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Isabel Viña, médico y divulgadora: “A diferencia de lo que se cree, hay varias causas por las que sudamos en verano, mucho más allá de que haya calor en el ambiente”

COMPRENDER NUESTRO CUERPO

En verano, el sudor se convierte en protagonista indeseado de nuestro día a día, pero hay aspectos de la salud que pocas veces se tienen en cuenta

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Isabel Viña, médico y divulgadora

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Cuando las temperaturas suben, la mayoría de personas atribuyen la sudoración al simple calor ambiental. Sin embargo, la médica y divulgadora Isabel Viña recuerda que el cuerpo humano es bastante más complejo y que el exceso de sudor puede estar ligado a otros factores que nada tienen que ver con el termómetro.

En un vídeo publicado en sus canales de divulgación, Viña explica que existen varias razones médicas y farmacológicas que pueden disparar la transpiración. “El hipertiroidismo, la etapa de la perimenopausia y la diabetes, especialmente en quienes se tratan con insulina, pueden generar hipersudoración”, apunta la especialista, recordando que en muchos casos el organismo reacciona a cambios internos más que al ambiente exterior.

Las personas que reciben tratamiento con insulina,  sobre todo por las alteraciones del azúcar en sangre ya que puede producir sudoración

El proceso, según detalla, tiene mucho que ver con el sistema hormonal. Durante la perimenopausia, por ejemplo, el hipotálamo —nuestro “termostato interno”— necesita reajustarse a la nueva situación. Ese desajuste puede traducirse en un aumento repentino de calor corporal y, en consecuencia, en un exceso de sudor.

Pero no solo las hormonas juegan un papel. Viña señala que algunos tratamientos farmacológicos, aunque necesarios, tienen efectos secundarios que conviene conocer. Antiinflamatorios habituales como el ibuprofeno o el naproxeno, ciertos analgésicos opiáceos como el tramadol o el fentanilo, e incluso antidepresivos muy recetados como fluoxetina, paroxetina o venlafaxina, pueden provocar un incremento de la sudoración. “Esto no significa que debamos dejar de tomarlos, sino que nos ayuda a entender por qué ocurre lo que ocurre”, recalca la doctora.

Muchas veces los fármacos son obviamente necesarios pero tienen efectos adversos  

Sudar y el bipedismo son factores claves en la evolución humana.

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Más allá de la cantidad de sudor, Viña también hace hincapié en otro detalle que suele preocupar a muchas personas: el olor corporal. Según explica, algunas alteraciones hormonales pueden modificar el aroma del sudor. Y, como truco de divulgadora, añade que la clorofila en cápsulas o comprimidos puede ser una ayuda natural para quienes buscan mejorar este aspecto.

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El mensaje de fondo es claro: sudar no siempre es sinónimo de calor. El organismo puede estar dando pistas de desequilibrios hormonales, reacciones a medicamentos o cambios vitales como la menopausia. Comprender estas señales, dice Viña, permite dejar ver la compleja maquinaria interna que regula nuestro bienestar.