El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Las relaciones personales son las más complicadas de gestionar en este sentido, en especial cuando una de las dos partes no actúa igual que la otra. Un apunte que ha destacado la psicóloga y divulgadora Sílvia Congost, quien comparte habitualmente sus conocimientos a través de las redes sociales. Mediante un vídeo publicado en TikTok e Instagram, la experta reflexionaba sobre las distintas fases por las que se puede pasar en un vínculo.
“Todas las relaciones, todas las relaciones que duran a lo largo del tiempo, que se mantienen, pasan por tres fases. Armonía, desequilibrio y reparación. Todas. Y siempre es así. Y es así constantemente. No puedes pretender estar en un estado de armonía constante porque no va a ser así, porque somos seres vivos. Cambiamos, estamos en constante proceso de evolución, tenemos cambios emocionales, nos pasan cosas, nos alteramos”, comentó.
“Lo importante es entender que eso va a ser así y la importancia está en la capacidad de reparación que tengamos. No podemos evitar desequilibrarnos en algún momento, pero las parejas que duran y se mantienen y siguen felices es porque tienen la capacidad de reparar ese desequilibrio y volver otra vez a la armonía. Y eso se consigue con estrategias para volver a conectar con la otra persona”, añadía.
Elementos esenciales
“Si no hay admiración, no hay pasión, no hay respeto, ¿qué hay? No hay nada. No queda nada, y no queda ningún motivo para mantenernos en esa historia, no queda ningún motivo que nos mantenga unidos. Dices que cuando dejas a esa persona te invade la culpa y luego vuelves otra vez vuelves por pena. Yo tengo un libro que se llama La llave de las emociones, en él explico las tres emociones que nos mantienen casi siempre aferrados a una relación en la que hay dependencia”, contaba en otra entrevista.
“Es la culpa, la pena y el miedo. Suelen ser tres emociones que están muy presentes en ese tipo de relaciones, y por las que a veces nos cuesta muchísimo soltar. Pero claro, tú tienes que analizar qué es lo que te mantiene ahí. O sea, tú no puedes quedarte a su lado por pena, porque luego a quién tienes que analizar, si te da pena es a ti mismo. Tú te tienes que mirar, tú tienes que permitirte sentir, qué es lo que sientes hacia ti cuando estás decidiendo quedarte al lado de alguien”, insistía.