Andrés Sánchez Yagüe, doctor del aparato digestivo: “Las vacaciones alteran el ritmo intestinal, favorecen digestiones irregulares y pueden descompensar enfermedades crónicas”
Atención en verano
El especialista anotó una serie de pautas a seguir para evitar complicaciones ante los días más críticos
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Andrés Sánchez Yagüe, doctor del aparato digestivo
Nos acercamos a los últimos días del mes de agosto, y las temperaturas han vuelto a pasar factura en distintos puntos de la Península Ibérica. Después de Andalucía, Catalunya se vio afectada por una ola de calor en los últimos días, con termómetros que superaron los 40 grados en determinadas poblaciones. Un sofoco que incita a hidratarse al máximo, refrescarse en la playa o la piscina, ir más ligeros de ropa o ajustar la dieta.
Y es que a alimentación es un mundo lleno de curiosidades, misterios, descubrimientos y platos deliciosos, especialmente en verano. Sin embargo, algunos de ellos podrían comportar algún que otro problema a la hora de consumirlos, sea por su mal estado por afectaciones derivadas del calor. Andrés Sánchez Yagüe, doctor especialista del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Marbella, realizó una serie de apuntes destacados.
Viandantes soportan las altas temperaturas por las calles de Málaga
Según sus palabras, las consultas más frecuentes en verano incluyen afectaciones como “digestiones pesadas, acidez, hinchazón, diarreas”, mientras que las más graves apuntan a “brotes de enfermedades crónicas como el colon irritable, la enfermedad de Crohn o la gastritis”. “Las altas temperaturas, los cambios en la conservación de los alimentos, el aumento de comidas fuera de casa y el consumo de productos en mal estado pueden empeorar los síntomas”, destacaba.
Sánchez Yagüe también se pronunció al respecto de los viajes al extranjero, durante los cuales suelen producirse los mayores problemas debido a las diferencias culturales. “Es clave evitar agua no embotellada, frutas sin pelar y alimentos callejeros en países con menor control sanitario. Las vacaciones alteran el ritmo intestinal, favorecen digestiones irregulares y pueden descompensar enfermedades crónicas”, añadía.
Bacteria del género de los lactobacilos, que abundan en el aparato digestivo humano
La regularidad es la clave
El doctor destacaba que la clave más importante se encuentra en “mantener horarios regulares, hidratarse bien, evitar excesos, extremar la higiene y escuchar al cuerpo”. En este sentido, existen una serie de síntomas que, desde su punto de vista, no deberían ignorarse: “Fiebre alta, vómitos persistentes, diarrea con sangre, dolor abdominal intenso o signos de deshidratación”. En verano, el agua fría es un elemento indispensable para sobrevivir.
“Hay una cosa muy interesante en la exposición al agua fría. Es una de las formas más fáciles de exponerse a algo muy, muy difícil. Si observamos una actividad dopaminérgica, la regla fundamental es que tiene que haber un esfuerzo para que haya una recompensa. Cuanto más grande sea el esfuerzo, más duradera será la curvatura de la dopamina. Así que si decides hacer ejercicio en vez de quedarte mirando las redes sociales, te subirá más la dopamina y también tardará más tiempo en bajar”, desvelaba la neurocientífica Nicole Vignola.