Ayse Burcin Baskurt, psicóloga: “Nuestra capacidad de esperar es una forma clave de poner a prueba el autocontrol”

Autocontrol

En ciertas culturas, esperar se considera pasivo o ineficiente; en otras, se ve como algo poderoso y transformador

Ayse Burcin Baskurt, psicóloga:

Ayse Burcin Baskurt, psicóloga: “Nuestra capacidad de esperar es una forma clave de poner a prueba el autocontrol”

Esperar puede ser aburrido, por eso normalmente hacemos todo lo posible por evitarlo. Llenamos los momentos de espera con algo que mantenga nuestra mente ocupada: navegar por las redes sociales, leer noticias o escuchar un podcast.

Pero esperar no siempre es negativo. La investigación muestra que puede ser beneficioso, ya que mejora el autocontrol, una habilidad importante para numerosos aspectos sociales, cognitivos y de salud mental.

El autocontrol se refiere a la capacidad de una persona para regular sus pensamientos, emociones y comportamientos cuando los objetivos a largo plazo entran en conflicto con las tentaciones a corto plazo.

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El autocontrol tiene una importancia amplia —ya sea en la escuela o en el trabajo— debido a sus implicaciones en el aprendizaje, la toma de decisiones, el rendimiento, las relaciones sociales y el bienestar. Esta habilidad es clave para resistir la tentación en estos contextos.

Nuestra capacidad de esperar es una de las formas principales en que se pone a prueba el autocontrol.

Esto puede incluir pausar antes de responder a un correo que nos ha molestado, o resistir la tentación de comer un alimento poco saludable cuando intentamos llevar una dieta más sana. Ambos son ejemplos de ejercer autocontrol y crear un espacio entre el impulso y la acción.

El autocontrol es fundamental en la vida

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La investigación muestra que incluso pequeñas demoras o pausas, como pedir comida con antelación o esperar antes de hacer una compra, pueden enfriar los impulsos y ayudarnos a priorizar objetivos a largo plazo.

A pesar de la atención que recibe el autocontrol en diferentes campos de la psicología, esperar como constructo independiente no ha recibido tanta atención. Aun así, lo que se ha investigado indica que esperar puede ofrecer beneficios similares.

Por ejemplo, algunos estudios han analizado el efecto del silencio en las conversaciones de coaching, donde el silencio actúa como una forma de espera. Cuando la persona que ha recibido una pregunta hace una pausa antes de responder, esto le da tiempo para procesar sus pensamientos. 

Esto puede ayudar a comprender mejor sus emociones, recordar experiencias o aclarar situaciones confusas. De este modo, el silencio cumple un propósito en la comunicación: permite escuchar mejor, reflexionar o protegerse.

Los momentos de espera pueden crear espacio para la reflexión. Tener la oportunidad de reflexionar sobre nuestras acciones, emociones y experiencias puede estimular ideas, concentración profunda y creatividad.

La reflexión y la serenidad es uno de los aprendizajes que a menudo aparecen con la edad

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Existen diferencias personales y culturales en la percepción del tiempo durante la espera. Para algunas personas, esperar puede resultar incómodo o frustrante, especialmente para cerebros que buscan estimulación constante. En ciertas culturas, esperar se considera pasivo o ineficiente; en otras, se ve como algo poderoso y transformador.

Estas diferencias implican que esperar se perciba y practique de manera distinta, y que los beneficios se manifiesten de formas diversas.

El valor de esperar

Para aprovechar los beneficios del autocontrol, resistir impulsos y valorar los momentos de espera, necesitamos reconocer el valor de esperar. Aquí hay algunos consejos basados en la psicología positiva para practicarlo de manera más consciente y mejorar nuestro bienestar:

1. Disfrutar la anticipación

¿Alguna vez compraste una entrada para un evento y disfrutaste más la espera que el propio evento? ¿O sentiste emoción al contar los días para unas vacaciones de verano con amigos?

Parte del placer de esperar algo emocionante está en la anticipación misma. La investigación muestra que saborear lo que esperamos nos ayuda a prolongar el disfrute. Cada vez que pensamos en ello, obtenemos pequeñas dosis de alegría. Visualizar el concierto, el viaje o cualquier evento que deseemos hace que esperar sea menos un obstáculo y más una extensión de la experiencia.

2. Gratitud

Hay muchos momentos en la vida donde no hay otra opción que esperar, por ejemplo, mientras esperamos los resultados de un análisis médico. Pero estos momentos también pueden ser una oportunidad para sentir gratitud.

Hacer una pausa para reflexionar sobre aquello por lo que estamos agradecidos puede transformar la espera: de frustración o ansiedad a aprecio.

3. Dar sentido

En lugar de ver la espera como un inconveniente, intenta reformular tu perspectiva.

La próxima vez que estés atrapado en el tráfico o en una fila larga, en lugar de considerarlo una molestia, míralo como una oportunidad para descansar, pausar o reflexionar. Conectar la espera con un sentido de propósito le da dirección y significado.

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4. Mindfulness

Los momentos de espera irritante pueden ser señales para practicar mindfulness. Esto implica prestar atención plena al momento presente, observándolo con curiosidad y aceptación.

Notar intencionadamente lo que ocurre en nuestro interior y alrededor puede convertir una circunstancia molesta en un mini chequeo personal y oportunidad para recargar energías. Esta práctica puede incluso mejorar el bienestar, ayudando a relajarse y regular emociones.

No se trata de buscar más oportunidades para simplemente sentarse a esperar. Más bien, se trata de ver el valor de los momentos en los que debemos esperar y de hacer que estos momentos sean más manejables y agradables.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

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