¿Y si la solución para mejorar tu digestión estuviera en un simple vaso de agua con gas? La nutricionista Blanca García-Orea, conocida por su enfoque divulgativo y directo en redes sociales, ha explicado en su cuenta de Instagram (@blancanutri) cómo esta bebida —habitualmente asociada al placer de una comida o a una alternativa sin alcohol— puede tener efectos beneficiosos en el sistema digestivo si se toma con moderación y en el momento adecuado.
“El agua con gas puede ayudarte a expulsar tus gases, mejorar tus digestiones y, por tanto, a disminuir la hinchazón abdominal”, asegura.
Según detalla la experta, la clave está en su contenido en dióxido de carbono, que al llegar al estómago se transforma en ácido carbónico. Esta sustancia estimula a su vez la secreción de ácido clorhídrico, un componente esencial en la digestión. “Esto es importante porque el ácido clorhídrico es clave para digerir los alimentos, especialmente las proteínas, y también para absorber vitaminas y minerales”, explica Blanca.
Cuando el estómago no tiene suficiente acidez —algo más común de lo que se piensa—, pueden aparecer síntomas como hinchazón, gases, digestiones pesadas, reflujo o sensación de plenitud prolongada. Por eso, un pequeño estímulo como un vaso de agua con gas antes de comer puede ayudar a poner en marcha el proceso digestivo de forma natural.
Un vaso pequeño antes de comer puede marcar la diferencia
Tomado en el momento adecuado, el agua con gas estimula la producción de ácido gástrico y favorece la digestión
Blanca lo deja claro: la cantidad importa. “Un vasito pequeño antes de comer puede ayudarnos a activar la digestión”, señala. Sin embargo, tomar más de un vaso podría tener el efecto contrario, ya que un exceso de gas en el tracto digestivo puede provocar distensión abdominal o incluso agravar la sensación de hinchazón.
Por tanto, la clave no está en abusar, sino en usar el agua con gas como una herramienta puntual y bien dosificada dentro de una alimentación consciente.
El agua con gas puede ayudarte a expulsar gases, mejorar tus digestiones y, por tanto, a disminuir la hinchazón abdominal”
Aunque no existen estudios masivos sobre el uso clínico del agua con gas para estimular la secreción de ácido clorhídrico, varias investigaciones apuntan a su potencial digestivo. Un estudio publicado en The European Journal of Gastroenterology & Hepatology (2002) concluyó que el agua con gas puede mejorar los síntomas de dispepsia funcional y estreñimiento en personas con trastornos digestivos leves. Otro artículo de revisión en Medicina Clínica (2018) destaca que el dióxido de carbono en el agua carbonatada estimula los receptores gástricos, lo que podría favorecer el vaciamiento gástrico y la secreción ácida.
Eso sí, como recuerda Blanca García-Orea, cada cuerpo es distinto, y no todas las personas toleran bien las burbujas. “Hay personas con colon irritable o patologías digestivas más complejas que pueden no beneficiarse de este consejo”, indica en otros vídeos divulgativos. Por eso, si tienes molestias digestivas frecuentes, es recomendable consultar con un profesional antes de modificar hábitos de forma sistemática.
Lejos de ser una moda o una superstición nutricional, la propuesta de Blanca se enmarca dentro de una corriente creciente: usar pequeños gestos cotidianos para mejorar la salud digestiva, sin recurrir a suplementos innecesarios o soluciones extremas.
Tomar un pequeño vaso de agua con gas antes de comer —y no durante ni después— podría ayudar a quienes sufren de digestiones lentas, hinchazón o sensación de saciedad precoz. Como siempre, la clave está en la dosis, el momento y la escucha activa del cuerpo.
Un hábito sencillo, barato y accesible… que, bien aplicado, puede marcar la diferencia entre una digestión pesada y una comida disfrutada.