Encontrarse con una tonalidad verdosa en la patata después de pelarla y, pese a ello, tomar la decisión de consumirla de todas formas puede convertirse en una resolución que traiga consigo consecuencias negativas para la salud. Aunque pueda parecer algo inofensivo, su consumo podría acabar por provocar una intoxicación alimentaria, con toda una serie de síntomas asociados. Elena Monje, farmacéutica, lanza una advertencia clara: “Si alguna vez te encuentras una patata que tiene brotes o está verde, no te la comas, porque podrías intoxicarte”. Al igual que sucede con cualquier otro alimento, las patatas deben conservarse bajo unas condiciones adecuadas para garantizar su buen estado, en un lugar fresco, oscuro y ventilado. “Las patatas son unos tubérculos que crecen bajo tierra en ausencia de luz, y, si en casa no las conservamos de manera correcta, pueden estropearse”, explica la especialista.
Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), la recomendación es que las patatas se almacenen a una temperatura que no sea inferior a los 8 grados, por lo que no hay que meterlas en el frigorífico. Si se exponen al sol o a otras condiciones inadecuadas, las patatas pueden presentar tonalidades verdosas, por lo que no se aconsejaría su consumo. “Cuando las patatas se han puesto verdes es un indicativo de que pueden contener sustancias dañinas para los humanos”, señala Elena Monje. Por lo que, si estas son consumidas en gran cantidad, el resultado sería un impacto perjudicial para el organismo. “Podrías tener síntomas de intoxicación, como dolor abdominal, vómitos, náuseas, alucinaciones o visión borrosa”, advierte la farmacéutica.
¿Por qué puede ser dañino para la salud el consumo de patatas que están verdes?
Si las patatas se almacenan en un lugar donde reciben la exposición a la luz solar, esta provocará que adquieren una tonalidad verdosa. El motivo tiene que ver con que la luz del sol activa la producción natural de dos sustancias: la chaconina o la solanina, tal y como menciona la farmacéutica. Estas son las causantes de que se produzca una intoxicación alimentaria, y diversos síntomas de malestar, cuando se consumen patatas con zonas verdes, donde se encuentran ambas toxinas.
La chaconina y la solanina actúan como un mecanismo de defensa de las patatas, para mantener alejados a los insectos y otros animales. Al ser consumidas, estas sustancias desencadenan trastornos gastrointestinales, sin embargo, en casos graves pueden surgir complicaciones como parálisis, insuficiencia respiratoria y hasta el coma y la muerte, advierte la Aesan.