La infancia y la adolescencia son etapas fundamentales en la vida de una persona. Durante ese período, se construyen las bases emocionales, cognitivas y sociales que acompañarán al individuo durante su existencia. Por este motivo, los expertos advierten que tanto el entorno familiar como el escolar tienen un gran impacto en el desarrollo de la personalidad de los más jóvenes.
Numerosos psicólogos infantiles y expertos en crianza insisten en que la manera de educar y acompañar a los niños y adolescentes marcará para siempre sus vidas, por lo que los padres y tutores deben tomar conciencia de su influencia. Varios especialistas, como Alberto Soler, han explicado en numerosas ocasiones que los niños deben recibir una educación basada en el respeto, la comprensión y la confianza, lo que les proporcionará seguridad para afrontar los desafíos que puedan surgir.
Padres educan a su hija
En una de sus últimas publicaciones en redes sociales, la psicóloga Milena González compartió una profunda reflexión para explicar a su audiencia cómo gestionar los conflictos con los niños y destacar la importancia de reparar, incluso cuando el adulto es quien se equivoca.
''Cuando grites a tu hijo o lo trates de forma poco amable, no hagas como si nada hubiera pasado y no sigas actuando con normalidad. Muchos de nosotros venimos de familias en las que la forma de pedir perdón era no volver a tocar el tema nunca más, por lo que aprendimos a tragarnos nuestras emociones y a ignorar lo que sentimos. Por eso, cuando nos equivocamos hoy con nuestros hijos, nos cuesta muchísimo reparar'', comenzó explicando la divulgadora.
Según González, es común que muchos padres de su generación vean el pedir perdón como signo de debilidad y el acercamiento con los hijos para reparar como un símbolo de falta de autoridad, por lo que optan por ignorar el tema, autoconvenciéndose de que no tiene tanta importancia.
En el clip que compartió en Instagram y TikTok, la experta explicó que, aunque los padres actúen como si nada, los hijos sufren en silencio: ''Pueden parecer tranquilos, pueden seguir jugando o hablando, pero dentro de ellos algo se quedó sin cerrar. Cuando un adulto grita o reacciona con dureza, lo que duele no es solo el grito, sino el silencio que viene después. Esa actitud, como si nada hubiera pasado, enseña a reprimir y a no reparar''.
Fallar es humano
Con su publicación, la psicóloga quiso mostrar a su audiencia que es normal equivocarse y que es positivo que los niños vean que sus 'héroes' no son perfectos, sino que también cometen errores y piden disculpas.
Finalmente, aconsejó a todos los padres que, tras vivir un conflicto así, se acerquen a sus hijos cuando estén calmados, validen sus sentimientos e intenten, mientras establecen una conexión profunda, hacerles ver que sienten haber reaccionado de esa manera.
