La alimentación es un mundo lleno de curiosidades, misterios, descubrimientos y, sobre todo, platos deliciosos. Cada cultura tiene una forma distinta de comer, usando distintos ingredientes y métodos de elaboración. Sin embargo, algunos de ellos podrían comportar algún que otro problema a la hora de consumirlas. Una de las grandes cuestiones es la forma de conservarlos, especialmente si deben permanecer en el frigorífico o el congelador.
Sin embargo, no todos aguantan del mismo modo, llegando a provocar serios problemas en la salud de una persona si no se gestionan adecuadamente. Cristina Lora, experta en seguridad y tecnología alimentaria, estudiaba la cuestión en el podcast de Hábito Zero, centrándose en la figura de las embarazadas como grupo de riesgo. La divulgadora se centraba en recordar que todos los alimentos cuentan con determinados microorganismos en su interior.
“Sí que es verdad que las embarazadas, el problema que tienen es que los alimentos crudos tienen un alto contenido en microorganismos, sobre todo en la listeria monocitógene, que provoca esta enfermedad de transmisión alimentaria que se llama listeriosis. Es la que más le ataca a este grupo de riesgo, que en concreto hablamos de las embarazadas. ¿Qué pasa? Que esta listeria se encuentra en carnes crudas, en pescado crudo”, aportaba.
“Todos los alimentos, no solo tienen listeria, tienen salmonela, tiene coli, tienen un montón de microorganismos y sin hablar ya de parásitos, ¿de acuerdo? Entonces, al final el hecho de que una embarazada se coma un alimento que esté contaminado puede provocar malformaciones en el feto. O sea, ya es que no es problema de la embarazada, o sea de la madre en sí, es las consecuencias que tiene a nivel del feto. Al final pueden ser malformaciones, incluso hasta la muerte”, sonaba.
Suelta el cronómetro
Lora también abría otro capítulo de microorganismos con la famosa regla de los cinco segundos: “La teoría tal cual te dice que los microorganismos no entienden de cronómetros. Una bacteria al final no entiende de ha pasado cinco segundos, no ha pasado uno, siete, no. Al final, en el momento en el que entra en contacto esa superficie con ese alimento, ya hay una contaminación. Pero como tú muy bien has dicho, depende, ¿no?”.
“Es decir, incluso yo que soy tecnóloga experta en seguridad alimentaria, yo también hago cosas que dentro de la teoría, bueno, pues intento no siempre cumplirlo, ¿no? Entonces, ¿de qué depende? Como tú has dicho, el suelo, hombre, no es lo mismo que se me caiga en un callejón a que se me caiga en mi casa, que al final controlo la limpieza del suelo. Y es muy importante el tipo de alimento, es decir, si el alimento es seco, esa contaminación no es tan eficaz”, aclaraba.


