Más del 60% de nosotros sufrirá dolor lumbar en algún momento de la vida. Sin duda, es la principal causa de discapacidad en todo el mundo.
La columna vertebral está formada por 33 huesos llamados vértebras, apilados uno sobre otro. Esta columna se divide en cinco segmentos: cervical (en el cuello), torácico (a la altura del pecho), lumbar (a la altura del abdomen) y sacro (conectado con la pelvis). El quinto, el cóccix, se encuentra en la base de la columna (el “hueso de la cola”) y resulta muy doloroso cuando se lesiona.
Las vértebras se conectan mediante múltiples articulaciones, incluidos los discos, que permiten que la columna se mueva en diferentes direcciones. Aunque podamos pensar que debería ser recta, la columna se curva de forma natural hacia delante y hacia atrás para poder cumplir todas sus funciones importantes.
Pero muchas condiciones pueden hacer que la columna se curve más de lo que debería. Esto no solo puede provocar dolor, sino también una serie de problemas de salud asociados.
Joroba de viuda
La columna también soporta el peso del cuerpo, protege la médula espinal y permite que el cuerpo se doble, se flexione y gire. La región torácica se une a las costillas y presenta una curvatura natural hacia atrás, conocida como cifosis torácica.
A veces, sin embargo, esta curva se acentúa y se hace más visible, a menudo como resultado de la osteoporosis (cuando los huesos se debilitan), de cambios relacionados con la edad en los músculos y las vértebras de la espalda, o de una mala postura mantenida en el tiempo.

Dolor de espalda
El nombre médico de esta condición es hipercifosis, aunque a veces se la conoce como “joroba de viuda”, ya que es entre dos y cuatro veces más común en mujeres.
Una postura encorvada, con los hombros redondeados (o apariencia de “chepa”), suele ser un signo de hipercifosis. En algunos casos, puede llegar a ser tan grave que afecte a la respiración, ya que el pecho no puede expandirse bien. También puede influir en la deglución, ya que el cuello se horizontaliza y el esófago puede estrecharse.
Y, por supuesto, suelen aparecer dolor y rigidez. Este es un denominador común en la mayoría de los pacientes con curvaturas anormales de la columna: las vértebras pierden movilidad y los nervios que salen de la médula pueden comprimirse.
Escoliosis
Otro tipo de deformidad que puede aparecer en la columna afecta no solo a la flexión hacia adelante y hacia atrás, sino también lateralmente.
La escoliosis se produce cuando las vértebras se curvan hacia un lado, giran unas respecto a otras o se colapsan. Esto genera distintos tipos de deformidades, de diferente tamaño y gravedad.
Las causas de la escoliosis son variadas. En algunos casos, los huesos pueden deformarse por traumatismos, cáncer o una infección (como la tuberculosis). También puede estar presente desde el nacimiento o surgir a raíz de trastornos neurológicos en la infancia, como la parálisis cerebral.
Además de dolor de espalda, los pacientes pueden notar signos posturales a medida que evoluciona la escoliosis: los omóplatos o las costillas pueden sobresalir más, y la ropa puede quedarles desigual en el cuerpo.
Vértebras desplazadas y fusionadas
En cualquier parte de la columna, una vértebra puede desplazarse como consecuencia de traumatismos, del desgaste o de ciertas condiciones de salud (como la osteoporosis). En lugar de permanecer alineada, se desliza hacia delante. Esta condición se denomina espondilolistesis.

Escoliosis
Este desplazamiento puede provocar compresión nerviosa. Si se comprime el nervio ciático —el más largo del cuerpo humano—, aparecen síntomas de ciática: dolor, hormigueo o entumecimiento en la parte posterior de la pierna o la nalga.
En ocasiones, las vértebras lumbares también pueden fusionarse anormalmente. Una enfermedad llamada espondilitis anquilosante provoca inflamación en las articulaciones y discos de la columna, que con el tiempo se endurecen.
Otro nombre para esta condición es “columna en caña de bambú”, ya que la rigidez hace que la columna se asemeje a un tallo de bambú.
Cómo manejar el dolor de espalda
El tratamiento de estas condiciones —y del dolor que provocan— dependerá en gran medida del tamaño de la deformidad y de su causa. Incluso una pequeña deformidad espinal puede ser significativa.
En el caso de la escoliosis, por ejemplo, los corsés pueden ayudar a corregir la columna en pacientes jóvenes con defectos menores. Pero en deformidades mayores, o cuando los corsés no funcionan, suele ser necesaria la cirugía correctiva.
Cuidar la postura y la salud ósea también ayuda a prevenir problemas de columna en el futuro. Hacer ejercicio para fortalecer la espalda y los hombros y evitar encorvarse son medidas útiles.
Controlar enfermedades asociadas, como la osteoporosis, mediante dieta, medicación y entrenamiento de resistencia, también puede ayudar. En otros casos, puede requerirse intervención quirúrgica, por ejemplo, para descomprimir nervios atrapados o presionados.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.