad hay que respirar y mantenerse quieta para volver al presente”, sentenciaba.